Pedro Sánchez escribió en su libro 'Manual de Resistencia' que "el haber salvado la vida a 630 personas hace que valga la pena dedicarse a la política". El presidente se refería a junio de 2018, cuando su Gobierno ofreció el puerto de Valencia para acoger a los inmigrantes recogidos por el buque Aquarius. En aquel entonces, Sánchez era presidente en funciones.
Sin embargo, todo apunta a que tras su ascenso a presidente (sin matices) va a seguir la línea del resto de mandatarios. Esto es, impedir en la medida de lo posible la inmigración irregular. Y es que según las resoluciones del Consejo de Transparencia a las que ha tenido acceso Vozpópuli, 2.929 personas fueron repatriadas a su país el primer año del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos.
Todas estas personas fueron expulsadas de nuestro país entre enero de 2020 y febrero de 2021, pandemia de por medio. El número de personas repatriadas por vía aérea en este período ascendió a 2.326. Según los datos facilitados por el Ministerio del Interior, estos vuelos tuvieron un coste para el estado de 3.718.559 euros.
Los vuelos más caros fueron los efectuados por la compañía española Air Nostrum, a la que se facturaron tres vuelos por más de 750.000, 650.000 y 500.000 euros. Eso sí, Interior no aclara el destino de las repatriaciones en esta resolución de Transparencia, ni tampoco la fecha de su ejecución. Este último punto, precisamente, ha sido recriminado por el Consejo de Transparencia, que ha instado al Ministerio de Grande-Marlaska a proporcionar la información.
Repatriaciones por mar
La mayoría de las repatriaciones fueron llevadas a cabo por vía aérea, pero la vía marítima, aunque menos común, tampoco es inusual. Por esta vía, el Gobierno progresista de Pedro Sánchez devolvió a su país a 603 personas.
Para estas repatriaciones se fletaron cinco embarcaciones, todas contratadas con la Compañía Transmediterránea. El coste de las repatriaciones marítimas ascendió a 75.321 euros. En este caso, Transparencia tira de las orejas a Interior por dos motivos. En primer lugar, y al igual que en el caso de las repatriaciones por vía aérea, por no detallar la fecha en la que se produjeron las repatriaciones. Además, se insta al Ministerio del Interior a que informe sobre el número de personas que iban repartidas por cada embarcación, más allá del número total.
Idas y venidas de Sánchez con la inmigración
Lo cierto es que poco queda ya de aquel Pedro Sánchez que sacaba pecho por acoger a los inmigrantes del barco de salvación Aquarius. Y estas repatriaciones no son la primera muestra de ello. Solo un año después del gesto del Ejecutivo, el Gobierno negaba su ayuda al barco Open Arms, a pesar de que albergaba a muchas menos personas (163).
En este caso, pesó más el interés electoral que la ayuda humanitaria. Los medios de comunicación se hicieron eco de la guerra interna que vivió el Gobierno por aquel entonces. Cada bando estaba capitaneado por dos personas que hoy están de plena actualidad: el exdirector de Gabinete de Moncloa, Iván Redondo, y el actual ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que por entonces estaba al frente de la Secretaría General de Asuntos Internacionales, Unión Europea, G-20 y Seguridad Global.
Redondo abogó por no ayudar al Open Arms para no abrir otro frente de batalla con la derecha, que había criticado duramente su papel con el Aquarius, ya que consideraba que la actuación del Gobierno había supuesto un 'efecto llamada'. En el lado opuesto se mantuvo Albares, que defendió otra acción de heroicidad de Sánchez. El presidente se decantó por las recomendaciones del otrora omnipotente Redondo, y España no acogió a los inmigrantes del Open Arms.
Desde entonces, la posición de Sánchez ha sido firme en cuanto a la inmigración irregular. En la última crisis migratoria con Marruecos, Pedro Sánchez fue contundente: "Seremos firmes para garantizar la seguridad ante cualquier desafío, ante cualquier eventualidad y bajo cualquier circunstancia". En esa crisis se repatriaron a Marruecos a más de 800 menores.
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