Alfonso Guerra y Felipe González hacen piña junto a Virgilio Zapatero, exministro de la Presidencia, para reivindicar el socialismo clásico, el del 82. 'Aquel PSOE', como reza con nostalgia el libro de Zapatero prologado por el propio Guerra. Una forma distinta de hacer política a la actual, "cuando se respetaba a las instituciones" y el escenario estaba menos polarizado. El sanchismo ha irrumpido como un miura en la historia socialista, y hoy aquel felipismo camina con bastón y duerme lejos de la Moncloa.
Alfonso Guerra ha lamentado que todo sigue igual que en la última legislatura de cara al 23J, "los dos principales partidos siguen mirando a sus extremos, a aquellos que quieren romper el orden constitucional". El exvicepresidente del gobierno ha descrito con ironía la realidad valleinclanesca en la que se encuentra nuestro país, con pullas poco disimuladas a Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Vox.
"Resulta que los que salvaron miles de vidas no fueron los sanitarios, sino los que antes llevaban pasamontañas", ha deslizado con fina ironía Guerra en alusión a las palabras del delegado de Gobierno de Sánchez en Madrid, Francisco Martín. A Díaz se ha referido como "Mélenchon vestido de Christian Dior" y ha advertido del peligro de que los aliados de Putin (Vox) gobiernen España.
Hay actores políticos que quieren gobernar España sin pronunciar su nombre porque les produce erisipelaAlfonso Guerra, exvicepresidente de España
Para Guerra, la generación de la transición comprendió que el respeto de las instituciones está por encima de todo, pues es el sostén de la democracia. "Hay actores políticos que quieren gobernar España sin pronunciar su nombre porque les produce erisipela".
La última vez que Felipe González y Alfonso Guerra coincidieron en un acto público fue en 2019, cuando asistieron al velatorio de Alfredo Pérez Rubalcaba. Antes, en 2017, participaron juntos en un acto en Dos Hermanas para arropar a Susana Díaz, entonces activa en política. González ha mantenido una actitud atenta durante todo el discurso de Guerra, y también ha asistido varias veces con la cabeza cuando le ha llegado el turno a Virgilio Zapatero.
Una rendición de cuentas
Zapatero ha querido rendir cuentas de lo que aquellos años supusieron para el país, con espíritu crítico para reconocer lo malo, y honestidad para presumir de lo bueno. En su obra reivindica la ley de amnistía, hoy repudiada por el aliado del PSOE en el Gobierno, Unidas Podemos. Y suspira por una anhelada convivencia política que hoy pareciera ciencia ficción.
Zapatero, además de por Guerra y González, ha estado escoltado en la presentación de su 'Aquel PSOE' por primeros espadas del partido: Rosa Conde, José Luís Corcuera, José Barrionuevo, Carlos Solchaga, Javier Ledesma, Matilde Fernández, Fdez. Marugán y Redondo Terreros. También ha acudido al acto el ex secretario general de UGT Cándido Méndez. El único representante del PSOE moderno presente en el acto ha sido Juan Lobato, candidato socialista a presidir la Comunidad de Madrid, que marchó antes de que terminase el acto.
"Copiamos a UCD"
A Zapatero no se le caen los anillos a la hora de alabar a otras formaciones políticas como UCD. Es más, apunta que les copiaron en muchas ocasiones: "Aprendimos de UCD. Incluso copiamos muchas leyes de UCD". Zapatero también ha cargado contra las formas modernas de hacer política, basadas más en emociones que en la razón: "Nuestras proposiciones de ley no se forjaron en base a tuits y emociones, sino apelando a la racionalidad. Fuimos modernos, no posmodernos".
Zapatero lamenta que se quiera hacer una enmienda a la totalidad a aquellos años en los que se construyó la democracia española. Una miopía que, bajo su punto de vista, puede traducirse en una falta de respeto a las instituciones que haga temblar los cimientos de la democracia.
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