A Pedro Sánchez se le ha arruinado por completo el congreso de los socialistas europeos de este fin de semana en Málaga. El presidente del Gobierno quería llegar investido a esta cita en la que ejerce como anfitrión. Y se ha topado con las dudas de Carles Puigdemont, que han congelado un acuerdo imprescindible para Sánchez; protestas frente a las sedes del PSOE todos los días y la resistencia de la judicatura a la amnistía. La guinda negativa ha sido el escándalo de corrupción que ha forzado la dimisión del primer ministro de Portugal, el socialista Antonio Costa.
Los socialistas europeos se dan cita entre el viernes y el sábado en Málaga para elegir nueva cúpula directiva y preparar las inminentes elecciones a la Eurocámara de mayo del 2024. Era una fecha importante para Sánchez, que quería acudir como presidente reelecto del Gobierno y figura clave en la familia socialista de cara a la cita electoral de la primavera que viene.
Sin embargo, o cambia todo de la noche a la mañana o Sánchez se presentará en el congreso con la investidura en el aire. La imputación por terrorismo a Puigdemont ha complicado la recta final de la negociación de la amnistía con el ex presidente catalán, cuyos siete diputados son imprescindibles para hacer presidente a Sánchez. El debate en el Congreso de los Diputados, que se daba por seguro para esta semana, puede retrasarse con la espada de Damocles de un plazo para evitar la repetición electoral que vence en el 27 de noviembre.
Protestas en toda España
A esta situación se suma la ola creciente de protestas frente a las sedes del PSOE en toda España en contra de la amnistía. Málaga no ha sido hasta el momento uno de los puntos calientes de las manifestaciones, pero la seguridad tendrá que verse incrementada ante la presencia anunciada de jefes de Estado y de Gobierno de otros países.
Uno de los que no estará y que era uno de los principales aliados de Sánchez en Europa es Antonio Costa. El primer ministro portugués, espejo y referente del socialismo español, ha presentado su dimisión horas después de saberse que la Fiscalía del país vecino le ha incluido en una investigación por presuntos delitos de prevaricación y corrupción vinculados al sector del litio y el hidrógeno verde.
Se trata de un golpe letal para el socialismo europeo en la antesala de las elecciones del 2024. Y que según fuentes consultadas por este diario ha sacudido a los organizadores de la cita en Málaga. Portugal, España, Alemania, Dinamarca y Rumanía son los países de la Unión Europea encabezados por primeros ministros socialistas. Los socialdemócratas forman parte de coaliciones de gobierno en otros Estados como Bélgica, Estonia y hasta hace un mes Luxemburgo, donde la alianza progresista que integraban perdió la mayoría en las urnas.
En cualquier caso, todos estos partidos viven situaciones internas muy complejas. La coalición alemana que lidera Olaf Scholz con liberales y verdes vive sus horas más bajas de popularidad y los socialistas daneses renovaron mandato tras pactar una gran coalición con el centro derecha. Algo similar ocurre en Rumanía.
Antonio Costa dimite en Portugal
Portugal, que parecía el gobierno socialista europeo más estable gracias a su mayoría, se ve inmenso ahora en una profunda crisis a causa de la corrupción. Sánchez, por su parte, aspiraba a presumir ante sus socios de un mandato renovado de cuatro años, pero la complejidad y el alcance de la amnistía que negocia con los independentistas catalanes todavía no le han dejado.
El socialismo europeo forma parte del tripartito, junto a conservadores y liberales, que ha gobernado las instituciones europeas esta legislatura. Hasta ocho comisarios pertenecen a la familia socialdemócrata; entre ellos el Alto Representante para la Política Exterior, Josep Borrell.
El encuentro de Málaga coincide con la presidencia de turno de España en la UE y el liderazgo de Sánchez al frente de la Internacional Socialista. El Gobierno ha dilapidado buena parte de sus ambiciones del semestre en la propuesta de convertir el catalán en idioma oficial de la Unión.
La UE, contra el catalán de Sánchez
Se trata de una exigencia de sus socios investirle que ha encontrado poco o ningún eco en Europa. De hecho, uno de los Estados que se ha opuesto de manera abierta a la iniciativa es Estonia, cuyo Gobierno lidera una primera ministra liberal pero que cuenta con ministros socialdemócratas.
El auge de populismos de izquierda y derecha, la recuperación de los conservadores y la caída de las formaciones liberales y socialistas en el centro y el sur de Europa amenazan la continuidad del tripartito que ha gobernado la Comisión en las últimas décadas. El congreso de Málaga aspira a poner freno a esta sangría en las peores circunstancias posibles para el socialismo y para Sánchez.
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