España

Falta de personal y agredidos cada 36 horas: el drama que denuncian funcionarios de prisiones

Trabajadores penitenciarios demandan más recursos para frenar las agresiones de reos a los funcionarios y critican la modificación de una instrucción que impedía al recluso acceder a permisos sí cometía sanciones

  • Prisión de Soto del Real, en Madrid. -

El pasado martes, 'Igor el Ruso', el triple asesino de Teruel, fue trasladado desde la cárcel gallega de A Lama a la prisión de Estremera, en Madrid. Frío, calculador y desafiante, el exmilitar serbio es conocido por ser un preso extremadamente peligroso. Hace un año, agredió a varios funcionarios tras negarse a salir de su celda para ser juzgado del crimen que cometió en 2017. Su trayectoria conflictiva en las cárceles españolas es una de las más mediáticas de los últimos tiempos. Sus agresiones, sin embargo, no son las únicas que engrosan las estadísticas. Según fuentes sindicales y parlamentarias, en torno a cada día y medio se produce un ataque contra un funcionario de las prisiones españolas.

Los sindicatos que engloban a los trabajadores de prisiones llevan años reclamando más medidas para protegerse ante los ataques de los reos. Denuncian que, pese al desplome del número de internos en las 65 cárceles gestionadas por el Gobierno central, continúan registrando un alto número de agresiones cada año. Según los datos de Instituciones Penitenciarias, un órgano dependiente del Ministerio de Interior, actualmente hay unos 20.000 presos menos que hace una década. Esta caída se debe a una reforma penal de los delitos contra la salud pública. En las prisiones españolas, por otro lado, trabajan cerca de 24.000 funcionarios. Dentro de este colectivo, el grupo mayoritario es el del personal de interior y vigilancia, los que tienen un mayor trato directo con los presos.

Baile de cifras de agresiones

"A nivel de cifras nos mantenemos como en años anteriores", asegura Joaquín Leiva, portavoz de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP). Según este sindicato, en lo que va de año se han producido al menos 54 agresiones a funcionarios de prisiones. Las cifras oficiales hechas públicas no recogen los datos de 2022. En una respuesta parlamentaria en septiembre, el Gobierno cifró en 1.725 el número de agresiones de presos contra empleados penitenciarios entre 2015 y 2021, con los datos del año pasado aún sin cerrar. Sólo 9 de esas 1.725 agresiones se catalogaron como graves.

Si se analiza año a año, se observa una caída progresiva del número de agresiones. En 2015, con 52.804 internos en nuestras prisiones, se notificaron 341 ataques. Las cifras de encarcelados siguieron cayendo. En 2019 ya eran 50.129 los presidiarios y se registraron 223 agresiones. En 2020 hubo 47.300 presos en nuestras cárceles y se cometieron 176 agresiones a este colectivo de trabajadores. En 2021 -según la respuesta parlamentaria publicada en septiembre- se produjeron 98 ataques.

CCOO contabiliza como agresión todo aquello que se investigue como tal. Con ese criterio, contó 429 ataques a trabajadores penitenciarios en 2021. Sus datos reflejan una tendencia al alza en los últimos años, salvo durante la pandemia. "En 2010 estábamos en cinco agresiones por cada 1.000 presos. En 2021, en nueve por cada 1.000", aseguran desde la organización. Desde CSIF no ofrecen datos concretos, pero calculan que en las cárceles españolas se registra al menos un ataque a un funcionario cada 24 o 36 horas. Fuentes parlamentarias precisan que la media de 2020 y 2021 es la de una agresión cada 30-36 horas.

¿Quiénes agreden a los funcionarios?

Detrás de una agresión, hay una causa. Y según CCOO, el 60% de los ataques guarda relación con reclusos con patologías psiquiátricas no atendidas, aunque CSIF insiste en que esta razón sólo está detrás del 30% de los ataques. Comisiones sostiene que otro 30% se produce por "razones organizativas que tienen que ver con la falta de personal". El 10% restante lo cometen presos "inadaptados" con "conductas extremadamente peligrosas", como la de 'Igor el Ruso'.

Entre las agresiones más comunes, según ACAIP, están las que ocurren durante un traslado forzoso dentro del interior de la cárcel, ante el traslado de una mala noticia o por la denegación de un permiso. También cuando el funcionario interviene durante una pelea entre reos.

'Igor el Ruso' es uno de los presos que ha pasado gran parte de sus días de prisión en el módulo de aislamiento. Este es el departamento que está reservado para los criminales de primer grado que protagonizan altercados muy graves dentro del centro penitenciario. Son unas celdas que habitualmente ocupan internos con patologías mentales, psicópatas, yihadistas o miembros de bandas organizadas.

Otra gran queja de los colectivos de trabajadores penitenciarios es por la falta de personal. Denuncian que un módulo, que puede llegar a albergar unos 140 internos, está vigilado en cada turno por uno o dos funcionarios. Hay que tener en cuenta, en cambio, que no es habitual que los módulos estén al 100% de su capacidad y que una parte de los presos está en aulas formativas, talleres o actividades deportivas. Es decir, es difícil que coincidan todos ellos a plena luz del día. Tampoco el total de reclusos registrado en las estadísticas de Instituciones Penitenciarias vive permanentemente en prisión. Es el caso de los presos con tercer grado. Si les descontamos, serían unos 30.000 los reclusos que sí viven entre rejas diariamente.

Polémica por la modificación de una instrucción

La última decisión que ha indignado al colectivo es la modificación parcial que llevó a cabo la Secretaría General de II.PP sobre la Instrucción 1/2012, del 2 de abril, de permisos de salida y salidas programadas. Según The Objetive, la reforma permite que los presos en régimen de segundo o tercer grado puedan obtener permisos temporales de salida de prisión pese a que en sus expedientes figuren sanciones firmes por faltas graves.

Es decir, lo que cambia respecto al reglamento anterior es que la mala conducta de un interno no elimina automáticamente sus posibilidades para obtener un permiso de salida. Antes, cuando se sancionaba a un interno, no había la posibilidad de estudiar un permiso. Desde ACAIP creen que con este cambio se ha eliminado "una de las armas" con las que contaban los trabajadores de prisiones para "controlar los malos comportamientos y mantener el orden dentro del módulo".

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