ETA amasó un presupuesto cercano a los dos millones de euros en los ejercicios previos al gran golpe policial de 2004. La Guardia Civil así lo acredita en un informe remitido a la investigación por el atentado de Santa Pola en el año 2002, en el que disecciona el presupuesto que manejaba la banda terrorista en ese ejercicio y que ascendió a 1,9 millones de euros. La mayor parte de estos fondos fueron a parar al aparato militar.
En el oficio, adelantado por Vozpópuli, los agentes explican que en el año del atentado en Santa Pola, la organización terrorista contaba con un presupuesto exacto de 1,93 millones de euros. De ese monto, 613.615 euros iban para 'Otsagi', la estructura militar de ETA encargada de mantener la actividad de los diferentes comandos. Le seguían con 572.410 euros el departamento de logística (LOHI) y muy por debajo los aparatos internacional y político. Del impuesto revolucionario obtuvieron ese año 112.231 euros.
ETA asignó al aparato militar un porcentaje del 32%, el más alto del reparto a todos los comandos
La Guardia Civil desglosa el presupuesto en el marco de un informe que constata la autoría intelectual de seis exjefes de ETA en el atentado de Santa Pola. De entre ellos destaca el papel de la histórica María Soledad Iparraguirre, alias 'Anboto'. El documento precisa que desde el año 2002 fue la encargada dentro de la banda terrorista de "gestionar y materializar el reparto de los recursos económicos". 'Anboto' asumió el control de la tesorería de ETA (departamento denominado en clave DIBA) tras la detención de Iñaki de Rentería.
Desplome de fondos en ETA
Dos años después, en 2004, ETA apenas contaba con 936.000 euros en la caja. Esta drástica caída de la financiación se produjo en paralelo a uno de los grandes golpes a la banda. El 3 de octubre de ese año la Policía francesa detuvo a la propia 'Anboto' y al entonces jefe del aparato político de ETA, Miguel Albisu, 'Antza'. El operativo contra la cúpula de la banda terrorista se saldó con cerca de una treintena de arrestos. Se incautaron, además, material explosivo y armamento.
Los agentes destacan en su informe que la contabilidad estaba distribuida en un mayor número de aparatos y subaparatos, consecuencia directa de los cambios que había experimentado la banda terrorista en aquellos meses. De hecho, en los documentos incautados sobre la tesorería de ETA ya no aparece ninguna referencia a Otsagi. "Ese año el mayor porcentaje del dinero adjudicado es al denominado 'ESA', acrónimo de 'Ekintza Saila (departamento de acciones)", recoge el oficio. Este fue el nombre con el que se rebautizó al aparato militar.
Golpe a la cúpula en 2004
"Los datos contenidos en los documentos que han sido analizados con anterioridad ponen de manifiesto que la estructura reseñada desde septiembre de 1999 hasta el año 2002 como 'Otsagi' pasa a ser denominado 'ESA', presumiblemente como consecuencia de la detención en septiembre de 2002 de Juan Antonio Olarra Guridi y de Ainhoa Múgica Goñi, quienes hasta ese momento ejercían la responsabilidad del aparato militar y utilizaban el alias de Otsagi para el desarrollo de sus funciones", explica la Guardia Civil.
El informe analiza todos estos cambios porque al frente de dichos aparatos se situaron los cabecillas señalados ahora por el atentado de Santa Pola. Precisamente Guridi, Múgica Goñi, Anboto y Mikel Antza son cuatro de los seis a los que se le atribuye el diseño y planificación del ataque con coche bomba que se cobró la vida de Cecilio Gallego y de una niña de seis años. Los otros dos son Ramón Sagarzazu y Félix Ignacio Esparza.
Los agentes insisten en que jugaban un papel clave en la cúpula de la banda, y, especialmente, en el aparato militar. Tanto es así que incluyen en su denso oficio cartas y otros documentos en los que daban órdenes a los comandos acerca de cómo actuar y del material explosivo a utilizar para los atentados. Además, sostienen que tanto Guridi como Múgica Goñi, en su condición de cabecillas del Otsagi, dieron órdenes directas a Óscar Celarain y Andoni Otegi, los etarras que perpetraron el ataque. También le suministraron el coche y los explosivos.
Los exjefes de ETA, ante el juez
Precisamente cinco de estos seis exjefes de ETA estaban citados este lunes en la Audiencia Nacional. El magistrado al frente de las diligencias, Manuel García Castellón, accedió a interrogarles por videoconferencia. Fuentes jurídicas confirman a Vozpópuli que solo declaró Ramón Sagarzazu. Ramontxu ha dicho que no es de ETA y que le condenaron en Francia por ser integrante pero no dirigente.
Los etarras Guridi y Múgica se negaron a declarar en virtud del principio de especialidad. El mismo requiere que Francia acuerde su entrega por estos hechos concretos ya que, de lo contrario, no se les puede interrogar. Anboto tampoco ha declarado porque no le han trasladado al centro penitenciario desde donde iban a ser interrogados Guridi y Múgica, mientras que Mikel Antza también ha guardado silencio, en la línea con su comparecencia en julio en la Audiencia Nacional por la autoría del atentado contra el exconcejal del PP Miguel Ángel Blanco.
Finalmente el juez dejó en libertad tanto a Antza como a Ramontxu, pero en el caso del primero le ha prohibido salir de España (como ya hiciera el 21 de julio) y al segundo le obliga designar un domicilio para estar localizable. De esta forma atiende la petición de la Fiscalía y desoye a las acusaciones que habían solicitado prisión provisional para estos dos (los tres restantes cumplen condena en la cárcel por otros atentados).
Cabe recordar que el magistrado García Castellón reabrió estas diligencias en marzo a raíz de una querella interpuesta por Dignidad y Justicia. El instructor ordenó a la Guardia Civil que elaborase el informe ahora incorporado sobre la autoría intelectual del atentado, a la par que recabó un escrito de la Policía Nacional, al que tuvo acceso este medio, que sostiene que todos los jefes de ETA son igualmente responsables de este atentado, al margen del aparato al que pertenecieran.
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