La primera declaración voluntaria de Francisco Granados ante el titular del Juzgado Central de Instrucción número 6, Eloy Velasco, no aportó prácticamente novedades a la investigación. Encarcelado desde octubre de 2014 como presunto cabecilla de la trama Púnica, el que fuera secretario general del PP de Madrid utilizó su comparecencia ante el juez para defenderse de las graves acusaciones que pesan sobre él y para cargar contra el que fuera su socio, el hoy arrepentido David Marjaliza. Más que 'tirar de la manta' lo que hizo el político aquel día fue echar 'balores fuera' y negar prácticamente todo. A veces, con frases cuanto menos llamativas. Éstas son algunas de esas 'perlas'.
Durante la declaración, de tres horas de extensión, el que fuera 'número 3' del Ejecutivo regional de Esperanza Aguirre lamentó que se hubiera "mermado" su presunción de inocencia.
El magistrado tan sólo formuló dos preguntas a Granados. La primera, sobre los apuntes contables de la presunta Caja B del PP de Madrid. La segunda, sobre el dinero que habría ocultado a la Justicia española al extranjero. El investigado subrayó que no tiene fuera de España "ni un euro".
El ex consejero de la Comunidad de Madrid también negó el pasado mes de diciembre en la Audiencia Nacional que existiese financiación irregular del PP de Madrid.
Preguntado por su defensa por qué no había informado al juez del maletín con más de 900.000 euros que la Guardia Civil encontró en noviembre de 2015 en un altillo de la casa de los suegros, Granados no dudo en asegurar que porque los agentes "no me preguntaron" qué había hecho con los fondos que había repatriado de manera irregular desde Suiza.
Granados no dudó en presumir de su labor como alcalde de Valdemoro, la localidad del sur de Madrid convertida en auténtico epicentro de la trama Púnica. De hecho, no sólo negó haber cometido ninguna irregularidad, sino que incluso aseguró sentirse "orgulloso" de su gestión. "Me he portado francamente bien con mi pueblo”, llegó a decir.
El exsecretario general del PP madrileño negó de manera insistente que hubiera presionado o fuera hacerlo a ningún testigo porque no tiene poder para ello. "Cualquier persona que haya tenido un cargo público sabe que [...] cuando empieza a rumorearse que vas a ser cesado, no te mira nadie a la cara", dijo. De hecho rechazó haber "ideologizado" a ningún funcionario de la Comunidad de Madrid o haberle presionado. "No digo nada de amenazar, que no entra dentro, en fin, de mi concepto de la vida", recalcó.
Pese a la aparente firmeza de sus palabras, la declaración de Granados no convenció ni al juez Velasco ni a las representantes de la Fiscalía Anticorrupción, lo que provocó que su situación de prisión preventiva se mantuviera y pasara sus terceras Navidades en la madrileña cárcel de Estremera. Según, destacaron entonces fuentes presentes en el interrogatorio, el juez se marchó convencido de que el político se había limitado a "mentir" en cuestiones claves como el paradero de los fondos que presuntamente mantiene ocultos en el extranjero o los datos que fueron hallados en la agenda que le fue incautada y que sirvió a los investigadores para abrir la pieza secreta donde se investiga actualmente la presunta financiación irregular del Partido Popular.
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