El ruido mediático ha sido peor para Fernando Simón que aquella almendra indómita que atascó su gaznate más que un adelantamiento entre camiones. El juguete roto de Sanidad, utilizado de parapeto ante la prensa en los peores momentos de la pandemia, ha desaparecido por completo ahora que se atisba su final. En concreto, han pasado 7 meses desde que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes) diese su última rueda de prensa. ¿Cambio en la estrategia de comunicación de Sanidad o dimisión mediática de Simón? Un poco de ambas.
En el seno del Ministerio de Sanidad temblaban cada vez que Simón salía a hablar. Su espontaneidad le llevaba a cometer deslices ampliamente comentados en prensa. Acuérdense del "no es lo mismo que muera una persona de 90 años que una de 20" o del "me alegro que Bélgica no recomiende a sus ciudadanos venir a España", entre otros ejemplos de una amplia hemeroteca.
Estaba acaparando demasiado foco mediático, hasta el punto de recibir la misma atención que la persona al frente del Ministerio de Sanidad, y eso en el Ejecutivo no terminaba de gustar. Por si fuera poco, fuentes cercanas afirman que su sintonía con la ministra Carolina Darias no es tan buena como con el exministro Salvador Illa.
De hecho, Darias y su jefa de gabinete, Mercedes Pastor, tomaron la decisión de sentarlo en el banquillo tras la remodelación del Gobierno de Sánchez. Se acabaron las ruedas de prensa semanales del epidemiólogo para comentar la marcha de la pandemia. Ahora ese papel lo ejecutaría la propia Darias tras cada reunión del Consejo Interterritorial.
En noviembre de 2021, la sexta ola empezaba a notarse con fuerza en Europa, pero en España vivíamos un momento de calma chicha. Aun así, los casos empezaban a subir. Vozpópuli consultó al Ministerio por la vuelta del doctor Simón al ruedo mediático, y desde la institución se argumentó que no era el momento ya que las cifras de ocupación hospitalaria eran buenas: "Solo hay un 5% de ocupación en UCI".
Con el paso de los días la situación empeoró, superándose con creces el 20% de ocupación de UCI por pacientes con covid, llegando a una situación de riesgo alto. Pero nada cambió. Fernando Simón no ha salido ni una sola vez a comentar los casos o la marcha de la ola. Ni siquiera ha aparecido de escudero de Darias en las múltiples comparecencias que ha dado la ministra, un rol de actor secundario que parece encarnar ahora el director del Instituto de Salud Carlos III, Cristóbal Belda.
Simón detesta los focos
Si bien el Ministerio de Sanidad ha decidido dejar en el banquillo a Fernando Simón, hay que decir que este se siente allí más cómodo que Gareth Bale. Fuentes cercanas al epidemiólogo confirman que está "hasta las pelotas" de los medios de comunicación. No es de extrañar, pues se le ha sometido a una exposición sin precedentes en el ámbito de la dirección sanitaria.
En la primera ola el desgaste fue brutal. "Llegaba a casa a la 1 muchos días y salía a trabajar a las 6", afirma Simón a fuentes de su entorno. De hecho, el director del Ccaes atribuye este desgaste a los errores que cometía en las ruedas de prensa diarias. "Tenía lapsus porque estaba destruido". A lo largo de la pandemia, 5 personas de su equipo han pedido la baja por estrés. En aquellas jornadas, Simón terminaba su jornada blasfemando por la "mierda de virus, de periodistas y de sociedad".
Por si fuera poco, Fernando Simón ha sido utilizado por los ministros de Sanidad y por el propio presidente del Gobierno de 'mono de feria' con amigos que querían conocerle. La ministra de Sanidad le ha llegado a pedir que participase en la conferencia de un amigo, y el presidente Sánchez le pidió que cenase con el escalador Alberto Ginés, "que te quiere conocer". También ha habido personal diplomático que ha querido comer con Simón, un ritual, el de comer por obligación con desconocidos, que detesta.
En definitiva, que Simón ha quedado harto de tanto foco mediático, de tanta presencia pública y postureo. Mientras dure esta etapa de ostracismo, él encantado, y si dura para siempre, todavía mejor. El doctor Zhivago marchó a Varykino para escapar de la soga soviética, y bien le gustaría al doctor Simón hacer lo propio para no volver a dar una rueda de prensa.
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