El Gobierno rechazó en septiembre uno de los conceptos más utilizados por Garzón en su campaña sobre el consumo de carne. En una respuesta a Vox por escrito registrada en el Congreso, el Ejecutivo desautorizó el uso de la palabra "macrogranja" para catalogar a las grandes explotaciones ganaderas. "No está definido y es complicado llegar a hacerlo", argumentó. El ministro de Consumo usa repetidamente este término para referirse a las granjas más dañinas con nuestra salud y el planeta.
El origen de la polémica se remonta al 7 de julio de 2021. Ese día, el ministro de Consumo lanzó en Twitter la campaña 'Menos carne. Más vida' para alertar de los daños que genera un consumo "excesivo" de carne en nuestra salud y en el planeta. En concreto, advirtió de que el 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene de la ganadería, especialmente de las macrogranjas. Desde el inicio de la campaña, Garzón elogió el modelo de la ganadería extensiva, "más sostenible". En cualquier caso, nunca ha animado a dejar de comer carne, sino a consumir menos.
Al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, no le sentó bien la iniciativa de su compañero. El presidente, Pedro Sánchez, directamente la desautorizó con aquello de que para él un "chuletón al punto" era "imbatible". Garzón enfureció a ganaderos, a la oposición y a dirigentes autonómicos, como el socialista Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha.
La polémica llegó al Congreso. El 9 de julio, Vox recogió por escrito la alerta de Garzón y le hizo al Gobierno dos preguntas: "¿Cuáles son los requisitos que, a juicio del Ejecutivo, ha de cumplir una macrogranja para que se defina como tal? En este sentido, ¿cuántas macrogranjas existen en España?".
El Ejecutivo respondió por escrito el 17 de septiembre, pero no resolvió las dudas del partido de Abascal. "No es sencillo (…) dar una respuesta concreta respecto a lo que debería entenderse como dimensión ideal de una granja. El concepto 'macrogranjas' -argumentó- no está definido y es complicado llegar a hacerlo sin tener en cuenta las peculiaridades de los distintos sectores ganaderos, modelos de producción y condiciones del entorno para enfocar adecuadamente esta cuestión".
En dicha contestación, de tres hojas de extensión, el Gobierno destacó además el trabajo del sector para apostar por la "calidad", "sanidad", "bienestar animal" y "sostenibilidad ambiental". También reconoció una de las demandas que exponía el dirigente de IU en su campaña: "El sector cárnico afronta numerosos desafíos entre los que se encuentra el descenso sostenido del consumo de carne año tras año y la necesaria transición hacia modelos de producción más sostenibles".
La entrevista en The Guardian
La controversia quedó en un segundo plano hasta el 26 de octubre, cuando The Guardian publicó una entrevista al ministro español para hablar del asunto de la carne. En ella, volvió distinguir entre la ganadería extensiva y la industrial o intensiva y se ensañó con las macrogranjas. De hecho, una de sus contestaciones al diario británico ha desatado un terremoto político en España en los últimos días. Al poner un ejemplo, Garzón habló de macrogranjas españolas con entre 4.000 y 10.000 cabezas de ganado con un "impacto ecológico descomunal" y que exportan una carne de "mala calidad" que procede del "maltrato animal".
Sus últimas palabras le han dejado en una posición muy débil dentro del Consejo de Ministros. Ante el aluvión de críticas de la industria cárnica, la ministra Portavoz, Isabel Rodríguez, aseguró que las declaraciones de Garzón en The Guardian eran "a título personal". Pero el toque de atención no ha frenado al titular de Consumo, que insiste en que sus palabras fueron "impecables". Garzón incumplió así la norma no escrita de que los miembros del Ejecutivo deben hablar en positivo de los intereses de España en el extranjero. Unidas Podemos y la ONG Greenpeace sí que han defendido la iniciativa del ministro.
¿Macrogranja? "No existe esa categorización"
Preguntado por Vozpópuli, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación explica que el concepto de macrogranja "no es una categoría para clasificar a las instalaciones ganaderas de producción". En este sentido, insiste en que es "complicado" delimitar esa definición ante las distintas "peculiaridades" dentro del sector. "No es lo mismo hablar de 2.000 ovejas en régimen extensivo o semiextensivo que de 2.000 vacas de leche. El número de animales puede ser el mismo, pero las características de cada modelo de producción determinan condicionantes absolutamente diferentes".
También diferencia entre "producción intensiva" y "macrogranja", dos conceptos que Garzón utiliza en su campaña sin aclarar qué es cada uno. "No existe equivalencia entre producción intensiva y macrogranja, entendida ésta como granja de gran tamaño. Por ejemplo, una explotación puede ser intensiva y tener un tamaño reducido. La definición del grado de intensidad de una producción ganadera viene determinado por la relación con el territorio, es decir, en base a si la actividad productora se desarrolla sobre la superficie, donde el ganado obtiene parte importante de su aporte alimenticio, o si se desarrolla en instalaciones cerradas", añade.
En España existe un paraguas normativo nacional para la ganadería, pero la autorización de una granja compete a las comunidades autónomas. Además, según el tamaño, la explotación necesita una autorización ambiental integrada, de acuerdo con la normativa IPPC (Prevención y control integrado de la contaminación). Esta autorización también depende de las CCAA.
Desde el Departamento que dirige Luis Planas aseguran que los sectores ganaderos están "profundamente regulados desde hace años" en materias como la "identificación, registro y trazabilidad, sanidad animal e higiene, bienestar animal y medio ambiente". En buena parte de la ganadería se ha ido revisando y actualizando una regulación que tiene 50 años de antigüedad. También se trabaja para desarrollar una normativa básica sobre ordenación de explotaciones en los sectores que aún no la tienen.
Las mismas fuentes remarcan que las leyes aplicadas y las que están por implementar marcan limites a la "dimensión máxima y ampliaciones de las granjas" para evitar que crezcan "a dimensiones elevadas en zonas de alta densidad ganadera".
Al igual que en la contestación a Vox, el Ministerio resalta la apuesta del Gobierno por las explotaciones familiares, "que contribuyen de manera tan importante al mantenimiento de un medio rural vivo y a fijar la población en el campo". Así, subraya que la ganadería europea y mundial trabajará en los próximos años para ser más sostenible.
Greenpeace: "Las macrogranjas son el máximo exponente de la ganadería industrial"
En Greenpeace sí que tienen claro que son las macrogranjas. Pese a que reconoce que no existe una definición oficial, la ONG sostiene que estas explotaciones son el "exponente máximo de la ganadería industrial". Instalaciones que albergan una gran cantidad de animales "hacinados en espacios reducidos", alimentados con piensos y forrajes de terceros países y medicamentos y donde no se puede gestionar de "forma segura" los excrementos. "Realmente, son fábricas de carne, leche y huevos donde producen mucho, rápido y a bajo coste económico", describe Luis Ferrerim, responsable de Agricultura de Greenpeace España.
El principal problema ambiental de las granjas son los purines. Estos residuos emiten metano, amoniaco y otros gases de efecto invernadero. Todas las granjas que superen un número determinado de aves de corral y cerdos deben darse de alta en el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR). Es decir, necesitan una declaración ambiental. En los próximo meses, las explotaciones de vacuno que rebasen un número concreto de cabezas también deberán solicitar un permiso ambiental .
Datadista sí que fija unas cifras concretas que debe cumplir una explotación porcina para que se la considere macrogranja. Lo hace en base al Real Decreto 306/2020, que regula la ordenación de las granjas porcinas intensivas y las explotaciones extensivas. La ley clasifica las granjas en función de su producción y diferencia tres tamaños: las más pequeñas, las reducidas y las más grandes. Dentro de esta última categoría, se distinguen tres niveles en base al peso del animal. Las de mayor tamaño, aquellas que Datadista define como macrogranjas, son las que tienen capacidad para albergar 6.000 cerdos de cebo entre 20 y 120 kilos en una única explotación. La regulación permite a las CCAA ampliar el número de cabezas hasta un tope de 7.200 cerdos de cebo de entre 20 y 120 kilos o 2.880 cerdas con lechones de hasta 20 kilos.
Para María Jesús Villamide, profesora de Producción Agraria de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el concepto de "macogranja" es un "nombre comercial que vende bien" y con una connotación negativa. La experta defiende que el sector está "muy medido porque tiene controles sobre el producto final". "Si una granja no los cumple, lo normal es que le vaya mal y termine cerrando". Sostiene, además, que "no hay relación directa entre una macrogranja y microgranja" con el "maltrato" de los animales.
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