Si cuando Juan Domingo Perón llegó al poder eran los españoles los que emigraban a la Argentina en búsqueda de un futuro mejor, 80 años después, la tendencia es la contraria. Y es una percepción que ha cobrado actualidad con las elecciones argentinas pero que no tiene más que una evidencia: la realidad.
El saldo migratorio de Argentina acumula una década en negativo, con la excepción del 2020, el año del confinamiento por la pandemia del coronavirus. Por dimensionar, hacia España, el principal destino en el exterior de los argentinos, el saldo fue de 25.927 personas en 2022, por los 34.031 que llegaron en el 2002 tras el estallido social de diciembre de 2001.
Lejos queda lo que ocurrió en el siglo pasado (1857-1940), cuando más de dos millones de españoles emigraron a la Argentina. Actualmente, hay menos de 90.000 personas nacidas en España residiendo allí, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.
De acuerdo a la misma fuente, la comunidad argentina ha alcanzado el máximo en su serie histórica: 328.333 personas oriundos del Río de la Plata que viven en la Península bajo la condición de comunitarios (con alguna nacionalidad europea como la española o la italiana, con frecuencia) o extracomunitarios.
"Con esa población, se podría decir que España es ya la provincia 22", según se dimensiona desde el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de Argentina. De acuerdo a sus datos comparables con los del INE español, el volumen de residentes argentinos en España supera a la 23ª provincia argentina, Tierra del Fuego, entendiéndose por provincias el homólogo de las comunidades autónomas en España.
La serie histórica de flujo de argentinos hacia España recogida por el INE comienza en el año 1998, una fecha coincidente con el ocaso de la versión neoliberal pero peronista de Carlos Menem que había llegado al poder tras la hiperinflación del 89. El menemismo impulsó una agenda de privatizaciones y, sobre todo, la llamada convertibilidad, "un peso, un dólar", que encontró su auge en la primera parte de la década del 90 y su fondo en el corralito del 2001 tras un descontrol del déficit fiscal.
La crisis posterior, saldada con la devaluación del peso, motivó oleadas migratorias desde el país sudamericano al viejo continente que acabaron conteniéndose en paralelo a la estabilización social del país del primer Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), y la crisis mundial que estalló en 2008 y afectó especialmente a España.
Argentina se debate entre el kirchnerismo y el liberalismo
El INE no capta los volúmenes migratorios desde Argentina del período 2001-2008 de forma comparable con los posteriores, en los que hubo tres gobiernos kirchneristas (2007-2011, 2011-2015 y 2019-2023) y uno del macrismo (centroderecha) en alianza con el radicalismo (centro).
Desde el primer semestre de 2015, la tendencia a Ezeiza, el aeropuerto de Buenos Aires, volvió a emerger y alcanzó un nuevo pico histórico en 2021 tras el shock de la pandemia del coronavirus. A falta de los datos definitivos del pasado año, el primero de 2022 fue el semestre con más llegadas a España desde Argentina del que se tengan registros: más de 26.000 personas.
Las historias personales de argentinos que han llegado en los últimos meses a Madrid o Barcelona, expulsados por una inflación de tres dígitos, ayudan a comprender la complejidad social tras las elecciones que tuvieron su primera cita el pasado domingo.
Ante la "neutralidad" de los centristas radicales que formaban, hasta esta semana, del macrismo, la segunda vuelta que tendrá lugar el próximo 19 de noviembre polarizará, quizá como nunca antes en 80 años, a una sociedad en la que el 51,7% recibe al menos alguna ayuda del Estado: la continuidad con matices del peronismo de la mano de Sergio Massa y el kirchnerismo de su vice Agustín Rossi, o un giro inédito hacia el ajuste estatal y la derecha libertaria de Javier Milei con el apoyo del propio expresidente Mauricio Macri.
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