No hay nada como salir del poder para pedir los cambios que desde ese mismo poder nunca se impulsaron. Esto ocurre ahora con los expresidentes del Gobierno, todos ellos a favor en mayor o menor medida de hacer una reforma de la Constitución que, sin embargo, el actual presidente Mariano Rajoy no ve necesaria y no tiene intención de impulsar. En el día del recuerdo de la figura de Adolfo Suárez, un político del que se destacó su afán de consenso e interés reformista, los tres exprimeros ministros que la democracia española mantiene vivos (dos socialistas y uno popular) se han mostrado a favor de cambios, con mayor o menor interés.
En un debate en el programa televisivo 'Al rojo vivo', de La Sexta, Felipe González ha llevado la voz cantante en la petición de las reformas que anhela buena parte de la población como se manifestó con las multitudianarias marchas del pasado sábado: "Yo no digo que hay que hacer una revisión de la Transición sino aprovechar una reflexión seria sobre aquellos acontecimientos para impulsar un camino de consenso. La Constitución no se puede petrificar y no son las tablas de la ley, son un marco de convivencia y las reglas de la convivencia cambian y tenemos que adaptarnos en lugar de resistirnos a los cambios imprescindibles". Según González, "hay que adaptarse a los cambios en lugar de resistirse", que es lo que en este momento parece estar planteando el Gobierno del Partido Popular.
José Luis Rodríguez Zapatero, presente físicamente en el plató del programa, ha ido más allá al decir que "tenemos que hacer que los nuevos grupos de población sean los que tengan el protagonismo de liderarlo (el cambio político). "Con el tiempo hay aspectos y factores que se ponen en cuestión y se tienen que revisar, y eso es normalidad. Y esto en España empezó a partir del año 2000, hasta ese momento la transición no era discutible. Ahora se trata del impulso reformista que tiene que llegar a la Constitución". No obstante, el político leonés ha reconocido que "hicimos una constitución muy rígida y va a costar las reformas necesarias".
Incluso un político en teoría más conservador que los dos anteriores, como José María Aznar, ha reconocido que la Constitución no es inamovible y que puede cambiarse aunque, siguiendo en este aspecto la teoría 'rajoyana', ha puntualizado que primero "hay que saber qué es lo que se quiere cambiar".
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