Con más de dos mil agresiones en seis años (de 2011 a 2016) los funcionarios de prisiones han dicho basta. Reivindican soluciones y reclaman al Gobierno que se les nombre 'agentes de la autoridad' para minimizar el número de "golpes, mordeduras, puñetazos, pinchazos o patadas" que han recibido y siguen recibiendo por parte de la población reclusa.
"Parte de nuestro trabajo es tener que entrar cuando se inicia una pelea entre presos. De ahí solemos salir escaldados", asegura un empleado penitenciario. "Pero que salgamos con moratones o incluso un diento roto no conlleva ninguna repercusión grave para el recluso", asegura.
El castigo que recibe un preso por pegar a un funcionario de prisiones se limita a no bajar al patio o a algún día de aislamiento... De esta forma no temen hacerles daño
Los castigos que reciben, al parecer, se limitan a "no bajar al patio o a algún día de aislamiento... y de esta forma no temen hacernos daño. Les da igual", lamenta. En cambio, para los funcionarios, además del daño físico, encima es una larga lucha conseguir que el seguro les pague el dentista o las gafas rotas. "Si te rompen los dientes o las gafas tenemos que poner el dinero nosotros para demandar al recurso y que sea el Estado el que finalmente nos pague la factura", explica un afectado.
Sin embargo, si fueran reconocidos 'agentes de la autoridad', como ya son los profesores y médicos públicos, habría consecuencias penales y las agresiones que sufrieran en el ejercicio de sus funciones públicas podrían calificarse como un delito de atentado contra la autoridad. Así, "creemos que los presos se lo pensarían dos veces antes de propinarnos cualquier agresión", indica el presidente de la Asociación Profesional de Funcionarios Públicos, Paco Llamazares.
Los sindicatos de prisiones suman esta petición a la que llevan demandando desde hace más de un año: la equiparación salarial con sus compañeros de Cataluña.
Los hombres reciben más golpes
Según los datos con los que cuenta la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, el número total de agresiones sufridas por los funcionarios de prisiones desde 2011 hasta agosto de 2016 ascienden a 2.132, de las que 54 fueron consideradas graves y 923 leves. El resto, 1.151, son las referentes a "empujones, escupitajos o tortazos, entre otros" que no necesitaron de atención médica, explican.
Por sexos, 1.661 fueron ataques a funcionarios y 187 a funcionarias. Llamazares argumenta que esto es debido a que la plantilla femenina en este tipo de instituciones supone sólo "un 25% del total de la plantilla".
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