España

El exdirectivo de Adif culpa al maquinista del accidente del Alvia

"Si hubiera frenado cuatro segundos antes, no estábamos aquí ahora", ha asegurado

Andrés Cortabitarte, director de la Seguridad en la circulación de Adif desde 2005 hasta el 2 de junio de 2013, ha culpado este jueves al otro acusado, Francisco José Garzón Amo, del accidente desencadenado el 24 de julio de 2013 en la entrada a Santiago con el saldo de 80 muertos y casi centenar y medio de heridos.

La causa del descarrilamiento es un "incumplimiento" de velocidad de Francisco José Garzón Amo, ha remarcado, y ha indicado que la conversación de 100 segundos del conductor con el interventor de a bordo no tendría que haberse producido. "Eso no puede hacerlo", "es ilegal hacerlo", ha dicho Andrés Cortabitarte sobre una conversación de "algo que va a ocurrir hora y media después", pues se trataba de facilitar la bajada de una familia con necesidades especiales que debía apearse en Pontedeume (A Coruña).

Al hablar por el móvil corporativo, ha alegado Cortabitarte, Garzón pierde "toda la situación de lo que tiene por delante". "Si hubiera frenado cuatro segundos antes, no estábamos aquí ahora. Estamos aquí por cuatro segundos", ha apostillado Cortabitarte.

En la curva de A Grandeira, donde aquel tren impactó contra un muro de hormigón, la velocidad está limitada a 80 kilómetros por hora pero en ese momento no había balizas, que sí hay ahora, por lo que el conductor, que en su testifical admitió haber perdido la "conciencia situacional", se encontró con ese aviso de golpe sin que existiesen otros previos que subsanasen un potencial error humano.

Cortabitarte ha subrayado que hay "1.800 curvas con esas características", de las de A Grandeira, "o incluso peores". Y ha manifestado que "lo que nadie puede prever es que un tren pudiera pasar a más de 160 kilómetros por hora". El maquinista, que no está presenciando esta declaración, frenó hasta 179 kilómetros por hora. Y, según Cortabitarte, si hubiese llegado a reducir a 160, no habría existido el siniestro.

"Lo que es impensable es que alguien, en el sitio más importante de una línea, le esté diciendo al tren que estoy bien, engañando al tren con el sistema de hombre muerto, mientras va hablando por teléfono", ha ahondado Cortabitarte, que ha llegado a poner el ejemplo de un conductor de autobús "bajando por Despeñaperros y hablando por teléfono"

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