Los jóvenes llevan años sufriendo la crítica por parte de sus mayores, siendo tachados de pertenecer a una generación de cristal. Desde 'ninis' hasta 'blanditos', han crecido escuchando cómo las personas de generaciones anteriores eran más duras y capacitadas. Ante la DANA, han tenido la oportunidad de demostrar que todo el mundo estaba equivocado con ellos. Miles de jóvenes han abarrotado las calles de las zonas afectadas para aportar su granito de arena y lograr que sus residentes vuelvan a la normalidad lo antes posible. Uno de esos jóvenes es Pablo Mariñoso, de 22 años, quien se siente "harto de escuchar" que su generación es "la peor preparada de la historia". "Nuestra generación ha demostrado estos días estar a la altura de lo que necesita España", asegura.
Alberto Velasco vive en Paiporta, muy cerca del barranco del Poyo, y ha perdido su casa, negocio y coche. Cuenta que el miércoles, el día después de que ocurriera la DANA, "muchísima gente joven" empezó a ir a las zonas afectadas desde todas partes de España e incluso de otros países como Francia, Portugal e Italia. "La gente joven ha venido toda en masa", asegura con agradecimiento. Además, relata que todos los días llegan autobuses con "centenares de personas" que van a ayudar al pueblo.
Otro de los afectados por la DANA es Diego Fernández, vecino de la misma localidad. La zona en la que él vive está "más al centro del pueblo" y allí los voluntarios tardaron un poco más en llegar. "Fue el jueves cuando ya sí que empezó a venir mucha gente y el viernes fue emocionante, me emocioné varias veces", relata. Diego asegura que, "si no llega a ser por los jóvenes" que han ido a ayudar, "la inmensa mayoría de Valencia y de todas las comarcas de alrededor" no habrían podido "salir adelante ni ver un poquito de luz", como sí lo hacen ahora.
Él asegura que todos los jóvenes que han ido allí "tienen un gran corazón" y "se están solidarizando con el pueblo y los de alrededor". "Todos vienen con ganas, con actitud, te preguntan por la calle 'oye, dónde puedo ir que yo quiero ayudar'", destaca Diego. Alberto explica que los voluntarios ayudan en "todo lo que pueden", sacando muebles de las casas, achicando agua y barro "todo el día", etc. "Ellos pasan por la puerta de tu casa y preguntan si se puede ayudar en algo", comenta. Además, destaca que todos comparten una actitud de unión, sin distinciones de ningún tipo: "Aquí no hay diferenciación ni de etnias ni de razas ni de política ni de nada, todo el mundo lo que está haciendo es ayudar en lo que puede y todos unidos".
Por su parte, Alberto asegura que toda la ayuda que están aportando los jóvenes "ha cambiado mucho" la imagen que tenía sobre ellos: "Han demostrado que tenemos que mirarlos de otra forma". Diego añade que "la solidaridad es algo que nunca va a faltar en esta generación y lo han demostrado perfectamente".
Una movilización "impresionante"
Pablo cuenta que, al ver el panorama en redes sociales, sintió "una especie de runrún" y se dijo: "Tengo que ir". "Viendo el panorama en redes sociales yo no podía quedarme en casa, ir a ayudar era una obligación", asevera. Inicialmente, fue con varios amigos a Mira (Cuenca) y, bajo "las órdenes" del párroco del pueblo, ayudaron en todo lo que pudieron. Después, organizó "un convoy con dos furgonetas" para ir a lugares como Paiporta, Alfafar o Massanassa y "poder ayudar con material imprescindible y también con mano de obra", que asegura que "es lo más necesario".
Desde entonces, lleva una semana en estas zonas afectadas ayudando en varias labores. La primera de ellas es de limpieza: "Hacen falta miles de voluntarios que, con palas y escobas, ayuden sacando barro, tirando porquería, limpiando casas". Otra ayuda que están aportando es de logística. Pablo destaca que "no hay capacidad para repartir todo el material donado", por lo que "estos días" están yendo "de lado a lado" con sus dos furgonetas para colaborar "con las autoridades en el reparto".
En este sentido, aplaude toda la ayuda que ha brindado el país a la hora de enviar material para las zonas afectadas: "España se ha volcado y eso es espectacular". Desde Valencia, el voluntario también destaca el papel de grupos juveniles como el de Revuelta. Este, en concreto, ha protagonizado "la mayor operación de ayuda humanitaria" que ha visto Pablo, con "polígonos a reventar, cientos de toneladas descargadas, miles de voluntarios, antenas de wifi instaladas...".
La última tarea que él y sus amigos están haciendo en Valencia pasa por mejorar un poco la calidad de vida. Además de agua, productos de higiene o palas, en las furgonetas han cargado "balones de fútbol para regalar a los más pequeños". También, con una bombona y una paellera para más de 150 personas, han cocinado "kilos y kilos" de macarrones con tomate para voluntarios y vecinos. "Muchas veces hemos trabajado horas seguidas y nos alimentamos de curruscos de pan, así que hemos pensado que una buena labor es la de guisar algo rico en la zona cero", comenta.
Pablo relata que la movilización que está viendo por parte de los jóvenes es "impresionante". Cada día recibe "decenas de llamadas de amigos y conocidos" para tener una referencia e ir allí también. Él los pone en contacto "con las autoridades y los párrocos de la zona", que hacen una labor "admirable" y son "los que mejor conocen a su pueblo". Pablo ha comprobado que decir que "España es el país más solidario del mundo" no es un "mantra" y que, en Valencia, hay "verdaderamente" jóvenes de todas partes ayudando como pueden. "Con pocos recursos, con mucho desconocimiento, con escasa coordinación, pero con infinitas ganas de sacar España adelante", así define la acción de los jóvenes.
Una juventud "por encima" de los políticos
Pablo observa en Valencia cómo "los jóvenes están salvando los pueblos afectados" y se sorprende de "que no exista un mecanismo legal" que los movilice a todos ellos en sus labores de ayuda. Alberto reafirma esta idea al ver que "hay una descoordinación muy grande" y que cada uno va "por un lado", haciendo referencia al Ejército, la Policía, la UME y Cruz Roja. Sobre esta última destaca la poca gente a la que ha visto. También considera que la llegada del Ejército, "pasados bastantes días" tras la DANA, fue tardía. "Lo normal es que el Ejército vaya donde hay una guerra y te defienda, y te puedo garantizar que esto es una guerra", afirma. Diego comenta que, el día que llegaron, los militares "estaban un poco perdidos" y que los días siguientes "se ve que los han organizado un poco mejor".
Él agradece a las fuerzas de seguridad el trabajo que están haciendo "ahora", pero sostiene que si están avanzando es gracias a los voluntarios: "Sin tener mucho lo han dado todo". También, con cierta indignación y sensación de "abandono", Diego asegura que la organización por parte de "la clase política que hay en España ha sido lamentable", ya que "directamente" ha sido nula. A través de ella tan solo han "sufrido engaños y poco más". Alberto considera que los jóvenes han estado "por encima de todos" ellos. Pablo también opina que "el trabajo de los jóvenes españoles" ante esta situación ha sido "ejemplar" y que han demostrado estar "muy por encima de una generación de políticos que lo han tenido todo menos una cosa: vergüenza".
A pesar de la "tragedia" que está viviendo Valencia y tras hacer una petición para no olvidarlo, Diego no cesa en su agradecimiento a todos los voluntarios que han ido y siguen yendo hasta las zonas afectadas para solidarizarse con personas que "no saben ni quiénes son". "Es algo de lo más bonito que yo he visto en mi vida", comparte. Conmovido, al igual que todo Paiporta, asegura que "la gratitud va a ser eterna" con ellos: "Ahora estoy bastante entero, pero me emocionaba ver a la gente venir a ayudar, me caían lágrimas como puños solo de ver cómo estaban ayudando a mi pueblo".
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