El restaurante madrileño Casa Piluca, ubicado en la céntrica Plaza Gabriel Miró, era uno de los centros de operaciones favoritos del cabecilla de la trama Púnica, el exconsejero de la Comunidad de Madrid Francisco Granados, actualmente en prisión, para hacer negocios y quedar con sus más allegados. Al menos así se desprende de las conversaciones que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil intervino al exdirigente del PP madrileño y que obran en el sumario de esta macrocausa de corrupción.
En dichas conversaciones el nombre del restaurante Casa Piluca sale a colación en numerosas ocasiones. Lo hace, por ejemplo, cuando queda el 10 de septiembre de 2014 para almorzar con José Luis Huerta, propietario de Walter Music, una de las principales empresas de las que se valía la trama corrupta.
Granados solía comer en dicho restaurante con el ex comisario de Barajas, Carlos Salamanca, quien estuvo imputado en la Audiencia Nacional
También aparece cuando Granados queda con el excomisario del aeropuerto de Barajas Carlos Salamanca, que estuvo imputado en la Audiencia Nacional por favorecer a los miembros de la mafia china capitaneada por Gao Ping, en el denominado caso Emperador. Posteriormente, la Audiencia Nacional archivó la imputación respecto a este agente -que fue ascendido por el Ministerio del Interior– y meses después el Tribunal Supremo confirmó el sobreseimiento de las actuaciones sobre Salamanca.
"Cinco jueces de la Audiencia Nacional"
Por otro lado, Granados habló en una conversación telefónica mantenida con su amante, Cristiane Jucar, de un almuerzo en el citado restaurante el dos de octubre del año pasado con motivo de la festividad de los Ángeles Custodios, día en el que la Policía celebra su festividad. El exdirigente popular le comenta a su amiga íntima que "a la comida en el Piluca han asistido entre otros los del Ministerio del Interior y cinco jueces de la Audiencia Nacional, como el juez Bermúdez".
En otro extracto de las escuchas interceptadas, el exconsejero de la Comunidad de Madrid le dice a Júcar que está llegando al banco a lo que Cristiane dice que "eso se acabó". Granados bromea con la "imposible" previsión de finalización del evento al que asiste ese día – el 23 de julio de 2014- a las dos de la tarde "yendo Ana Botella, además del calor que haría en la plaza". Dicha conversación finaliza comentando que ha quedado a comer a las 14:15 con Carlos (previsiblemente el excomisario Salamanca) de nuevo en "el Piluca".
No obstante, no sería la última vez que ambos comerían juntos en este restaurante. También lo hicieron -según se desprende en el sumario- con "los Armengol". De hecho, la trama Púnica prometió un trato de favor al hijo del exjuez decano de Madrid, José Luis González Armengol, a través de la mujer de Granados, Nieves Alarcón, que trabajaba en la Universidad de Villanueva (Madrid). Ésta mediaría para que el universitario fuera aprobado en un examen en la carrera de Administración de Empresas.