Sabedor de lo que supondría su declaración, Alberto Núñez Feijóo puso la venda antes de la herida. "Es evidente que yo no tengo los votos para acabar con el Gobierno, pero si alguno de los socios quiere acabar con todo esto, que sepa que estoy a su disposición para abrir una nueva etapa en nuestro país", enseñó la patita de una posible moción de censura el líder del PP, insinuando una posibilidad hasta ahora inédita en el argumentario del líder del PP.
Fue la respuesta del principal partido de la oposición a la declaración voluntaria en la Audiencia Nacional de Víctor de Aldama, principal comisionista del caso Koldo, que destapó la caja de los truenos acusando de corruptelas a Pedro Sánchez y medio Gobierno. Feijóo enumeró todo lo dicho por Aldama en sede judicial para acabar poniendo la pelota en el tejado de los socios del Ejecutivo. "Como jugada es buena, haciendo cómplices al resto de grupos de las corruptelas del PSOE", opinaba un diputado preguntado a bocajarro.
Sin embargo, su impresión era la misma que la del resto del partido: las posibilidades de arrimar a Junts, o al PNV, o a Podemos, por hablar del único socio del Gobierno que ha hablado de la trama con epicentro en el Ministerio de Transportes en sede parlamentaria, son nulas. "Cero", en palabras de un alto dirigente popular que, eso sí, también considera importante "ir calentando" al resto del arco parlamentario ajeno al Gobierno de coalición PSOE/Sumar. O lo que es lo mismo: el sentir de Génova y la bancada popular, como ha podido comprobar este periódico, es que es necesario apelar a la conciencia de los socios para hacerlos "cómplices" de la corrupción, presente y potencial, del Ejecutivo.
No obstante, la indignación es máxima en el PP, donde dibujan a un Sánchez asediado por la corrupción. "El partido que acompañó a la cárcel a Vera y Barrionuevo", dicen en el equipo de Feijóo, en referencia a aquel episodio en el que casi agreden a Raúl del Pozo en 1998, "ha recibido entre aplausos a Santos Cerdán el día en el que le acusan en la Audiencia Nacional de cobrar comisiones ilegales". Emulando a los niños de San Ildefonso, la bancada popular cantó a Cerdán "quince miiiiiil euros" tras su intervención en la tribuna del Congreso. "Le dan categoría de héroe a quien introdujo a Koldo en el partido y a quien según Aldama cobraba por facilitar adjudicaciones públicas", rematan en Génova.
"No hay votos", reconocen en el equipo de Feijóo para echar a Sánchez a través de una moción de censura. "Estamos dispuestos a negociar una moción de censura", dijo el diputado navarro Sergio Sayas antes de que, hasta en dos ocasiones Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vicepresidente del Congreso, le retirara la palabra. Entre una cosa y otra, toca esperar a que el Gobierno comience a cocerse en su propia salsa. O a que Aldama cumpla lo que dijo a los periodistas apostados a su salida de la prisión: "Que no se preocupe el señor Sánchez, que va a tener pruebas de todo".
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