Todos coinciden a grandes rasgos. O el Gobierno flexibiliza su política penitenciaria con los presos de ETA o existe el riesgo que el minoritario sector de la organización terrorista contrario al abandono de las armas protagonice una ruptura y vuelva a cometer atentados al estilo de lo que en su día hizo el IRA-auténtico en Irlanda del Norte. Esa es la principal conclusión que recogen varios informes elaborados por expertos en la lucha antiterrorista de Policía, Guardia Civil y CNI que han llegado en las últimas semanas a la mesa del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Según algunos de estos documentos, un sector creciente de los reclusos de la banda han empezado a rehuir de las posiciones partidarias del abandono definitivo de las armas para alinearse con las que defiende el sector más duro del colectivo.
Los servicios de información han detectado un aumento del número de presos que se posicionan con el aún minoritario sector duro del colectivo
Así lo han confirmado a Vozpópuli dos fuentes conocedoras de estos informes, que coinciden en señalar que en el colectivo de presos etarras se viven momentos de confusión “propicios para que los más radicales se hagan oír”. Una de estas fuentes aseguraba a este diario que, de hecho, los tres grupos en los que se podía clasificar hasta hace unos meses a los reclusos de la organización según su postura ante los pasos dados por la izquierda abertzale –los partidarios de los mismos, los que lo apoyaban sin demasiado entusiasmo y el sector minoritario contrario al abandono de las armas—se ha reducido actualmente a dos con posiciones totalmente enfrentadas. “Cada vez hay más presos que han perdido la esperanza de encontrar una salida a su situación penitenciaria y se preguntan qué ganan ellos con el fin de la violencia”, detalla estas fuentes que alertan también del riesgo de que cada vez más internos de la banda se sitúen del lado de los duros de la organización.
En algunos de estos informes, incluso, se destaca que los principales referentes de la izquierda abertzale para el colectivo de presos de ETA han perdido influencia y, de hecho, los canales de comunicación que han existido siempre entre ‘los de fuera y los de dentro’ están cortocircuitados. “Muchos presos tienen la sensación de que se han olvidado de ellos”, señala un experto antiterrorista que coincide con el análisis que exponen los últimos informes llegados a Interior. Esta fuente añade que actualmente en el colectivo “no hay un debate interno como se ha dicho entre los medios”, sino lo que califica de “una jaula de grillos” en los que los presos más contrarios al fin de la violencia son los que más se dejan oír. "Algunos vierten sus opiniones, sobre todo aquellos que discrepan de la línea marcada por la izquierda abertzale, pero hablar de un debate interno es demasiado", insiste.
Fracaso plan de reinserción
Hasta ahora el Gobierno ha emprendido dos medidas de flexibilización de su política penitenciaria, con nulos resultados hasta el momento. En primer lugar, puso en marcha el llamado Plan Integral de Reinserción, que suavizaba las condiciones para que los miembros de la banda disfrutaran de algunas ventajas en una primera fase del mismo. Sin embargo, algo más de medio año después de su presentación sus resultados han sido nulos ya que ningún preso de la organización terrorista se ha apuntado a él, según adelantó este diario. Y ello a pesar de que desde Instituciones Penitenciarias se dieron instrucciones a los directores de las cárceles para que 'invitaran' discretamente a los internos de la banda que consideraran más alejados de la ortodoxia de ETA a sumarse a la iniciativa con la promesa de que obtendrían rápidamente los beneficios penitenciarios.
El Plan de reinserción puesto en marcha por el PP antes del verano se ha saldado con un sonoro fracaso: ningún etarra se ha apuntado a él
En paralelo a esta medida, aunque de un modo mucho más discreto, Interior ha sacado del Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES), reservado a los presos peligrosos y más conflictivos, a un número importante de miembros de ETA en los últimos once meses. Esta medida ha hecho que estos etarras hayan pasado a ocupar celdas con otros internos en los módulos ordinarios de los centros penitenciarios. Algunos, incluso, han sido trasladados a las enfermerías de las prisiones y a los llamados módulos de respeto, donde los presos se comprometen a respetar una normas internas de conducta y participar en las decisiones del colectivo a cambio de ciertas ventajas como tener durante todo el día las puertas de sus celdas abiertas.
Con ello, Interior pretendía impulsar el plan de reinserción, pero no lo ha logrado. Entre otros motivos porque los presos de ETA, aunque saben que el paso es individual, aún aspiran a poder acogerse a las mismas con el visto bueno de la organización. "Hay un importante número de internos que quiere acogerse a las medidas de reinserción puestas en marcha por el Gobierno, pero que no darán ese paso hasta saber que cuentan con el visto bueno de la organización, y eso no se va a producir por ahora", recalcan. Recientemente, la dirección del colectivo de presos ha enviado a las cárceles una calendario con movilizaciones para reclamar el acercamiento a las cárceles del País Vasco y Navarra que se inicia hoy, 29 de diciembre, con un día de ayuno colectivo. En plan incluye hacer plantes en los patios y presentar solicitudes individuales para el traslado de prisión. Todo, eso sí, de modo "colectivo" como recalcaba el texto elaborado por los dirigentes del colectivo.
Estrasburgo y la ‘doctrina Parot’
Además, los colectivos de apoyo a los presos de la banda, que han convocado una manifestación de apoyo en Bilbao para el próximo 12 de enero, mantienen sus posiciones de exigir la excarcelación de los 13 reclusos que en su opinión sufren enfermedades graves y la puesta en libertad condicional de todos aquellos que ya han cumplido las tres cuartas partes de las condenas. Estos últimos son 141, de ellos 126 recluidos en cárceles españolas y otros 15 en prisiones francesas. Además, el colectivo aún confía que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo confirme la reciente sentencia que ponía en duda la legalidad de la ‘doctrina Parot’ que ha alargado las condenas de 65 presos de la organización. Esa decisión, que se espera para marzo, “marcará un antes y un después”, señalan fuentes cercanas a estos colectivos. “Si finalmente se acepta el recurso del Estado español y se mantiene en vigor, la situación puede ser muy delicada”, auguran.
No obstante, desde la izquierda abertzale se insiste que en la actualidad no es posible una vuelta atrás en la decisión de ETA de abandono de las armas “ni a corto ni a medio plazo”, pero también reconocen que la falta de movimientos desde el Gobierno ha acrecentado la tensión ya existente dentro del colectivo de presos. “Son realistas y tienen asumido desde hace tiempo que no va a haber una amnistía. Lo que reclaman es que se les aplique la legalidad ordinaria”, señalan estas fuentes que insisten que lo que en realidad pide la mayoría de los presos de la banda es “un calendario, saber qué pueden esperar y cuándo. Todos han asumido que su salida será escalonada.
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