Los detalles de la Operación Zendal estaban dispuestos. El Ejército de Tierra había dado la instrucción a las diferentes unidades implicadas en el operativo preparado para dar apoyo al Ministerio de Sanidad en la realización de test masivos a la población en un estudio sobre la seroprevalencia del coronavirus: los mandos habían cumplido con el planeamiento de la misión y los efectivos seleccionados habían recibido formación precisa. Pero en el último momento, el departamento dirigido por Salvador Illa ha aparcado el despliegue militar, una decisión que ha provocado "frustración" entre las unidades implicadas.
Como adelantó Vozpópuli, el Mando Componente Terrestre ultimaba los flecos en el desarrollo de la Operación Zendal. Lo hacía a petición del Ministerio de Defensa y en estrecha colaboración con Sanidad. El objetivo del operativo era que cientos de militares -algunas cifras apuntan a 750- brindasen apoyo logístico y sanitario en el testeo masivo a la población, considerado como una piedra angular en el llamado "proceso de desescalada" de la crisis sanitaria.
En concreto, el Ejército había desarrollado un plan para trasladar a los sanitarios hasta los puntos seleccionados previamente por Sanidad para hacer las pruebas. También se había instruido a los efectivos mediante un "cursillo online" para que ellos mismos pudieran tomar las muestras, aseveran fuentes militares.
Contratiempos en el plan
En el desarrollo del plan, no obstante, surgieron contratiempos. El más importante estaba relacionado con el ámbito de la seguridad: pese a que se avisaría previamente a los grupos seleccionados para las pruebas, el equipo de coordinación contemplaba la posibilidad de que surgieran contratiempos entre las personas escogidas. Por eso se determinó que un agente de la autoridad acompañase a cada unidad desplegada.
Desde Sanidad también se midió el "impacto" que tendría el despliegue del Ejército en zonas urbanas con un mayor índice de rechazo a las Fuerzas Armadas; principalmente, en Cataluña y País Vasco. Las mismas fuentes militares detallan que, casi con total seguridad, los efectivos implicados irían equipados con equipos de protección individual, por lo que el uniforme no sería visible.
Todo estaba dispuesto y las instrucciones, emitidas. La idea era proyectar la operación a lo largo de la presente semana. El teniente general (retirado) del Ejército de Tierra Pedro Pitarch -que entre otros cargos se desempeñó como director general de Política de Defensa, jefe de la Fuerza Terrestre de España, y comandante General del Cuerpo de Ejército Europeo- ofrece algunos detalles sobre los plazos que se han seguido: la orden preparatoria se difundió el día 13 de abril y el Mando Componente Terrestre distribuyó la orden de operaciones definitiva el viernes, día 17.
Rebajadas las expectativas
En los últimos días, no obstante, se rebajó las expectativas en torno a la Operación Zendal. Un portavoz oficial del Ministerio de Defensa aseveró que no había "nada decidido": "Se ha contemplando esa posibilidad y por eso se ha preparado a gente, pero hay otras opciones que, hoy por hoy, parecen más probables y que Sanidad estudia". El propio Jefe del Estado Mayor de la Defensa, general del Aire Miguel Ángel Villarroya, insistió en el mismo mensaje en rueda de prensa desde Moncloa.
Según ha sabido este diario, Sanidad ha aparcado a última hora la colaboración del Ejército para su estudio de seroprevalencia, lo que ha causado la "frustración" entre las unidades a las que se les había instruido y que contaban con órdenes precisas para cumplir con sus cometidos. "Las Fuerzas Armadas nos preparamos por si se nos necesitara", afirman siempre des los estamentos militares. Pero lo cierto es que el planeamiento ha supuesto un esfuerzo adicional para unas Fuerzas Armadas que están sacando músculo en esta crisis sanitaria.
En cualquier caso, no debe confundirse la Operación Balmis con la Operación Zendal. La primera hace referencia al despliegue militar contra el coronavirus que empezó a efectuarse tras decretarse el estado de alarma, con los principales cometidos de desinfección, vigilancia y apoyo sanitario; la segunda recoge el apoyo de las Fuerzas Armadas en el estudio de seroprevalencia que Sanidad ha decidido aparcar.
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