De los diez fugitivos que componen la lista de los delincuentes 'más buscados' que la Guardia Civil hizo pública ayer, hay un nombre que no 'debería' estar en ella. Se trata de Raffaele Vallefuoco, considerado en la actualidad uno de los máximos responsables del todopoderoso 'clan Polverino' de la Camorra (mafia napolitana). Y no 'debería' estar porque en 2012 la Unidad Central Operativa (UCO) había conseguido detenerlo tras una compleja investigación de tres años. Entonces iba a ser entregado a la Justicia italiana, que le reclamaba por graves delitos, pero una sucesión de errores judiciales e informáticos provocaron que fuera puesto en libertad en España a los pocos días de su entrada en prisión. Hoy sigue en paradero desconocido y está acusado de tráfico de drogas, blanqueo y pertenencia a grupo criminal.
La base de datos de delincuentes del Tratado Schengen sólo admite una reclamación por fugitivo y la del capo napolitana estaba caducada
La rocambolesca historia comenzaba el 6 de marzo de 2012 en Jerez de la Frontera (Cádiz) donde Vallefuoco fue arrestado junto al máximo reponsable del clan, Giuseppe Polverino, 'Peppe' para los más cercanos y 'O Barone' para el resto. Fue uno de los golpes policiales desarrolladas bajo el nombre de 'Operación Laurel' y que, desde 2009, había puesto en marcha la UCO para localizar y detener en España a los integrantes de este grupo de la Camorra que se había asentado en nuestro país para facilitar el paso hacia Italia de grandes cargamentos de hachís. Él y 'O Barone' fueron, de hecho, dos de los 81 miembros del esta organización mafiosa que fueron detenidos en la Península a lo largo de los años en los que se desarrolló aquel operativo, mientras en el país transalpino caían otros dos centenares de presuntos mafiosos. Sin embargo, la estancia de Vallefuoco en una prisión española fue breve. Demasiado. Sin acusaciones concretas entonces en España, su arresto se había producido en virtud de una Orden Europea de Detención (OED) dictada por las autoridades judiciales de Napoles junto a la de su jefe. Un mecanismo internacional que debía respaldar su arresto y su permanencia en una cárcel de nuestro país para su rápida extradición a Italia.
Sin embargo, algo falló. En primer lugar, el Sistema de Información Schengen (SIS), la base de datos que comparten los servicios policiales de los países firmantes del Tratado Schengen que contiene la información sobre delincuentes buscados por los diferentes estados. Este instrumento informático no facilitó en aquel momento la existencia de la OED del juez napolitano, sino una muy anterior ya que el programa sólo admite una reclamación por fugitivo y ésta es siempre la primera que se introduce en el sistema. Por ello, cuando desde España se consultó esta base de datos, el SIS informó que la orden era de un juzgado italiano distinto al napolitano que dirigía las pesquisas y, dada su antigüedad, se decidió comprobar si seguía en vigor. Para ello, los responsables judiciales españoles entraron en contacto con el juez de enlace que las autoridades de Roma tenían entonces en Madrid, que fue quien se puso requirió la información el magistrado que había emitido aquella orden de detención antigua. Como éste le aseguró que ya no estaba interesado en el arresto, las autoridades de Madrid se vieron obligados a ponerlo en libertad.
La 'extraña' actitud del juez
Su excarcelación cogió desprevenidos a los responsables policiales de su captura, que no fueron alertados de ella y que, cuando se enteraron, no se explicaban cómo se había ordenado su puesta en libertad cuando en su mano tenían una segunda OED, la misma que mantenia a Polverino en prisión y que poco después permitió su extradición a Italia. Fuentes jurídicas apuntan que junto al error informático del SIS, se unió lo que califican de "extraña" actitud del juez de enlace italiano. Este fue el que comunicó que la OED que figuraba en los registros policiales europeos era antigua y, de hecho, no estaba en vigor, pero no indagó para saber si existía alguna otra. Y ello a pesar de que él había participado junto a agentes de la Guardia Civil, de los Carabinieri y magistrados españoles en varias reuniones en las que había salido a reducir precisamente la existencia de la petición de la justicia napolitana de capturarle a él y a su jefe por graves delitos.
El juez de enlace italiano obvió que Vallefuoco tenía una orden de detención que hubiera permitido la extradición del mafioso a su país
Una actitud la del magistrado transalpino que tenía un antecedente que ya había disparado las resquemores sobre él durante otro golpe a las estructuras de la mafia napolitana en España. Fue durante la llamada 'Operación Pozzaro' que permitió desmantelar la trama que varios clanes, entre ellos el de Giuseppe Polverino, mantenían en la Islas Canarias para blanquear con la compra de inmuebles y embarcaciones de lujo los millonarios beneficios que le reportaba el tráfico de drogas. Durante aquellas pesquisas, los agentes de la Policía y la Guardia Civil -fue una operación conjunta- detectaron que este magistrado italiano se reunía con uno de los principales jefes de esta trama, Giuseppe Felaco, y su abogado, también arrestado posteriormente, en el despacho oficial que tenía en Madrid. Días después, Felaco, gravemente enfermo de cáncer, se trasladó a Napoles y evitaba su detención en nuestro país. Más tarde fue capturado por los Carabinieri, aunque fallecía poco después víctima de la enfermedad.
Retorno urgente a Italia
Aquel encuentro fue justificado en primera instancia por el interés del 'camorrista' en conocer si ya tenía saldadas todas sus cuentas con la Justicia italiana y, así, poder volver a su ciudad de origen antes de morir. Sin embargo, esta versión nunca terminó de 'encajar' a los investigadores españoles. Éstos consideraban que este tipo de gestiones se suelen hacer directamente con las autoridades judiciales del país y no con un enlace en un segundo Estado. Por ello, cuando se produjo la excarcelación de Vallefuoco y se supo que el mismo magistrado había tenido supuestamente un papel importante en el 'error', las miradas de la Justicia española se volvieron hacia él. Roma decidió en aquel momento su retorno urgente al país transalpino. La excusa esgrimida fue la falta de dinero para mantener un juez de enlace en Madrid. Desde entonces, de hecho, no se ha vuelto a enviar a ningún magistrado.
Los investigadores creen que Vallefuoco está oculto en Marruecos con la ayuda de los productores de hachís que suministran esta droga al clan 'camorrista'
Han pasado ya casi dos años de aquel incidente y el paradero de Vallefuoco sigue siendo un enigma con pocas pistas para aclararlo. De hecho, tanto él como los otros nueve fugitivos incluido en la lista de los más buscados tienen en común, precisamente, la falta de indicios para proceder a un próximo arresto. En el caso del 'camorrista' se une también su relevancia dentro del 'clan Polverino' que le convierten en el integrante de mayor nivel del grupo que en estos momentos se mantiene en libertad. De hecho, es el único jefe de 'paranza' (grupos en los que se divide la mafia napolitana para operar en cada territorio) que permanece libre y, además, con contactos con los grandes exportadores de hachís que desde el otro lado del Estrecho de Gibraltar suministran la droga a la organización. Fuentes cercanas a la investigación apuntan a que posiblemente Vallefuoco esté oculto en Marruecos protegido por los que proveen de alijos al clan Polverino. "Su primera detención nos llevó tres años, desde 2009 a 2012. Ahora ya llevamos dos detrás de sus pasos", señalan fuentes del Ministerio del Interior que se lamentan de que aquel error en cadena pusiera en libertad al mafioso italiano que ahora ocupa un puesto donde no 'debería' estar: la lista de los diez más buscados.
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