“Escuchando a Arrimadas en el debate de T5 solo puedo desearle que cuando salga esta noche la violen en grupo, porque no merece otra cosa semejante perra asquerosa”. Este es el mensaje que una usuaria de Facebook decidió plasmar en su muro de la red social dirigiéndose a la presidenta de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas. Antes del duro texto, la internauta sabía que su decisión tendría repercusiones: “Sé que me van a llover críticas de todos lados, sé que lo que voy a decir es machista y todo lo que se quiera…”. Esto compartió la usuaria, aunque quizá no se imaginaba hasta dónde llegarían esas repercusiones.
Las leyes se han vuelto más estrictas con los hechos que conllevan una incitación a los delitos de odio y violencia. Son de sobra sabidos los recientes casos en los que ciudadanos han sido penalizados por realizar comentarios humillantes o vejatorios en las redes sociales. En este caso, se ha valorado la doble cara del ataque que la usuaria lanzó a Arrimadas. La controversia llegó cuando la política compartió el mensaje que había recibido mostrando el nombre, los apellidos y la fotografía de quien la increpó. Este hecho ha sido valorado por muchos como un pago con la misma moneda a un presunto delito denunciado. La respuesta a una presunta incitación a la violencia transgrediendo otro, el de la intimidad y derecho a la propia imagen.
Vozpópuli ha hablado con Esteban Arribas, presidente del Movimiento contra la Intolerancia y secretario general del Consejo de delitos de odio, quien desde el primer momento aconsejó a Arrimadas que se querellara contra quien había escrito tal mensaje: “Mi consejo es que lo ponga en conocimiento de la Fiscalía de delitos de odio”. “Inés Arrimadas ha sido víctima de una incitación al oído o a la violencia, para mí, una presunta acción delictiva”, afirma.
“Ahora lo que estamos observando es que este tipo de comportamientos se está generalizando”, cuenta Ibarra. No solo se ha desarrollado este tipo de comportamientos contra personas dedicadas a la política, personas de toda índole han sufrido el ataque de este tipo de conductas. “Se trata de una intolerancia hacia el distinto, hacia el diferente. Da la impresión de que vale todo y que en ese ‘vale todo’ están vulnerando la dignidad y los derechos fundamentales de las personas”, afirma el presidente de la organización. “Es un estilo que se está expandiendo por las redes de una manera absolutamente inmoral”, añade.
La libertad de expresión no es un eslogan para amparar lesiones y daños contra la dignidad de las personas y su integridad física y moral”
El debate llega cuando se enfrentan dos derechos fundamentales del ser humano: el derecho a la defensa ante un delito de incitación al odio frente al derecho a la libertad de expresión. “La libertad de expresión no es un eslogan para amparar lesiones y daños contra la dignidad de las personas y su integridad física y moral”, asevera Ibarra. Los límites están establecidos, aunque queden lagunas y el control de las nuevas tecnologías sea casi imposible. En la declaración de los derechos humanos se muestra que ninguna libertad puede ser utilizada para vulnerar los derechos de los demás. “Ese es el límite y es fácil cumplirlo”, apuesta Ibarra.
El presidente de Movimiento contra la Intolerancia explica que se puede criticar a una política, a una religión, a un planteamiento o a unas ideas, pero no se posee “autorización” para “dañar la integridad de otros”. “Es muy importante trasladar a la opinión pública que la libertad de expresión no puede generar impunidad para agredir a las personas”, dice.
No vulnerar otro derecho en la respuesta
Sin embargo, Ibarra argumenta que en el caso de Inés Arrimadas la respuesta de la política al post de la internauta no fue la más correcta. La de la formación naranja capturó el mensaje en el que se le deseaba una “violación en grupo” y lo compartió en su perfil de Twitter alegando que denunciaría a la autora. El nombre y la fotografía de la misma corría por internet como la pólvora, su perfil ya estaba grabado en la red.
Aquí una muestra clara de odio. Voy a denunciar a esta señora.No solo por lo q me dice a mí sino por todas las mujeres que han sido violadas pic.twitter.com/AGn0oFW9Oa
— Inés Arrimadas (@InesArrimadas) September 5, 2017
Son dos cosas distintas, explica Ibarra, “no hay que cometer ningún delito de odio, pero la respuesta a ese delito no puede ser la transgresión de unos derechos fundamentales”. Arrimadas pudo haber vulnerado el derecho a la intimidad y propia imagen de la autora del post. “La persona que ha cometido el delito de odio también tiene derechos, eso no se debe olvidar”, afirma. “Eso de actuar con el ojo por ojo y el diente por diente es recuperar la ley del tailón -se habla de la ley del talión para significar el “ajuste de cuentas” o el ejercicio de la venganza-, y eso está francamente mal (…) Se puede transgredir esa legalidad que ellos están denunciando y se pueden encontrar con una denuncia en sentido contrario”, añade.
Educando a otros en derechos humanos, se educa uno a sí mismo”
Otro de los puntos que caló en los medios y en las redes es que la internauta fue inmediatamente despedida de su puesto de trabajo, hecho que se contempla en cierto modo en el artículo 510 del Código Penal. En el mismo se reza:
“En todos los casos, se impondrá además la pena de inhabilitación especial para profesión u oficio educativos, en el ámbito docente, deportivo y de tiempo libre, por un tiempo superior entre tres y diez años (…) atendiendo proporcionalmente a la gravedad del delito, el número de los cometidos y a las circunstancias que concurran en el delincuente”.
Para Ibarra, la decisión de la empresa Tinsa, para que la que trabajaba la autora del texto y que emitió el comunicado de la rescisión del contrato en cuanto fue conocedora del hecho, es un asunto que debe tratarlo mediante la vía laboral. El entrevistado tiene una petición: “En juicios que hemos ganado existe una sanción complementaria que consiste en hacer una tarea educativa de los derechos humanos”. Ibarra explica que una buena forma de acatar esta clase de delitos sería trabajando con jóvenes y adolescentes: “Así, educando a otros en derechos humanos, se educa uno a sí mismo”.
¿En las redes sociales vale todo?
Las redes sociales son uno de los alicientes de este tipo de conductas, internet se ha convertido en un universo incontrolable en el que todos pueden escribir lo que les plazca. “Es un momento para reflexionar hasta qué punto las redes sociales son un territorio en el que vale todo”, cuenta. “Si al final el fin justifica los medios, vale todo y no reconocemos ninguna responsabilidad moral”, añade. Ibarra señala que se ha de evitar que la tecnología haga insensible a la población. “Que lo que es ilegal fuera de la red también lo sea en internet”, reclama.
Durante la entrevista, el presidente del Movimiento contra la Intolerancia habla del infierno. La reflexión que ofrece es acerca de la intolerancia como espiral. “El odio es una dinámica muy peligrosa porque se retroalimenta”, afirma. “Cuando no respetas y no aprecias al prójimo, si este responde en la misma dirección, esa espiral nos lleva al infierno”, narra. Ibarra "El infierno se entiende como esos escenarios de violencia, terrorismo y guerra”, concluye.
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