Tras más de treinta jornadas de lluvia consecutiva en Galicia, que llevaba desde mediados de octubre sumida en una especie de diluvio imparable, por fin el sol ha empezado a aparecer tímidamente entre un sinfín de nubes. El viejo refrán según el cual ‘nunca choveu que non escampara’ se ha vuelto a cumplir, no podía ser de otra forma, pero en esta ocasión se ha hecho rogar de lo lindo, opinión en la que coinciden incluso quienes peinan muchas canas y han vivido infinidad de inclemencias meteorológicas muy largas y persistentes.
El ‘empacho’ de lluvia y de viento ha tenido consecuencias muy graves en forma de inundaciones de viviendas y locales, daños cuantiosos en inmuebles, cortes de suministro eléctrico, problemas de movilidad por tierra, mar y aire y destrozos en todo tipo de bienes, pero posiblemente ninguno de esos males es comparable al efecto desastroso que el exceso de agua ha provocado en las rías gallegas y en su fruto más codiciado, el marisco, con especial incidencia en los moluscos bivalvos. ¿Y a santo de qué los aguaceros pueden afectar de una forma tan negativa a estos productos estrella de la gastronomía gallega? La explicación es tan sencilla como que las precipitaciones, si son tan fuertes, constantes y duraderas como las que han afectado a Galicia en el último mes, hacen bajar la salinidad de las rías y ciertas especies mueren por el exceso de agua dulce.
Tras varias semanas ‘horribilis’ para las mariscadoras gallegas, que apenas han podido faenar debido a la altísima mortandad registrada en moluscos como la almeja o el berberecho, el 'conselleiro' de Mar, Alfonso Villares, ha explicado que se ha descartado por completo la existencia de alguna patología extraña que esté afectando a los bivalvos y asegura que todo se debe a que las grandes lluvias han provocado una ingente llegada de agua dulce a las rías. Esa reducción de la salinidad causa la muerte de los bivalvos o afecta directamente a su crecimiento, de ahí el panorama desolador con el que se topan día tras día los profesionales del marisqueo. Villares afirma, además, que la alta temperatura del agua del mar, que este verano alcanzó registros inusuales, ha agravado un problema que sólo podrá solucionarse a través de la investigación y del hallazgo de variedades más resistentes. Para lograrlo, el 'conselleiro' señala que la comunidad cuenta con centros científicos que son referencia en Europa por su gran conocimiento del medio marino.
Más de cuatro mil personas, casi todas mujeres, se dedican en Galicia al llamado marisqueo a pie, una actividad ancestral y artesanal que se realiza sin maquinaria alguna, tan solo con la ayuda de las manos y de pequeñas sachas y ganchos que permiten recolectar con más facilidad mariscos bivalvos entre la arena, las piedras y el lodo. Ahora, muchos de esos profesionales se han visto condenados a parar su actividad debido a la alta mortandad del marisco, que se extiende ya por las principales rías gallegas. Por ejemplo, la de Pontevedra cerrará al marisqueo hasta el 27 de noviembre para esperar a que se recupere el producto y con el objetivo de poder salvar la campaña de Navidad, según informa Europa Press. Las mariscadoras que ejercen en Vigo son aún más pesimistas y temen perder la campaña estrella del año, mientras el desánimo aumenta también en el resto de las rías. ¿Logrará el sol salvar la campaña navideña? Pronto lo sabremos, pero al menos la predicción para los próximos siete días es optimista y todo apunta a un bajo riesgo de precipitaciones. Ya lo dice el viejo refrán: ‘Nunca choveu que non escampara’.
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