El PSOE, el Gobierno y la Fiscalía. Todos a una con el objetivo de agitar el fantasma del chapapote en la campaña electoral de Galicia. La llegada de miles de pellets de plástico a las rías gallegas procedentes de un contenedor varado en las costas portuguesas ha servido al socialismo para alimentar una crisis ecológica de la que responsabiliza a la Xunta y al PP.
La realidad es que estos residuos de plástico llevan recogiéndose a millones en aguas del Mediterráneo, y en especial de Tarragona, desde hace varios años sin que nadie del Gobierno del PSOE haya intervenido para nada. Más allá del impacto visual que produce sobre todo en grandes cantidades, el daño de estos residuos, de apenas milímetros, es mínimo. Los ecologistas dicen que puede entrar en la cadena alimentaria de algunos animales -peces y aves- y afectarles.
Ministros como Óscar Puente y la oposición socialista en Galicia han responsabilizado a la Xunta de Galicia de la llegada de los pellets a las costas españolas. Y acusan al presidente Alfonso Rueda de no incrementar el nivel de alerta para activar la entrada de medios del Estado en tareas de limpieza.
Galicia vota el 18 de febrero
El contenedor cayó al mar hace un mes y los sacos de residuos -unos 1.000- se han desperdigado por el Cantábrico en las últimas semanas hasta tocar tierra en Galicia y algunos puntos de Asturias. Cada saco de este tipo de pellets pesa unos 25 kilos. Y cada kilo son unos 50.000 microplásticos. La Fiscalía ha abierto diligencias de investigación sobre el vertido.
El PSOE trata de convertir los pellets en un arma de campaña ante la cercanía de las elecciones gallegas, que se celebrarán el 18 de febrero. Pero la contaminación por pellets de plástico no es algo nuevo en España, ni siquiera en Europa, donde se han visto episodios similares en el mar del Norte y puertos como el de Rotterdam.
La costa de Tarragona ha vivido crisis similares en los últimos años sin que el Gobierno o la Generalitat de Cataluña intervinieran de manera diferente a la Xunta, o si quiera interviniesen se alguna forma.
"Los pellets existen desde que existe el plástico y hay millones de toneladas en los mares, explica a Vozpópuli Jordi Oliva, cofundador de la ONG Good Karma Projects y director del programa Medpellets. "Por pequeñas que sean, siempre hay perdidas y tienen su impacto en el mar".
Tarragona, plagado pellets
Good Karma comenzó a trabajar en las playas del municipio de Vilaseca en 2018 por la alta presencia de pellets, que produjo imágenes en playas como La Pineda idénticas a las que se han visto en Galicia. Según explica Oliva, lo ocurrido en Galicia es más grave que lo visto en Cataluña. El origen de estos residuos en plena Costa Daurada también es diferente a las rías bajas.
El caso catalán tiene que ver con el complejo petroquímico de Tarragona, que fabrica entre el 60 y el 70% del plástico de toda España. Pero el estudio de esta ONG ha constatado que los pellets se desplazan desde Tarragona a otros puntos del literal mediterráneo y también Baleares.
"Son 2 millones de toneladas que se fabrican. Las perdidas que hay a lo largo del proceso, por pequeñas que sean, acaban en el mar", dice Oliva. "La solución no pasa por limpiar; la clave es la regulación en origen. Lo que se va a hacer ahora en las rías de Galicia no asegura que dentro de una semana pueda haber el mismo problema".
Requerimiento ambiental
Good Karma ha tratado sin éxito que el Gobierno regule el transporte de estos materiales de plástico. "No está regulado. Se transporta como si fuera arroz, aun teniendo peligrosidad para el medio", sostiene Oliva. "Lo mismo ocurre con la limpieza. Tanto en Tarragona como en Galicia son voluntarios los que lideran la limpieza.
Y se reclama la coordinación entre administraciones para dar una respuesta rápida cuando estos residuos aparecen en las costas. El ayuntamiento de Vilaseca, por ejemplo, organiza tareas de limpieza de las playas. La ONG hace muestreos para identificar los lugares de acumulación de este material.
Good Karma, junto a Surfrider Foundation, presentó un requerimiento de responsabilidad ambiental contra varias empresas del complejo petroquímico de Tarragona. Una de ellas era Repsol, según informó la prensa local. El procedimiento administrativo fue admitido y está a la espera de resolución.
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