La imposición de su amigo Ángel Martín Peccis como nuevo embajador de España en Cuba es el último episodio de la larga historia de amor entre el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y Colombia. Allí lleva viviendo quince años Peccis y allí es donde tenía previsto ir de viaje Ábalos cuatro días después de que estallase el Delcygate.
En medio del escándalo desatado por su extraña reunión de madrugada en Barajas con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, que tenía prohibido su acceso a la Unión Europea, el ministro se vio obligado a cancelar un viaje a Colombia de varios días. En Bogotá tenía previsto asistir a una feria vinculada al sector que él dirige y en su agenda había varias reuniones con ministros de Iván Duque y encuentros con empresarios españoles afincados en este país sudamericano.
Un viaje de diplomacia económica en el que iba a estar entre amigos y que se fue al traste por la polémica de su encuentro en Barajas con la 'número dos' de Nicolás Maduro. Uno de los últimos desplazamientos de Ábalos a Colombia fue en 2016 para participar como observador internacional en el acuerdo de paz que firmaron el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Ya tenía experiencia en este tipo de acuerdos de desmilitarización en Colombia pues Ábalos estuvo involucrado a finales de los ochenta en la disolución de la antigua guerrilla del M-19, de la que salió el partido de la Alianza Democrática, cuyos herederos encabezan la Alianza Verde que dirige algunas de las más importantes alcaldías del país, empezando por la misma Bogotá.
"El comandante"
De aquella labor de mediación le apodaron "el comandante", según desveló en enero El Independiente. Un apelativo cariñoso con el que algunos políticos y periodistas de su Valencia natal aún se dirigen al ministro de Transportes en privado.
En su currículum colgado en la web del PSOE, Ábalos se presenta como "experto en cooperación internacional desde 1989, especializado en el fortalecimiento institucional en América Latina, que ha ejercido como consultor para diversas agencias de desarrollo públicas y privadas, entre ellas la Agencia Alemana de Cooperación GTZ y para diversas entidades públicas y privadas latinoamericanas".
Asimismo, se declara autor "por sí mismo, y en colaboración, de varios libros sobre descentralización local y regional y servicios públicos". Además, "reúne diversas distinciones y reconocimientos de países latinoamericanos". Por ejemplo, es doctor honoris causa por la Universidad de San Pedro (Perú).
El ministro de Transportes puso en marcha en 1989 el programa de Cooperación y Solidaridad Norte-Sur de la Generalitat valenciana y en el que trabajó durante tres años. De aquella experiencia laboral logró entrar en el circuito de consultores y cooperadores vinculados a Latinoamérica.
Con la agencia alemana GTZ estuvo también colaborando seis años, por ejemplo. Toda esa actividad le permitió conocer casi toda Centroamérica y la totalidad de Sudamérica, sobre todo en los casos de Colombia y Perú.