Siempre habla en castellano cuando hay medios de comunicación nacionales presentes. "Una cortesía", expliga Ana Magaldi, cabello blanco y cortado a lo garçon, voz poderosa y actitudes firmes. Hace dos años, al tomar posesión de la jefatura del Ministerio Público barcelonés, alguien la bautizó como 'la fiscal de puño de hierro'. Pronunció su discurso prácticamene en castellano.
"Soy de Gerona", dijo Ana María Magaldi Paternostro, "mi lengua materna es el catalán. En nuestra comunidad tenemos dos lenguas oficiales y utilizo las dos habitualmente". Pero eligió el castellano para esa ceremonia porque allí había presentes 41 fiscales incorporados recientemente que aún no lo hablan. "Una cortesía", dijo también entonces. Recurrió al catalán, naturalmente, para dirigirse a su familia, allí presente, así como a las autoridades de la consejería de Justicia. Magaldi tiene las cosas mucho más claras que alguno de sus compñeros fiscales. Dijo en su discurso que intentaría mantener la fiscalía de Barcelona como "una fiscalía pionera", pero sin olvidar que se trata de una institución jerárquica, timoneada por el fiscal general del Estado y con su puerto base en Madrid. Algo que ahora, en algunos despachos de la fiscalía catalana, no termina de entenderse. O de asumirse.
Defensa de dos fiscales anticorrupción
También se ganó a sus compañeros cuando defendió a sendos fiscales anticorrupción que habían sido objeto de potentes críticas por parte de un sindicato policial con relación al caso Palau. Los sindicalistas reprochaban la escasa atención profesional desarrollada por los fiscales en el asunto. Magaldi hizo lo que no se había hecho desde Madrid. Los defendió y elogió en presencia de todas las autoridades de la Fiscalía General del Estado allí presentes.
Una reunión excepcional
No todos en el cuerpo de fiscales parecen recordar este criterio. Los nueve miembros de la Fiscalía Superior de Cataluña acaban de demostrarlo con su negativa a impulsar una querella contra los responsables de la Generalitat por el 9N. Tanto, que su jefe superior jerárquico, Torres-Dulce, hubo de convocar a la Junta de Fiscales de Sala, lo que no ocurría desde hace diez años, para conseguir su respaldo y sacar adelante la querella contra Artur Mas y miembros de su gobierno.
Magaldi tiene las cosas mucho más claras que alguno de sus compñeros fiscales
Magaldi reunió este jueves a los medios para dejar bien claro que no todos los fiscales son iguales, argumentó que no quería poner distancia con los supuestamente 'amotinados' y que hablar de 'insurrección' o de 'fiscales catalanes' es un error que no se compadece con la realidad. Los nueve fiscales del TSJ de Cataluña no son todos los 'fiscales catalanes', vino a decir la fiscal jefe de Barcelona y añadió que no cabe hablar de sublevación ni de fiscales rebeldes porque los más de trescientos representantes del Ministerio Público que ejercen en Cataluña no se han pronunciado sobre la querella contra Mas. "La gran mayoría de los fiscales de Cataluña no han tomado parte en la polémica", aseveró, "porque es competencia exclusiva del fiscal general de Cataluña y del fiscal general del Estado". No se permitieron preguntas por lo que el Colegio de Periodistas de Cataluña, tan escasamente belicoso con determinados comportamientos de la Generalitat y alrededores, decidió emitir una nota de protesta.
También este jueves Torres-Dulce declaró que no cabe hablar de insurreción ni de amotinamiento porque no ha habido tal cosa. Palabras balsámicas sin apenas efecto inmediato en un cuerpo erizado de problemas y desencuentros.
La comparecencia ante los medios de Ana Magaldi evidenciaba el clima de malestar en el estamento fiscal de Cataluña. Y no todo quedó en meras palabras de la rueda de prensa. Los fiscales de Barcelona, con el visto bueno de la Fiscalía General del Estado, pedirá que se reabran todas las denuncias archivadas por juzgados de instrucción de la provincia sobre el 9N. Según la Fiscalía que dirige Magaldi, existen indicios de delito en relación con deterrminados episodios que tuvieron lugar en torno a la consulta. Hay al menos una treintena de denuncias presentadas, que aguardan en cajones de diferentes juzgados. Los fiscales barceloneses reclaman ahora que, en los casos de denuncias en los que los juzgados decidieron inhibirse, se eleven al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Es decir, una actitud radicalmente contraria a la mantenida por Romero de Tejada, el fiscal superior de Cataluña, quien evitó, junto a sus nueve compañeros de la Junta del TSJC, presentar la querella contra Mas y su gobierno. No lo consideraban procedente, dijo Romero de Tejada, quien ocupa ese cargo precisamente por decisión de Torres-Dulce, a quien ha puesto ante el mayor compromiso de su carrera.
Dos casos opuestos
Romero de Tejada es la antítesis de Magaldi. Hombre de excelente formación pero poco decidido, receloso y algo pusilánime, al decir de algunos de sus compañeros. Está ahora muy preocupado por la imagen mediática que ha ofrecido a lo largo de estos días y considera que es muy injusto el tratamiento que se le ha deparado.
El principal problema de la familia jurídica catalana es su simbiosis con la ideología
En el envés de la moneda está Ana Magaldi, inflexible y tenaz, también de una formación jurídica muy sólida y muy bien valorada por sus compañeros togados. El principal problema de la familia jurídica catalana es su simbiosis con el medio, con la ideología de la instancia política que rige la Comunidad, tal y como explicaba el miércoles Muriel Casals, presidenta de Omnium Cultural, una de las dos patas 'cívicas' que utiliza el Gobierno catalán para sus movilizaciones ciudadanas.
La tensión va en aumento y el nivel de resistencia de los jueces y fiscales que no se identifican con el soberanismo que impulsa del Govern va perdiendo pie en muchos de los casos. De ahí lo ejemplar del caso de Magaldi, catalana, de Gerona, treinta años en la carrera, impecable jurista y en las antípodas de los fiscales que contemporizan o se pliegan a los deseos de la Generalitat, a decir de medios judiciales de esa Comunidad.
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