España

El Gobierno elude responder el ataque de Page por la reforma de la malversación

La ministra portavoz, la castellano-manchega Isabel Rodríguez, se enroca en que está para "marcar la posición" del Ejecutivo, que es "ofrecer soluciones" en Cataluña

Hasta en cuatro ocasiones se ha preguntado este martes en Moncloa a la portavoz del Gobierno, la castellano-manchega Isabel Rodríguez, sobre el ataque del presidente socialista de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Pero de poco ha servido, porque el Ejecutivo ha eludido dar réplica a la gruesa acusación del barón del PSOE. Page ha cargado esta mañana contra el Gobierno, al que acusa de haber hecho un "traje a medida de los delincuentes" del procés tras reformar el delito de malversación y rebajar las penas.

Rodríguez se ha enrocado para explicar que ella está para "marcar la posición" del Ejecutivo, que es "ofrecer soluciones" en Cataluña. Ese ha sido el argumentario empleado por la portavoz para defender la premura con la que, mediante enmiendas a la reforma del delito de sedición, se ha retocado también el código penal para tocar la malversación. Y hasta la interpretación que deben seguir los "operadores jurídicos", también vía transaccional, en la exposición de motivos del código penal.

La tensión dentro del PSOE por las concesiones a ERC está en máximos. Page sigue la estela del aragonés Javier Lambán, quien hace dos semanas aseguró que a España le hubiera ido mejor sin Pedro Sánchez a los mandos del PSOE. La llamada al orden de Ferraz no ha quitado las ganas a su colega en Castilla-La Mancha de atacar con dureza la política de Moncloa con los independentistas.

Un ataque a los intereses electorales

La reforma del delito de malversación para beneficiar a los condenados por el procés ataca directamente los intereses electorales del presidente de Castilla-La Mancha, que ve con preocupación como puede perder la mayoría absoluta en la batalla electoral de las autonómicas de mayo del año que viene. Lo mismo le ocurre a Lambán, que gobierna en coalición con la Chunta, el PAR y Podemos. Pero no se trata solo de la malversación. El borrado del delito de sedición para rebajar las penas también escuece a varios barones del PSOE.

El presidente de Castilla-La Mancha se ha mostrado muy férreo en su crítica contra las decisiones adoptadas por el Ejecutivo, asegurando que este es un "momento grave" y "muy difícil" para la política española, "de los que quedan grabados en la retina colectiva". "Sí, es un momento duro que me duele como español y como militante, aunque no sea una decisión orgánica. Le hablo como presidente de comunidad autónoma, en el rango de absoluto afectado", ha agregado.

Como Page, el resto de grandes barones del partido, que ya se ausentaron en Sevilla de los fastos del 40 aniversario de la primera victoria de Felipe González -salvo el extremeño Guillermo Fernández Vara- y de los fastos del aniversario de la Constitución, prosiguen su estrategia de "guerra por su cuenta" cuando faltan poco más de seis meses para las elecciones.

Concesiones que escuecen

El poder territorial de los socialistas se juega en el centro, sobre todo en comunidades como Aragón y Castilla La-Mancha. Y las concesiones de Sánchez a ERC, así como el peaje de más de 2.500 millones de euros que ha pagado a los republicanos y a Bildu para sacar adelante las cuentas generales del Estado ahuyenta a los principales presidentes autonómicos del partido.

El PSOE sufre a medida de que acerca la fecha de la apertura de urnas que el PP quiere convertir en una moción de censura a Sánchez. Pese al leve repunte en la intención de voto que señalan algunas encuestas, el partido no termina de sobreponerse al liderazgo de los populares. Por eso, ha llegado el momento de que el poder territorial del partido haga la guerra por su cuenta.

Cabe recordar que los barones del PSOE también están alarmados por la guerra a su izquierda. Los socialistas gobiernan en nueve autonomías y en cuatro de ellas lo hacen apoyados en Podemos y otros partidos regionalistas. Quedan poco para que se pongan las urnas y la guerra entre Yolanda Díaz y Podemos amaga con dinamitar las opciones de mantenerse en el poder de los presidentes de Aragón, Baleares, Comunidad Valenciana y La Rioja. Ningún barón sabe aún qué habrá a su izquierda cuando se abran las urnas.

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