El Gobierno sigue negociando con ERC en secreto la reforma de la malversación en el código penal pese a que este mismo lunes fuentes gubernamentales socialistas enfriaron la posibilidad de rebajar el delito y Moncloa, oficialmente, circunscribiera a los grupos parlamentarios cualquier conversación al respecto. Según ha sabido este diario de fuentes conocedoras de las conversaciones, los republicanos tienen línea directa con el Ejecutivo. El Grupo Socialista está al margen, aunque Unidas Podemos también dialoga con ellos.
En lo que coinciden todas las fuentes es que aún no hay una propuesta firme por parte de los Oriol Junqueras. Pero lo cierto es que "hay debate", según concede una ellas, por dos motivos. Primero, por el encaje jurídico. Y, segundo, por el encaje comunicativo. Y es no interesa nada recibir el golpe mediático de tocar la malversación ahora vía enmienda a la proposición de la sedición tras la serie de líos en los que se ha metido el Gobierno en los últimos días, desde el 'solo sí es sí' a la salida de la Guardia Civil de Navarra como peaje por el apoyo de Bildu a las cuentas generales del Estado. Por eso, el PSOE enfría el tema a la espera de un contexto mejor.
Estas fuentes aseguran que, en este momento, la presión sobre el PSOE es grande. También sobre ERC, que tiene que vender la rebaja del delito en Cataluña, donde se la juega políticamente ahora que está en solitario a los mandos del Ejecutivo autonómico tras la salida de Junts. Cabe recordar que algunos de los principales rostros del procés fueron sentenciados por sedición y malversación en concurso medial. Es decir, que necesariamente tuvieon que cometer el delito de malversación para cometer el de sedición, ya que malversaron fondos de la Generalitat para crear las urnas del referéndum del 1 de octubre, entre otros.
Sedición sin enmieda
Este jueves se votará en el Congreso la toma en consideración de la proposición de ley que el PSOE y Unidas Podemos presentaron para rebajar el delito de sedición, según el Gobierno, con el objetivo de homologar las penas con las del resto de países de europeos. Aunque, en realidad, haya una contrapartida de Moncloa por dar luz verde a los terceros Presupuestos Generales de la coalición. Mientras, el PP, que inició una campaña para apretar a los diputados socialistas de las comunidades donde peor acomodo tienen los tratos con lo independentistas, pidió que el voto a la toma en consideración sea a viva voz para retratar a los socialistas.
En el PSOE se lo toman con indiferencia. Los socialistas ven un "señalamiento" la estratagema del PP: "Si quieren jugar, que jueguen...", zanjan a este diario. En verdad, el Gobierno maneja una bomba de dimensiones políticas incalculables. Y a ERC no le importa hacerla estallar, ya está, fuentes republicanas confirman también esa negociación con Moncloa. Tocar ese delito es una exigencia de los independentistas que persigue beneficiar a los líderes del procés fugados.
Un debate que quita votos
El PSOE reconoce que la reforma del delito, tapado ahora por los efectos de la ley del 'solo sí es sí', les perjudica, en parte por las críticas dentro del partido. En Ferraz reconocen que el ruido de algunos barones, contrarios a tocar la malversación, obedece a la pulsión interna de los socialistas, que se consideran un partido con capacidad de generar debates internos al margen del criterio de líder. Eso sí, el PSOE 'celebra' que ahora no esté en la agenda la rebaja del delito de malversación. Pero pasado el vendaval de la ley de Montero y con las cuentas a punto de tener luz verde, la malversación volverá.
La gran amenaza para la moralidad del Gobierno y, seguramente uno de los motivos por los que intenta enfriar el asunto, es que tocar la malversación afecta a algunos políticos. En concreto a uno del PSOE, el expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán, que está a punto de entrar en prisión por malversación. Una hipotética reforma de ese delito que facilite la evasión de la condena a Griñán supondría un escándalo político de dimensiones estratosféricas. Y ahora Moncloa lo último que quiere es gasolina que alimente incendios.
Pero aunque Moncloa se escudo en que el Parlamento tiene autonomía para negociar las enmiendas que los grupos consideren oportunas, en verdad no ha habido enmienda alguna. Eso sí, el Gobierno, de momento, se limita a cumplir con el compromiso personal del presidente del Gobierno: tocar el delito de sedición a velocidad hipersónica puesto que, como contó este diario, el plan ha sido tramitar la iniciativa de manera directa y en lectura única para comprimir todos los trámites parlamentarios.
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