El Consejo de Ministros ha autorizado este martes la adquisición de 500.000 dosis de la vacuna contra la covid-19 desarrollada por Sanofi/GSK, de tecnología proteica, y cuya entrega está prevista para el primer trimestre de 2022.
Esta adquisición se encuadra dentro de la Estrategia Europea de Vacunación por la que la UE ha firmado un acuerdo de compra anticipada de hasta 300 millones de dosis. El pedido total del conjunto de Estados miembro se estima en un máximo de 72 millones de vacunas, según ha informado el Ministerio de Sanidad.
La UE tiene formalizados en total ocho acuerdos de adquisición anticipada con Curevac, AstraZeneca, Janssen, Pfizer/BNT, Moderna, todos ellos antes de la autorización de la vacuna para permitir que continúen los ensayos clínicos, inicien la fabricación industrial y procedan al escalado de producción tras la pertinente autorización.
Hasta el momento, las cuatro últimas son las que han obtenido una autorización de comercialización por la Comisión Europea tras la correspondiente evaluación positiva por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), que actualmente está evaluando la de la compañía francesa Sanofi.
Buen ritmo de vacunación
Pese al buen ritmo de las campañas de vacunación, la Comisión mantiene la Estrategia Europea de compra de vacunas en 2022 y 2023 para evitar que crisis como la vivida desde que empezó la pandemia.
Se trata, argumenta el departamento que dirige Carolina Darias, de estar preparados mientras avanza la evidencia científica en cuestiones como ampliar la vacunación a grupos que hasta ahora no han formado parte de los programas (menores de 12 años principalmente), la duración de la protección conferida por las vacunas o las consecuencias de la aparición de nuevas variantes.
A lo que se suma el hecho de que gran parte de la población mundial seguirá sin vacunar, con lo que la posibilidad de variantes emergentes de riesgo se incrementa y es necesario asegurar el acceso a estos medicamentos.
Vidprevtyn, nombre comercial de la vacuna de Sanofi/GSK, está hecha a base de proteínas que contienen una versión cultivada en laboratorio de la proteína de espícula que se encuentra en la superficie del SARS-CoV-2. Contiene un adyuvante inmunológico, una sustancia que ayuda a fortalecer las respuestas inmunitarias.
Los expertos consideran más deseables las vacunas con ARN mensajero -Pfizer y Moderna-, por la eficacia y seguridad demostrada, y también las basadas en proteína, como la de Sanofi/GSK, por la seguridad esperada, al tratarse de tecnologías bien probadas con vacunas de calendario vacunal.
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