España

Los F-18 del Ejército del Aire se exprimen en una guerra invernal simulada a las puertas de Rusia

El Ejército del Aire simula un ataque a una batería de misiles y combates aéreos con otras cinco naciones aliadas en la región de los Bálticos

Los F-18 del Ejército del Aire tienen dos objetivos definidos en su misión: uno, atacar una batería de misiles NASAMS en tierra, y otro, enfrentarse a los cazas de combate enemigos que les salieran al paso. Lo hacen desde los cielos bálticos, bajo el paraguas de la OTAN. Y aunque se trata de una guerra simulada, tiene mucho de real: porque de este modo, los pilotos españoles mejoran su capacidad de respuesta conjunta junto a sus aliados en un escenario altamente sensible, marcado por las continuas irrupciones de aviones militares rusos que incumplen la normativa de vuelo internacional.

La OTAN informa de que el ejercicio, desarrollado bajo el nombre de Ramstein Alloy 24-1, se celebró los días 22 y 23 de abril bajo la organización de Estonia, con la participación de veinte cazas de combate de seis naciones aliadas: España, Portugal, Alemania, Finlandia, Polonia y Suecia. A ellos habría que sumar otras aeronaves, como un A400M del Ejército del Aire español, que se utilizó para reabastecimiento en vuelo, así como dos aviones de control y alerta temprana.

La Alianza Atlántica detalla que todas las operaciones tuvieron lugar en el espacio aéreo de Estonia e internacional sobre el Mar Báltico: “La seguridad de todos los vuelos es una máxima prioridad” Y añade: “Ramstein Alloy 24-1 seguirá demostrando el compromiso de la OTAN con los Estados bálticos, manteniendo al mismo tiempo una mentalidad defensiva para evitar provocaciones a los Estados vecinos no participantes”.

Porque el ejercicio exprimió las capacidades de todos los aliados, incluidos los cazas de combate F-18 del Ejército del Aire y su avión A400M: “El Destacamento ‘Vilkas’ [como se conoce al contingente que integra a las capacidades españolas] ha participado en tres misiones simuladas de ataque a baterías NASAMS en tierra y de combate aéreo entre cazas. Para ejecutar dichas misiones, se ha realizado repostaje en vuelo con el A400M”, destacan desde el Estado Mayor de la Defensa (EMAD).

Ejercicios bajo la nieve

La exigencia del ejercicio no sólo ha estado marcada por los objetivos perseguidos, también por las duras condiciones climatológicas. El EMAD asegura que “las diferentes misiones programadas han sido complejas de coordinar, más aún en un entorno invernal hostil sobrevenido que ha obligado a adaptar máquinas y hombres a las necesidades del ejercicio con flexibilidad y resiliencia”.

Las imágenes del ejercicio, en las que se pueden observar los cazas del Ejército del Aire, muestran una densa capa de nieve sobre la pista de la base aérea de Lituania, donde actualmente se encuentran los aviones españoles.

“Este ejercicio sirve para mejorar el grado de adiestramiento e interoperabilidad entre aeronaves de diferentes países (aviones de caza, transporte, servicio de rescate, alerta temprana en vuelo, reabastecimiento en vuelo), centros de control de tráfico aéreo y otros medios como la batería NASAMS española destacada en Letonia. El objetivo final es mantener el adecuado grado de defensa y disuasión de cualquier amenaza en el espacio aéreo de la OTAN”, apunta el EMAD.

El Ejército del Aire, en los Bálticos

Cabe recordar que España participa en la misión de la OTAN en los países bálticos para ejercer como policía aérea. Los ocho cazas F-18 del Ejército del Aire se encargan de interceptar cualquier aeronave que irrumpa en el espacio aéreo sin cumplir con la normativa de vuelo internacional.

Situaciones que se dan con frecuencia en esta región, habida cuenta de los vuelos militares procedentes de Rusia que se dirigen a Kaliningrado, encajada en la región báltica -entre Lituania y Polonia-. Estos aviones, habitualmente, sobrevuelan el espacio aéreo sin el transpondedor encendido o sin un plan de vuelo notificado.

Esta clase de episodios provocan una alerta denominada alfa scramble, que obliga a los cazas de combate de la OTAN -en este caso, los del Ejército del Aire- a despegar en menos de 15 minutos para interceptar las aeronaves, identificarlas en vuelo y acompañarlas hasta que abandonan el espacio aéreo.

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