Galicia

Alfonso Rueda logra salir airoso del ‘tiroteo’ conjunto de la oposición en un debate con poca tensión

Solo saltaron chispas cuando el candidato popular leyó el programa del BNG sobre su plan de imponer el uso de la lengua gallega en las escuelas

Como era previsible, el debate electoral celebrado este lunes en la televisión pública gallega entre los principales candidatos a presidir la Xunta se ha convertido en un implacable ataque sincronizado de los cuatro representantes de la oposición contra el líder del PpdeG, Alfonso Rueda, que pese a todo ha logrado salir airoso del ‘tiroteo’ conjunto protagonizado por Ana Pontón (BNG), José Ramón Gómez Besteiro (PsdeG), Marta Lois (Sumar) e Isabel Faraldo (Podemos). Muchos de los numerosos proyectiles dirigidos hacia el presidente en funciones del Gobierno gallego, que necesita revalidar la mayoría absoluta ‘heredada’ por Núñez Feijóo para permanecer al frente de la Xunta, han sido devueltos por el candidato popular con respuestas que han afectado de forma especial a los representantes del PSOE y Sumar por ser los que sustentan un Gobierno, el central, que aún tienen “metidos en un cajón” cuatro mil millones de euros procedentes de los fondos europeos, básicos para relanzar el tejido industrial de Galicia, y que han promovido pactos fiscales con Cataluña que supondrán un gasto extra de 400 euros para cada gallego.

El debate, en el que los participantes se han ajustado con mucha disciplina a los tiempos pactados, ha transcurrido con un tono bastante monótono y los principales enfrentamientos los han protagonizado Alfonso Rueda y Ana Pontón al abordar uno de los caballos de batalla del BNG, que desea incrementar el uso de la lengua gallega en todos los ámbitos. Según la nacionalista, muchos niños gallegos “entran en las aulas hablando gallego y salen hablando castellano”, afirmación a la que Rueda ha contestado inquiriendo si el BNG “va a imponer el monolingüismo” en los colegios de Galicia. El candidato popular, que es un firme defensor del llamado bilingüismo armónico, se ha mostrado convencido de que el bloque de izquierdas, si llega a gobernar, pondrá en práctica una política dirigida a diferenciar, con la excusa del idioma, “entre buenos y malos gallegos”.

“Los gallegos queremos ser libres”, ha reiterado Rueda, a lo que Pontón ha contestado señalando que la imposición no será su camino a seguir. Esa afirmación de la representante del BNG ha sido contestada por Rueda dando lectura al programa electoral del partido nacionalista, en el que figura el inicio de un plan “de inmersión lingüística” dirigido a conseguir que la enseñanza sea “totalmente en gallego”. El contraataque del candidato del PP ha cogido con la guardia un tanto baja a Pontón, que no ha sabido explicar cuál será realmente su programa idiomático si consigue llegar a la presidencia de la Xunta.

Todos contra Rueda

Rueda, que ha sido el primero en abrir el debate con un bloque dedicado a las políticas económicas, ha destacado la buena marcha del empleo en la comunidad gallega, con la creación de 30.000 puestos de trabajo desde que el bipartito fue desalojado de la Xunta en las elecciones de 2009; las bonificaciones que han permitido a los contribuyentes pagar una media de 500 euros menos en el IRPF y la puesta en marcha de deducciones muy importantes en el impuesto de sucesiones, de las que ya se han beneficiado 836.000 gallegos. Sobre este particular, el líder ha interpelado a sus contrincantes si tienen previsto quitar esas bonificaciones, pero no encontró respuesta.

La más dura en la respuesta ha sido la representante del BNG, que ha acusado a Rueda de maquillar los datos del paro con recursos tales como ‘obligar’ a los gallegos a emigrar a otros países donde hay más trabajo. Según los datos ofrecidos por Ana Pontón, esa imposibilidad de encontrar empleo ha impulsado a 200.000 jóvenes a abandonar Galicia en los últimos años y se ha comprometido a recuperar todo ese talento perdido mediante un plan que hará subir en ocho puntos el peso de la industria y de la innovación.

José Ramón Gómez Besteiro, por su parte, ha contraatacado al presidente de la Xunta en funciones con el tema demográfico al resaltar que Galicia ha perdido cien mil habitantes en los últimos años mientras el conjunto del país ha ganado un millón. “Somos menos gallegos”, ha resaltado el líder socialista, y la región tiene ahora “menos gente, menos empleo y más deuda”. Besteiro, que ha mostrado en todo momento un perfil muy moderado, ha centrado buena parte de sus intervenciones en denunciar el mal funcionamiento de la sanidad pública y en poner en evidencia al Partido Popular por haber votado en contra de la subida de las pensiones, medida que está beneficiando a “800.000 gallegos”.

Malo y monótono

En cuanto a Marta Lois, las intervenciones de la candidata de Sumar han estado centradas en reivindicar la formación de “un gobierno de mujeres” para mejorar la calidad de vida de una comunidad que ha avanzado mucho en el empleo femenino gracias, según ha señalado, a la reforma laboral impulsada por Yolanda Díaz desde el Gobierno central. En la misma línea se ha movido Isabel Faraldo, que ha destacado los “51.000 empleos destruidos” por el PP en los últimos años y se ha mostrado partidaria de “intervenir” Alcoa para impedir que la multinacional del aluminio deje en la calle a más de mil trabajadores.

Las chispas han saltado también con una especial intensidad entre la oposición y el PP al abordar el tema sanitario. Los cuatro candidatos del bloque de izquierdas, que el pasado domingo se sumaron a la manifestación convocada por la plataforma SOS Sanidade Pública en Santiago de Compostela, han vuelto a coincidir en que el sistema sanitario gallego se encuentra en una situación pésima por la escasez de profesionales, las largas listas de espera y el cierre de centros. Alfonso Rueda ha respondido a todas las acusaciones destacando que actualmente en la sanidad pública gallega trabajan siete mil profesionales más que cuando gobernaba el bipartito y que los tiempos de espera son muy inferiores a los de la media española.

¿Balance del debate? Monótono y previsible a más no poder. Malo será, como se suele decir en estas tierras, que los que vengan después no mejoren. 

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