El Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) es una unidad de élite del Ejército del Aire y del Espacio: allá donde hay un avión militar español, están estos militares, dispuestos a dar protección en tierra a las aeronaves, incluso en los escenarios más complejos e inestables. La evacuación de Jartum (Sudán) no ha sido una excepción. Los informes alertaban de que había disparos, refriegas y explosiones cerca del aeropuerto donde debían aterrizar los aviones A400M con los que se ha desarrollado esta misión.
El capitán Juan Miguel Ors, del EADA, atiende a Vozpópuli tras aterrizar en el aeropuerto militar de Torrejón de Ardoz. Pesa el agotamiento tras unas jornadas frenéticas, en las que apenas había descanso. Pero habla con orgullo: había vidas en juego y la evacuación ha transcurrido sin mayores incidentes. “Alguna crisis de ansiedad y alguna caída”, relata el capitán, al mismo tiempo que habla de las furgonetas cargadas de armamento que se encontraron al tomar en Jartum o de la rapidez con la que se desplegaron en escenario hostil.
En total se ha logrado la evacuación de 104 civiles, entre los que hay españoles y sudaneses colaboradores, pero también portugueses, italianos, polacos, irlandeses, mexicanos, venezolanos, colombianos y argentinos. Entre ellos, algún niño. Una misión sensible, que ha requerido la coordinación sobre el terreno de militares procedentes de unidades tan diversas como la I Bandera Paracaidista, el Mando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra, el Ala 31, Grupo 45, Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) y la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER) del Ejército del Aire y del Espacio, así como un equipo de reconocimiento y enlace operacional del Mando de Operaciones y personal del Mando Conjunto de las Operaciones Especiales.
A sus 35 años, el capitán Juan Miguel Ors lleva tres en el EADA, unidad que despliega en tiempo récord en los lugares más recónditos del planeta. Eso fue lo que ocurrió con Jartum.
P: ¿Cómo está?
R: Bien, ha salido todo bien. Evidentemente algo cansado, han sido muchas horas de vuelo, pero todo en orden.
P: La evacuación ha culminado con éxito y nadie ha resultado herido. ¿Cómo se prepara uno para una misión así?
R: En maniobras ensayamos a menudo las NEO [operación de evacuación de no combatientes]. Ya hicimos una de mucha envergadura en la evacuación de Kabul y ahora la hemos repetido una vez más. Son operaciones que antes no eran habituales, pero que ahora hemos vivido con más asiduidad. Este año tenemos el Sirio [unas de las principales maniobras del Ejército del Aire] y volveremos a practicar las NEO, que hemos visto que son fundamentales. Estas evacuaciones no son la guerra convencional o nuestra misión principal, la force protection [protección a la fuerza, que brindan habitualmente a los aviones españoles en escenarios hostiles], pero hay países con delegación española y nuestra misión es que esa gente esté segura si tenemos que intervenir.
P: ¿Cuándo comenzó a desarrollarse esta misión en Jartum?
R: Cuando vimos la que está habiendo en Sudán empezamos a pensar que nos podía tocar, nos intentamos adelantar a la jugada. Veíamos que era posible. Tantos muertos que estaba habiendo… Ya nosotros mismos nos autopreparamos.
P: ¿Autoprepararse?
R: Sí, el nombramiento de la gente que pueda ir, tener a uno o dos equipos en prealerta por si acaso hay que salir lo más rápido posible. Aunque parezca que es una operación de la noche a la mañana, antes hay mucha preparación de documentación, normativa, trabajo especializado…
P: El EADA tiene su base en Zaragoza. ¿Cuándo saben que van a desplegar en Jartum?
R: Pues… unas 24 horas antes. Incluso menos. Estamos habituados a eso.
P: ¿Sus familias también están habituadas?
R: [Ríe]. ¡Me voy a casar en un mes! Imagínese. Mi futura mujer no lo lleva tan bien, pero es normal. Se intenta tranquilizar a la gente que está alrededor. Saben que es nuestro trabajo.
P: Antes de marcharse, ¿reciben alguna información específica?
R: Tenemos un briefing de inteligencia que es muy importante. Nos lo da nuestro personal y nos pone en situación: de las amenazas que nos podemos encontrar, de la situación del país, una introducción histórica de los acontecimientos y por qué hemos llegado a esa situación. Luego cada jefe de equipo da otro briefing para que cada uno sepamos a los que nos tenemos que atener.
P: ¿Qué información específica reciben sobre Jartum?
R: Mucha información ha venido de fuentes abiertas. Las noticias que teníamos es que en el aeropuerto principal de Jartum hay una amenaza muy alta porque había conflicto en las inmediaciones, tiroteos. En base a eso, tomamos como hipótesis la más peligrosa: si luego viene una situación mejor, así estás preparado. Hicimos un planeamiento en base a eso. Podíamos tener dificultades en aproximación y en la toma. Era difícil que se diera un ataque directo contra las fuerzas españolas, pero encontrarnos en medio de una refriega era una posibilidad real.
P: ¿Qué tipo de armamento se manejaban en esas refriegas cercanas al aeropuerto?
R: Lo que nos habían dicho era sobre todo fusilería, pero también RPGs [lanzacohetes], granadas de mortero…
P: De Zaragoza volaron ustedes a Yibuti.
R: Sí, paramos en Yibuti, donde está desplegado de forma permanente el Destacamento Orion del Ejército del Aire. Allí están nuestros compañeros y nos dieron mucho apoyo logístico. No es lo mismo ir sin encontrar nada que tener tropas españolas. Nos apoyaron en todo lo que estaba en sus manos.
P: Llega la hora de partir a Jartum. ¿Se piensa en algo en ese avión?
R: La mente está siempre ocupada. Teníamos todo muy hablado, pero se repasa con los compañeros las últimas instrucciones. Personalmente, me dedico a repasar que todo el equipo estuviera ready: llevábamos gafas de visión nocturna, protección personal, portaplacas, arma reglamentaria… Se me hizo muy corto.
P: ¿Gafas de visión nocturna?
R: Sí. Nosotros llegamos justo cuando estaba de noche. En esos países anochece muy pronto, sobre las 19.30 de la tarde. Era casi completamente de noche, aunque no había oscuridad total, porque había luces del aeropuerto en hangares y demás. Pero teníamos que ir preparados para cualquier circunstancia.
P: ¿Cómo fue la toma del avión?
R: Relativamente normal. Los del Ala 31 –unidad que opera los A400M del Ejército del Aire- están acostumbrados a estas situaciones y aproximaciones. No noté nada extraño.
P: Cuando aterriza el avión, los del EADA son los primeros en bajar para asegurar el perímetro.
R: Cuando toma avión y baja la rampa, los del EADA somos los primeros en poner pie en el aeropuerto. En ese momento vimos muchos pick ups [furgonetas con la terraza abierta por detrás] del ejército sudanés. Tenían mucha gente armada dentro y las furgonetas estaban artilladas. No se mostraron hostiles en ningún momento, ni con nosotros ni con los militares italianos y alemanes que estaban por allí; pero sí tomamos buena nota del número de pick ups que había. No sé ahora la cifra, pero eran muchísimas.
P: ¿Se encontraron allí con todos los evacuados?
R: El avión paró unos minutos los motores porque tenía que llegar un pequeño grupo, pero lo hicieron enseguida. No estaban en malas condiciones. Tensos, sí, pero sin ningún tipo de herida o situación que requiriese un tratamiento médico inmediato.
P: En la evacuación de Kabul, antes de subir a los evacuados a los aviones, se les hacía un screening [registro de seguridad] para que no se subiera nada inadecuado. ¿También se hizo aquí?
R: Sí, es lo que se hace en las NEO. Lo hicimos entre los de la BRIPAC y nosotros. Es algo relativamente rápido para no comprometer la seguridad de la aeronave. Nos interesaba salir lo más rápido posible.
P: ¿Cómo fue la coordinación con el resto de unidades españolas?
R: Sabemos nuestro rol y cada uno teníamos nuestro papel. No pude ver mucho lo que hacían los demás, pero por lo que me contaron después y visto el resultado, todo salió como debía.
P: ¿Y con los civiles evacuados?
R: Una vez estaban en el avión se tranquilizaron mucho. Había algún niño entre ellos. Hubo que tratar alguna crisis de ansiedad y alguna caída, pero ya en Yibuti. Cuanto menos trabajen los de la UMAER [médicos], mucho mejor para todos. Llevaban camillas, medicamentos enfocados al combate… pero no fue necesario. Llevamos comida y agua porque las temperaturas eran muy altas, 43 grados por la mañana, treinta y pico por la noche. No sabíamos si los evacuados podían venir deshidratados o cómo, pero estaban relativamente en buenas condiciones.
P: Y desde Yibuti, a casa con la misión cumplida.
R: De Sudán volamos a Yibuti, pero hicimos escala en Greta antes de llegar a Torrejón. Muchas horas, pero mañana por fin volamos a Zaragoza y podemos descansar en casa.
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