El ministro de Transportes, Óscar Puente, viajó el pasado 5 de enero desde Madrid a Vigo en un moderno Talgo 106 para anunciar a bombo y platillo, en plena precampaña de las elecciones gallegas, que los ansiados trenes Avril de eje variable circularían al fin por Galicia a finales de marzo y que los primeros billetes se pondrían a la venta el 1 de marzo de 2024. Como en esa fecha se celebran las tradicionales cabalgatas de los Reyes Magos, Puente se desplazó hasta la capital atlántica en compañía de Melchor, Gaspar y Baltasar, pero quizá hubiese sido más oportuno, o al menos realista, hacerlo junto a Pinocho, aquel niño mentiroso al que le crecía la nariz cada vez que soltaba una trola.
El caso es que todas las promesas que hizo el ministro aquel día se han convertido, apenas dos meses después, en papel mojado. Ni los trenes Avril han empezado a rodar por la comunidad autónoma; ni se han puesto a la venta los billetes, que este viernes ya deberían estar disponibles, ni siquiera se sabe cuándo Galicia comenzará a disfrutar de un servicio ferroviario que en teoría tendría que haber entrado en funcionamiento a mediados de 2022. Ahora, una vez más, tanto el Ministerio de Transportes como Renfe se lavan las manos y apuntan directamente a Talgo como la responsable del nuevo retraso por ser esta empresa la encargada de realizar el proceso de homologación y certificación de los trenes.
La pregunta clave es: ¿por qué si en enero aún estaba en marcha dicho proceso y no había una fecha concreta para su conclusión el ministro Puente se lanzó a la piscina, rodeado de una gran coreografía, con promesas de dudoso cumplimiento? Los mal pensados ponen la vista en las elecciones del 18 de febrero, y seguramente no se equivocan. De hecho, hasta la Junta Electoral Gallega reprochó el acto del responsable de Transportes tras una denuncia cursada por el Partido Popular, aunque al final todo quedó en un simple tirón de orejas pese a que Puente y los magos de Oriente fueron recibidos recibidos en la estación de Vigo por una nutrida corte de bienvenida integrada por el alcalde, Abel Caballero; el delegado del Gobierno, Pedro Blanco, y, cómo no, el candidato socialista a la presidencia de la Xunta de Galicia, José Ramón Gómez Besteiro, entre otras autoridades ligadas al PSdeG.
La entrada en funcionamiento de los trenes Avril supondrá para la comunidad autónoma gallega dar un salto de gigante en las comunicaciones ferroviarias con Madrid después de que la Alta Velocidad se quedase empantanada en la ciudad de Orense. Desde allí, los AVE no pueden seguir hasta el resto de las principales ciudades gallegas debido a que la red interior de alta velocidad cuenta con vías del llamado ancho ibérico, diferente al internacional. Y ahí es donde los nuevos Avril, con su eje variable, juegan un papel fundamental al poder adaptarse a todos los terrenos.
Hasta el momento, los trenes que llegan a Santiago, La Coruña, Pontevedra y Vigo siguen siendo los Alvia híbridos, más lentos. Cuando los Talgo 106 empiecen a operar, el tiempo del viaje entre Vigo y Madrid durará tres horas y media, unos cuarenta minutos menos que en la actualidad. La mayor capacidad de estos trenes y el incremento de las frecuencias con Madrid desde las principales ciudades permitirá también abaratar el precio de los billetes.
El presidente de la Xunta en funciones, Alfonso Rueda, ya ha anunciado que en cuanto sea investido de nuevo pedirá una reunión urgente con el titular del Gobierno, Pedro Sánchez, para abordar, entre otras cuestiones, la situación de las infraestructuras ferroviarias en Galicia. Rueda ha lamentado tanto el nuevo retraso de los trenes Avril como la falta de información por parte del Ejecutivo sobre cuántas unidades se destinarán a la comunidad gallega.
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