El etarra Patxi Ruiz, condenado por el asesinato de un concejal de UPNV, ha puesto fin a su huelga de hambre, que detonó hace semanas un rebrote violento en el País Vasco y Navarra. Incluyo ataques a cajeros, sedes de partidos y hasta en el domicilio particular de la dirigente del PSE, Idoia Mendía.
Según informan fuentes penitenciarias, el terrorista interno en la cárcel de Murcia II ha comunicado que deja la protesta. Ruiz fue expulsado del Colectivo de Presos de ETA por manifestar públicamente sus críticas a la estrategia de la izquierda abertzale institucional que encabeza Arnaldo Otegi.
Es uno de los representantes del sector crítico del mundo proetarra que ha ganado peso en los últimos años y que no perdona a los herederos de Batasuna haber renunciado a reivindicaciones históricas como la amnistía para todos los presos. Por ello, el rebrote violento de estas semanas era un pulso contra el Estado y también en clave interna.
Rechazo a la izquierda abertzale oficial
Este periódico publicó una conversación mantenida por Ruiz desde prisión con una persona de su entorno en la que mostraba su rechazado hacia la izquierda abertzale oficial. Les acusaba de tratar de “silenciar la disidencia” y de haberle aplicaro represalias por romper la disciplina interna.
Ruiz llegó a ser ingresado unas horas en el hospital y obligado a ser atendido por orden judicial. La protesta comenzó al reclamar mejores condiciones en la cárcel durante el tiempo de la pandemia. Prisiones derivó al preso a otro módulo por ser uno de los cabecillas de la iniciativa y para evitar nuevos conflictos.
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