ETA va a escenificar este sábado un desarme anunciado. Una foto de madrugada, acompañada de un acto social, con la que quiere difuminar su pasado sangriento para intentar ocupar en la historia el papel de pacificador. Esa es la batalla que la banda terrorista juega ahora: escribir el relato de lo que hizo como una historia entre bandos que se reparten las responsabilidades del sufrimiento, dolor y odio desparramados por la geografía vasca y española. Para ello, la banda criminal hará desde primera hora de la mañana un despliegue de escenas en las que diferentes "artesanos de la paz", como la propia organización ha definido a las personas que colaboran con ETA en este evento, darán fe de que los zulos y las armas que se encuentren dentro serán entregadas a las autoridades francesas.
Para lograr su objetivo, ETA se rodeará de alguna personalidad de relevancia internacional, cuya identidad es todavía desconocida, y de serias medidas de seguridad para evitar que la policía gala intervenga y detenga a los participantes. Así lo señala el diario francés Le Monde, que en su edición de este 7 de abril señala que "la amplitud de la operación ha necesitado condiciones de seguridad drásticas para evitar toda filtración y todo riesgo de arresto prematuro. El blindaje es total con los militantes que han tenido acceso a los zulos para sacar las armas de los lugares donde se encontraban, a veces disimuladas en casas de particulares o en la naturaleza".
Se espera que miles de personas acudan a la localidad de Bayona para arropar y escenificar una entrega de armas que para el Gobierno español no supone ningún cambio: "Que sepa que no va a conseguir ningún beneficio político por parte del Gobierno en un estado democrático como el español", ha señalado el portavoz del Gobierno Íñigo Méndez de Vigo tras el último Consejo de ministros. El ministro de Educación ha añadido que "lo que tiene que hacer" ETA es disolverse y ayudar a esclarecer los crímenes aún pendientes de resolver.
Un arsenal numeroso
El rotativo galo apunta a que el material que mañana se pondrá en manos del Ministerio de Interior del país vecino multiplica por ocho al incautado por la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) francesa en colaboración con la Guardi Civil el pasado 16 de diciembre en Louhossoa. Este material, según señala El Correo, estaba compuesto por varias armas, entre ellas nueve fusiles, cuatro ametralladoras, ocho subfusiles tipo UZI y cuatro revólveres. Además de abundante munición, explosivos y material para la confección de artefactos y bombas lapa. Entre el materia explosivo había 72 kilos de polvo de aluminio; 12,5 kilos de polvo de plata; ocho kilos de cloratita; cuatro y medio de pentrita; dos de clorato; y diez gramos de nitromanita.
Crímenes sin resolver
Una de las incógnitas que queda despejar es si las armas entregadas servirán para esclarecer alguno de los múltiples sin resolver. En este sentido, la Audiencia Nacional ha señalado que investigará el material entregado para poder determinar si alguna de las armas forma parte de algún procedimiento contra la banda terrorista. No obstante, las fuerzas de seguridad tienen pocas esperanzas de que las armas entregadas por ETA sirvan para arrojar luz sobre los atentados de la banda sin resolver, ya que seguramente estarán "limpias" de pruebas y muchas de las usadas en esas acciones ni siquiera se habrán facilitado a los "mediadores".
Un grupo de víctimas en torno a Covite ha lanzado esta semana un manifiesto, que ha logrado la adhesión de cerca de 6.000 personas, en el que afirman que "nuestra sociedad no debería olvidar que en un Estado de Derecho el derecho a la justicia real no es negociable, ni relativo. El fin de ETA debe ser manejado desde los principios que inspiran el Estado de Derecho. Hoy, el anuncio por parte de la banda terrorista ETA de una entrega de armas mediática y propagandística -con una inequívoca connotación de autoblanqueo- requiere de una respuesta clara y determinada".
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