España

La generación más polarizada: aumenta la ideología radical entre los millennial

La Fundación SM y el Observatorio de la Juventud de Iberoamérica han presentado su último informe anual en el que se analiza que la tendencia hacia ideologías más radicales ha aumentado. Asimismo, existe un ligero aumento de la justificación de comportamientos morales como el terrorismo o la violencia de género

Que los millennial están cambiado el estilo de vida, la forma de consumo y los modelos de negocio es un hecho. Mucho se ha hablado de las motivaciones de las nuevas generaciones. Estas se basan en la inmediatez, la comodidad y la flexibilidad y se alejan de los planes a largo plazo. Sin embargo, estos aspectos no son los únicos que cambian y el tema se pone serio cuando se habla de la tendencia de la ideología política o de tolerancia frente a ciertos comportamientos que copan las principales preocupaciones de la sociedad.

Esta semana se ha presentado el último informe anual de la Fundación SM llamado Jóvenes españoles entre dos siglos: 1984-2017’. Se realiza un exhaustivo análisis que compara estos aspectos en distintas generaciones. El estudio se ha realizado a 1.250 jóvenes de entre 15 y 24 años.

Destaca primordialmente el papel que juega la política entre la población juvenil. A pesar de que la participación sociopolítica es escasa -en relación a años anteriores existe mayor interés que en 2010 pero el aumento no es considerable-, las posturas ideológicas cada vez son más radicales. En los últimos 30 años la cifra de los jóvenes con posiciones ideológicas extremas ha aumentado, tanto en cuanto que uno de cada cinco se considera de izquierda radical o de extrema derecha.

En relación a este punto, Jaime Ferri Dura, director del Departamento de Ciencias Políticas en la UCM afirma que son tres razones las que provocan esta tendencia. “La primera es la falta de atención por parte del Estado, el Gobierno central, las Comunidades Autónomas y los ayuntamientos prestan cada vez menos servicios debido a la crisis y a los múltiples recortes”, señala.

Son hijos de la crisis, ya no se creen los discursos oficiales ni los mediáticos ni el ‘España va bien’”

Con esta reflexión coincide José Antonio Alcoceba, sociólogo y profesor en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. No le parece un hecho extraordinario si se enmarca en el escenario actual. “Esos jóvenes son hijos de la crisis y la crisis lo que ha castigado”, cuenta a Vozpópuli. “Ya no se creen los discursos oficiales ni los discursos mediáticos ni el ‘España va bien’”, añade. Por ello, asevera, “se vinculan ideológicamente con visiones más duras”. “Ya no se creen ese discurso de la moderación, es lo que yo observo”, dice.

Con esta visión coincide Iván Soto, investigador de Deusto Business School, especialista en el estudio y análisis de los comportamientos e inquietudes de la Generación Z. “Esta polarización se explica también por el malestar económico. Está inevitablemente vinculado con lo político”, cuenta. Además de concurrir con la idea de que este segmento poblacional ha sido el más golpeado por la crisis, Soto añade otro punto: los mayores perdedores han sido los jóvenes preparados. “Primero afectó a los que no tenían formación, pero después llegó a todos. Se tradujo en casos de paro que rozaban o superaban el 50%, en precariedad, bajos salarios, emigración o la realización de trabajos por debajo de sus cualificaciones”, añade. “Ha sido un caldo de cultivo para el malestar”, afirma.

La juventud siempre tiende a posturas más radicales

Otro aspecto en el que concuerdan es en una tendencia que sigue el mismo patrón de otras generaciones. Según Ferri Dura, la juventud siempre tiende a “adoptar posiciones más radicales y actualmente hay una virulencia en el debate” que lo potencia. “Emulan lo que hace gente más madura, es el ejemplo que tienen”, cuenta. Por su parte, Alcoceba señala que estos índices “apenas se han movido de ese 4,5 o 4,6 en los últimos 30 años”. “Tradicionalmente los jóvenes se han posicionado en el centro ligeramente a la izquierda, que es donde siguen estando”, añade.

Si se desgranan los datos recogidos, un 22,1% del total se encuentra en los polos. Más moderado es el aumento de personas en este rango de edad que se ubica en la extrema derecha: un 2,8% frente al 2,2% de hace tres décadas. Por el contrario, en izquierda radical se posiciona el 15,1% frente al 10% del año 1998 o el 11,8% de 2010.

La política y la emergencia de nuevos partidos también son un aliciente para el incremento de estos grupos. Según afirma el sociólogo, “están saliendo más grupos de extrema derecha, pero creo que también Podemos y sus confluencias atrajeron a un buen número que probablemente esté en la línea más extrema de dichas confluencias”. El director de Ciencias Políticas lo extrapola  a otros países del continente. “Se está radicalizando también desde el punto de vista de que tenemos cada vez más populistas en Europa, sobre todo de extrema derecha”.

En los 80 muy pocos cuestionaban la democracia y los nuevos partidos que habían surgido (...) A la generación Z la democracia le ha venido dada y su capacidad de análisis o crítica es mayor"

Soto ofrece otra posible razón de este resultado, la distinción del contexto geográfico. Compara este factor con el de los jóvenes de los 80. Estos últimos vivieron la decadencia de la dictadura de Franco y la transición hacia la democracia. “Muy pocos cuestionaban la democracia y los nuevos partidos que habían surgido”, cuenta. Sin embargo, a la generación Z la democracia le ha venido dada. “Su capacidad de análisis o crítica es mayor porque su nivel de exigencia también lo es”, asevera. A esto hay que sumarle, afirma, “el desgaste de los partidos tradicionales”.

Para Alcoceba el futuro no es demasiado esperanzador. “La tendencia creo que será que sigan creciendo estos índices, porque el colectivo al que afecta son jóvenes sin trabajo, con dificultades para estudiar y con ese desapego a las instituciones política y públicas en general”, señala. Afirma que se van a mantener en esta posición puesto que se trata de “un colectivo especialmente vulnerable”. “Las dificultades de inserción y socialización van a ser graves en el futuro”, añade.

Este hecho se observa en que la confianza en las instituciones decrece. En concreto, el sistema de enseñanza, el sistema de la Seguridad Social, la Unión Europea, la ONU, la Administración de Justicia, la prensa, la OTAN o los sindicatos salen perdiendo. Aunque en quienes menos confía este segmento es en el Parlamento y en la Corona. Por otro lado, las Fuerzas Armadas, la Policía y las grandes empresas y multinacionales ganan puntos entre los jóvenes. Aunque, por encima de todas estas se sitúan las relacionadas con el voluntariado.

Terrorismo y violencia de género

La justificación de ciertos comportamientos morales como el terrorismo o la violencia de género también sorprende. Se ha de destacar que los jóvenes de la actualidad continúan rechazando ambas conductas, sin embargo, esta justificación crece desde 1984 de forma paulatina, acrecentándose durante el periodo de crisis.

Creo que no son más tolerantes con el maltrato físico, sino que tienen con el afán de controlar a la pareja a través de las redes sociales”

Todos los entrevistados consideran que las nuevas generaciones son más tolerantes en cuanto a diversidad, integración, valores, homosexualidad… pero también coinciden en que en el caso de la violencia de género, actualmente el control de la pareja está a un alcance más inmediato y sencillo. “La violencia de género es un concepto muy amplio y efectivamente creo que no son más tolerantes con el maltrato físico, sino que hay más afán de controlar a la pareja a través de las redes sociales”, afirma Soto.

“Volvemos a un entorno donde el machismo opera como una norma (…) Además se evidencia un modelo en el que se siguen privilegiando los comportamientos masculinos sobre los femeninos”, define Alcoceba.

El sociólogo ve una relación entre el inconformismo con el sistema, la mayor aceptación de comportamientos radicales y la crisis. “Son jóvenes que probablemente han tenido problemas para acabar la Secundaria, el fracaso escolar aparece como una constante… pero eso es un problema sistémico, no podemos achacarlo sobre ellos”, cuenta. “Es un sistema muy excluyente y ellos de alguna forma creo que se están defendiendo ante ello”, añade.

Poco identificados con la política

Este estudio también deja hueco para ofrecer información sobre las opiniones, actitudes, tendencias o valores sobre otros puntos. Destaca también la posición adoptada por los encuestados si se les pregunta por su identificación con la política actual. Tan solo un 17% de los encuestados vota en positivo, mientras que hace siete años lo hacía un 25%.

Presentan una clara desilusión con esta, hecho que se patenta cuando se observa que la opinión de que los políticos buscan antes su propio beneficio que el de los votantes se hace con 76,7 puntos. Le sigue la afirmación de que anteponen los intereses de las multinacionales o bancos con 70,8 puntos.  

 

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