El Gobierno más progresista de la Historia, ese abonado a la Agenda 2030 y siempre pendiente de todas, todes y todos, ha concedido el Collar de la Orden de Isabel la Católica al emir de Qatar, don Tamim Bin Hamad Al Thani. El Consejo de Ministras ha tenido a bien premiar a este emir con la insignia más alta de esta categoría, diseñada en su día para "premiar aquellos comportamientos extraordinarios" en beneficio de España.
Según lo publicado en el BOE, esta condecoración se ha concedido a propuesta del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, cada vez mejor relacionado con los que visten turbante. Al Thani, también dueño del PSG, lidera un país donde las mujeres padecen la discriminación más lacerante. Subyugadas a un sistema de tutela masculina, necesitan permiso de su tutor varón para cualquier paso que den. Casarse, estudiar en el extranjero, trabajar, recibir servicios de salud reproductiva... para todo ello necesitan el permiso de su tutor masculino (habitualmente su padre o hermano).
No ha sido problema para que el Consejo de Ministros vea con buenos ojos este gesto diplomático, esta genuflexión de la vergüenza. Tampoco les ha frenado la violación constante de los derechos de las personas LGTBI. El Código Penal qatarí sigue tipificando las relaciones homosexuales entre hombres como un delito punible con hasta siete años de prisión. O sea, que nuestro propio ministro del Interior sería encarcelado en el país al que ha sido entregada el Collar de la Orden de Isabel la Católica.
Su artículo 296 especifica los delitos de “conducir, instigar o seducir a un varón de cualquier manera para que cometa sodomía o disipación” e “inducir o seducir a un varón o a una mujer de cualquier manera para que cometa acciones ilegales o inmorales”.
Nada de esto ha sido óbice para que las máximas defensoras del lenguaje inclusivo traten de frenar el desmán. Porque claro, la foto de la vicepresidenta con tres hombres en un acto público había que evitarla ante el evidente machismo, pero premiar al emir de Qatar es perfectamente compatible con la perspectiva de género. Ya saben, aquello de que las ramas no dejan ver el bosque...
Quizá la condecoración esté motivada por el próximo Mundial de fútbol, bautizado por muchos como el "Mundial de la vergüenza". Quizá así la selección de Luis Enrique tenga alguna posibilidad en un Mundial donde han muerto cientos de trabajadores inmigrantes en levantar sus instalaciones, currando en condiciones de semiesclavitud por menos de 200 dólares mensuales.
Aun así:
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