Este martes, el europarlamento votó por 370 votos a favor prohibir las ventas de coches de diésel, gasolina e híbridos a partir de 2035 para dar el paso definitivo a los eléctricos. Una medida que para los expertos es "tirar un cohete al aire sin pies ni cabeza", porque no se ha establecido ningún tipo de protocolo de cómo va a ser ese proceso de adaptación. "España (y Europa) están muy lejos de poder realizar ese cambio", señalan fuentes consultadas. Simplemente en España se necesitarían unos 150.000 puntos de recarga extras para poder decir adiós a la combustión y pasarse a los coches eléctricos.
En un cálculo estimativo, los expertos aseguran que para que no haya problemas de recarga de coches eléctricos es necesario que haya un punto de carga por cada 200 coches. Según el Fichero Informativo de Vehículos Asegurados (FIVA), el número de vehículos asegurados en nuestro territorio se situó en 32.884.877 unidades a cierre del tercer trimestre de 2022. Es decir, en total necesitaríamos 164.425 puntos. Y por ahora, solo hay 15.000; habría que construir de aquí a la fecha límite 149.425 electrolineras o similares donde se pudiera cargar el coche.
"Actualmente, la cifra es ridícula con relación al total de coches", explica a este periódico Abel Ortego, investigador del grupo de ecología industrial de la universidad de Zaragoza. Pedro Javaloyes, portavoz de Dvuelta y presidente del Movimiento 140, también considera que conseguir que toda Europa esté preparada para hacer la transición al coche eléctrico antes del 2035 es "una locura", que perjudica, "como siempre", a los más pobres.
Para Javaloyes, antes incluso de plantearse cuántos puntos de carga son necesarios, "y por supuesto, mucho antes de que se tome la medida", hay que solucionar otros aspectos mucho más importantes. En primer lugar, hay que ver qué necesidades reales tiene la movilidad de la Unión Europea. Por otro lado, es necesario analizar cómo esa movilidad eléctrica que a futuro se quiere implantar va a cubrir esas necesidades. Y por último, lo más importante de todo, es estudiar qué capacidad real hay de que esos coches eléctricos funcionen. "Y nada de esto lo han analizado..."
"Para que podamos adaptarnos a esa 100% electricidad en los coches, hay que solucionar muchos problemas antes de obligar a que todos tengamos un coche de estas características", continúa Javaloyes. Entre las cuestiones que todavía no tienen respuesta, compartidas también con Ortego, están las siguientes: ¿cómo va a afrontar el sistema eléctrico tanto gasto? ¿Cómo vamos a construir tantan baterías? ¿Va a ser asequible para las familias con menos recursos? ¿Cómo se van a adaptar las gasolineras a la carga?
Sobre el problema de las baterías, Ortego señala que la problemática "subyace en las materias primas necesarias para su fabricación". "Teniendo en consideración todas las reservas conocidas de cobalto y la demanda de cobalto necesaria para fabricar un coche, actualmente se podría electrificar solamente el 40 % de la flota de vehículos mundiales. ¿Y cuándo, ese 40% de coches lleguen a su fin de vida? ¿Qué hacemos? ¿Acaso los coches una vez que se fabriquen se heredaran de padres a hijos o habrá que renovar de coche cada 10 años?", señala el experto. "Hay que mejorar el proceso de fabricación de las baterías o encontrar otras formas de moverse no contaminantes", añade al respecto Javaloyes.
Solventar los problemas de carga de los coches eléctricos
Una vez solventado el problema de cómo lo va a afrontar la red eléctrica, el cómo se van a construir las baterías, y el cómo se podrán abaratar costes para que no sea algo de ricos, ya hay que plantear, "muy seriamente", cómo se organizarán los puntos de carga.
Javaloyes destaca que hay que diferenciar entre los puntos de particulares y los "oficiales". A nivel particular, hay un 80% de españoles que no van a poder cargar el coche porque no tienen parking. Además, supone un gran gasto de dinero cargar todos los vehículos de un mismo vecindario a la vez, que, estando la red eléctrica como está en la actualidad, podría incluso provocar cortes de luz porque no llegue a todo.
Ese 80% que aparca en la calle, 15 millones de personas según Ortego, tendrán que recargar sus vehículos cada noche. ¿Cómo lo van a hacer? Hay que llenar las calles de puntos de recarga, porque con las electronieras actuales no es posible abastecer a todos. "Y eso lleva tiempo, no pueden decidir esta norma sin establecer previamente cómo se va a preparar la sociedad", agrega Javaloyes.
Para los viajes, también hay que preparar las gasolineras, probablemente uno de los problemas más complejos de todos los que hay que afrontar. Para empezar, una gran mayoría de ellas todavía no tienen posibilidad de cargar coches eléctricos. Y para continuar, hay que buscar la manera de que no se formen colas interminables.
"Pongamos el ejemplo de una operación salida. No hay infraestructura de recarga rápida para absorber esa demanda. Además, la carga ultrarrápida se plantea a potencias superiores de 200 kW. De esta forma una batería se podría recargar por completo en unos 24 minutos. ¿Qué filas se formarán en las electrolineras si esperamos tiempos aproximados de 24 minutos? En una operación salida con viajes de más de 300 km se irá a las electrolineras a recargar y si tenemos 3 coches por delante de nuestro "surtidor" más nos vale tener paciencia…", denuncia Ortego.
Además, aquí también afectaría el problema del suministro eléctrico: "¿Qué potencia eléctrica necesita una electrolinera que se pareciera a una gasolinera actual y tuviera 8 puntos suministro de energía (de recarga)? a 1,6 MW. Tener electrolineras será como tener empresas distribuidas a nivel de demanda eléctrica", continúa.
En definitiva, según los expertos, en España en particular y Europa en general estamos de "aquí a Urano de lejos de poder adaptarnos a la nueva ley de la Unión Europea", que la han hecho sin solucionar ninguno de los de los inconvenientes que hay que solventar antes.
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