Alberto Núñez Feijóo tiene muy claro qué PP quiere dirigir y cuáles deben ser las prioridades del partido para desbancar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Desde el mismo momento en el que dio un paso al frente y anunció su candidatura, el gallego empezó a diseñar un perfil mucho más técnico para alejarse de la "política líquida" y los "debates vacíos" y apoyarse en la recuperación económica para alcanzar el Gobierno. Sus primeras decisiones y discursos van enfocados a esa meta.
El nuevo presidente del PP, de hecho, aprovechó el congreso celebrado los últimos dos días en Sevilla para lanzar un mensaje claro, en este sentido, a propios y ajenos. El nuevo Partido Popular no va a perder en tiempo en cuestiones ideológicas de género, tipos de familia, "falso patriotismo", o sobre un modelo de Estado fijado por la Constitución. A cambio, se centrará en plantear soluciones a las diferentes crisis por las que atraviesa el país, centrándose, sobre todo, en la económica.
Tal y como adelantó Vozpópuli, en el PP ven cierto paralelismo a la situación política y económica actual con la vivida en 2011 antes del adelanto electoral de José Luis Rodríguez Zapatero. Con una crisis económica asfixiante y las protestas en las calles en aumento, Feijóo quiere erigirse como la "alternativa fiable" para movilizar el voto de todos los sectores económicos: desde las familias y las grandes empresas, pasando por autónomos y pymes.
Reconciliación con la CEOE
En esa hoja de ruta, el nuevo presidente del PP quiere contar con el respaldo del mundo empresarial. Y, para ello, se ha trabajado, desde el minuto uno, la interlocución directa con los más altos ejecutivos del país -una comunicación que quiere afianzar a través de la Oficina del Presidente- y la reconciliación con la CEOE tras los meses de tensiones entre la patronal y el partido en la época de Pablo Casado.
Feijóo, de hecho, no desaprovechó la oportunidad que le brindó el congreso para escenificar esa nueva etapa de entendimiento con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales. Junto a Fátima Báñez, presidenta de la Fundación de la CEOE, acudió a la jornada del domingo en el Palacio de Congresos y Exposiciones Sevilla Antonio Garamendi, líder de la patronal.
Su presencia no pasó desapercibida para dirigentes del PP y compromisarios, que pronto se acordaron de su ausencia en la convención nacional de Valencia celebrada el pasado mes de octubre. Para entonces, las tensiones entre Casado y Garamendi eran más que palpables -chocaron en Barcelona a cuenta de los indultos a los presos del procés-., aunque irían a más por la posición de la anterior ejecutiva nacional respecto a la reforma laboral del Gobierno.
El respaldo de la CEOE al texto propuesto por Moncloa, con solo unas pocas modificaciones de la reforma aprobada por Rajoy en 2012, fue rechazado por la antigua dirección nacional del PP. De hecho, desde Génova defendían que importantes empresarios pedían a Casado que "no cediera ante Sánchez como Garamendi". También hubo, incluso, reproches contra la propia Báñez, a la que se le llegó a acusar de defender la "contrarreforma a su propia reforma" por el sueldo que cobra en la Presidencia de la Patronal.
Todas esas tensiones y reproches quedaron el domingo atrás con la presencia de Garamendi durante el discurso de proclamación de Feijóo. El presidente del PP, además, también invitó a Lorenzo Amor, presidente de ATA; Miguel Garrido, de CEIM; al secretario general de la UGT, Pepe Álvarez; y Pedro Barato, presidente de ASAJA. El mensaje es claro: "El PP va a contar con empresarios, patronal, y sindicatos para poner en marcha la recuperación económica de España".
"Hemos perdido cuatro años"
El discurso del nuevo presidente convenció a dirigentes y cargos del PP. "Habemus presidente, pero no solo para el partido, sino para La Moncloa", comentó a Vozpópuli una veterana dirigente popular. Otro rostro importante del partido se lamentó de la oportunidad perdida en 2018: "Estuvo muy cerca de presentarse. Cospedal se lo pidió pero Rajoy no le garantizaba el apoyo tras la candidatura de Soraya. Al final, el resumen es que hemos perdido cuatro años".
Estuvo muy cerca de presentarse en 2018. Cospedal se lo pidió pero Rajoy no le garantizaba el apoyo tras la candidatura de Soraya. Hemos perdido cuatro años", señala una voz importante del partido
El consuelo, eso sí, es que "en 48 horas hemos resuelto una crisis que casi nos lleva al sumidero". Ahora, con los momentos más difíciles del partido ya superados, los cuadros del PP consultados por este diario piden pasar página y prefieren quedarse con la "salida elegante" de Pablo Casado, cuyo discurso gustó a una gran mayoría: "Quizá sobró decir que ha dejado el partido a las puertas de La Moncloa o que Feijóo le había hecho una oferta, pero su despedida fue buena".
Esa opinión, mayoritaria, no la comparte, sin embargo, Adolfo Suárez Illana. El hijo del expresidente del Gobierno, al que Pablo Casado llegó a situar como número 2 en la lista encabezada por él a las generales de abril de 2019, y al que luego situó como secretario cuarto de la Mesa del Congreso, decidió no levantarse a aplaudir al líder del PP saliente tras finalizar su discurso, tal y como confirman diferentes compromisarios a este medio.
Esa actitud causó más de un comentario entre los allí presentes, así como los discursos de Isabel Díaz Ayuso y José María Aznar. Para muchos, "en ambos se ve la mano de Miguel Ángel Rodríguez, el ideólogo del decálogo de Anzar que recordó Isabel". Algunos compromisarios esperaban verle durante el fin de semana, pero el jefe de gabinete de la presidenta madrileña no viajó a Sevilla. Tampoco lo hizo el que ha sido su 'enemigo íntimo' en la guerra vivida entre Génova y Sol: Teodoro García Egea.
Quinielas para el comité de dirección
El absoluto hermetismo con el que Alberto Núñez Feijóo está diseñando su nuevo equipo provocó, durante todo el fin de semana, un sinfín de quinielas sobre las posibles elecciones del nuevo presidente. La versión más extendida es que ningún vicesecretario de la etapa de Pablo Casado repetiría, como finalmente ha sucedido. Uno de ellos, de hecho, admitía esa posibilidad con un tono de máxima resignación: "Pinta que nos quedamos fuera todos".
Otras fuentes, sin embargo, apuntaban que Ana Pastor podría ser la excepción. Su labor en Génova, y también en el Congreso de los Diputados podría hacer, según algún cargo del PP, que la actual vicepresidenta de la Cámara se mantuviera en el comité de dirección. Finalmente, sin embargo, la vicesecretaría de Políticas Sociales que ostentaba la gallega ha recalado en Carmen Navarro Lacoba.
El entorno más próximo a Alberto Núñez Feijóo destaca que la intención del presidente es pactar las secretarías con los nuevos vicesecretarios, una vez designados.
Esa posición daría al traste con otro rumor que lleva sonando desde hace varios días, y que sitúa al nuevo diputado por Málaga Ángel González, que heredará el escaño de Pablo Montesinos, como futuro secretario de Organización, cargo que ostenta ahora Alberto Casero.
Gamarra, ¿número 2 y portavoz?
Otro escenario que cobra cada vez más fuerza, y que ya fue apuntado como una posibilidad por algunos colaboradores de Alberto Núñez Feijóo el pasado jueves, es que Cuca Gamarra conserve la portavocía del PP en el Congreso de los Diputados a pesar de haber sido designada secretaria general del partido.
Las fuentes consultadas por Vozpópuli tras ese nombramiento advertían que "con uno o dos cargos potentes por debajo de Cuca, con los que repartirse esa gestión orgánica del partido, sería suficiente para que ella se mantuviera al frente del Grupo Popular". Ahora, tras la designación de Elías Bendodo como coordinador general, esa posibilidad parece del todo plausible.
Cargos relevantes del PP añaden, además, que "Feijóo sabe que siempre han existido tensiones entre la secretaría general del partido y la portavocía en el Congreso". Pasó, recuerdan, "con Cospedal y Soraya y con Teodoro y Cayetana". Con esos antecedentes, "no es descabellado que el nuevo presidente se quite ese problema con Cuca en esos dos puestos".
Esos mismos dirigentes destacan que Feijóo "prefiere equipos pequeños" y, con Gamarra en el Congreso y él en el Senado, "tendríamos al presidente y a su número dos al frente de la labor de oposición en las dos Cámaras".
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