Investigadores del Real Instituto Elcano han admitido este martes que lo sucedido el 1 de octubre en Cataluña, con las imágenes de efectivos policiales utilizando la fuerza para impedir el referéndum, fue "un desastre de imagen sin paliativos" -en palabras de Ignacio Molina- pero también creen que ese daño está revirtiendo.
"El impacto negativo del 1 de octubre se está aminorando y confiamos en que se imponga un relato más equilibrado", ha dicho la investigadora del centro y directora del Observatorio Imagen de España (OIE), Carmen González Enríquez, en un encuentro con periodistas.
Según ha explicado, los estudios previos al 1 de octubre reflejan que, especialmente en Europa, los ciudadanos consideraban que la independencia de Cataluña sería mala para la propia Cataluña, para España y para Europa.
Sin embargo, después del 1 de octubre, "la posición mayoritaria de la sociedad española no se ha hecho oír suficientemente en los medios internacionales", pero después ha habido una tercera fase, a partir de la manifestación constitucionalista del 8 de octubre en Barcelona, cuando "los periodistas que habían aceptado el mensaje del independentismo han empezado a dudar de él" y a "darse cuenta de la falsedad del relato de David frente a Goliat".
González Enríquez ha admitido que el instituto no dispone aún de ninguna encuesta de opinión para medirlo con exactitud, pero se dispone a hacerla, probablemente en el marco de su próximo Barómetro sobre la imagen de España. El director del centro, Charles Powell, ha avanzado que también hará un estudio de los editoriales y secciones de opinión de los principales medios internacionales.
La batalla débil frente a poderoso 'vende' mejor que la defensa de la legalidad, según González Enríquez
Para esta investigadora, es innegable que "la batalla débil frente a poderoso" se vende mejor que la defensa de la legalidad, y más en un contexto de crisis de los medios en el que los periodistas buscan relatos "espectaculares". Para Powell, hay que admitir que "resulta extraordinariamente difícil defender el statu quo".
Eso sí, en su opinión, los principales medios internacionales han mantenido líneas editoriales "coherentes, serias y veraces", cosa distinta de las contribuciones, que son legítimas, o de que algún corresponsal "quiera ser Hemingway y tener su Guerra Civil particular". También ha dejado claro que las imágenes que retransmitieron las televisiones el 1-O "eran veraces", y lo ha distinguido de las falsas que retransmitieron las redes sociales.
"Ha faltado diplomacia pública"
En todo caso, Ignacio Molina ha reconocido que, teniendo en cuenta que el proceso independentista lleva cinco años en marcha "ha faltado diplomacia pública y probablemente el Gobierno se arrepienta de eso". Eso sí, reconoce que el Ejecutivo ha sido "bastante eficaz en la parte institucional", logrando que muchos Gobiernos dejen claro que es un asunto interno y, a la vez, den su apoyo a Madrid.
Los investigadores descartan que, aunque la tensión se alargue o se recrudezca, ningún Gobierno extranjero vaya a dar apoyo al independentismo. No obstante, Andrés Ortega ha opinado que el apoyo al Gobierno español dependerá en parte de que haya elecciones al final del proceso "A Europa le gusta que las cosas acaben con ley y con elecciones".
A su modo de ver, si en esas elecciones subiese el independentismo ello no implicaría un apoyo europeo a su causa, pero sí probablemente más llamamientos a una solución dialogada, aunque dentro de la ley. Por su parte, Federico Steinberg ha apuntado que si la incertidumbre se alarga puede plasmarse en desaceleración económica.
Ortega también ha opinado que si la UE decidiese finalmente llevar a Barcelona la Agencia Europea del Medicamento (EMA) tras el Brexit eso podría ser "un gesto" a favor de una Cataluña integrada en España y en la UE.
Los expertos han comentado, eso sí, cierta diferencia entre la prensa anglosajona y la continental europea, con la primera más favorable a una solución de un referéndum pactado, a pesar de que ese es un instrumento que no forma parte de la transición política anglosajona y de los efectos no deseados que tuvieron tanto el referéndum de Escocia como el del Brexit.
Los expertos han señalado a una cierta diferencia entre la prensa anglosajona y la continental europea, con la primera más favorable a una solución de un referéndum pactado
El Real Instituto Elcano ha difundido un documento sobre la situación de Cataluña en el que, entre otras cosas, explica similitudes y diferencias con el independentismo escocés, que celebró su referéndum en 2014. Además del hecho de que éste fue pactado y en Cataluña los independentistas lo han hecho de forma unilateral y contraria a la ley, Molina ha apuntado otras diferencias, como el hecho de que el proyecto británico podría seguir adelante sin Escocia, el proyecto nacional español fracasaría sin Cataluña, igual que Canadá sin Quebec.
Y ha apuntado otras diferencias sociológicas, como que en Escocia el independentismo es más urbano y más centrado en las rentas más bajas frente a Cataluña, donde es más rural y entre rentas altas, "más parecido al egoísmo del rico que se quiere separar, como en Italia".
A ello se suma que en Escocia no hay división sobre la identidad nacional, mientras que en Cataluña sí la hay, con la lengua como línea que marca esa identidad. A su modo de ver, en Cataluña hay un riesgo de división que la llevaría a parecerse más a Irlanda del Norte -de hoy, no de los setenta- que a Escocia.
González Enríquez ha constatado que el desafío soberanista ha hecho desaparecer en mucha gente el "complejo" de exhibir la bandera nacional, que hasta ahora podía asociarse al pasado franquista, pero también ha dejado claro que ella no ve "signos" de que pueda surgir en España un partido populista.
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