Ana Botella y sus ideas no están solas. El pasado mes de marzo, la alcaldesa reclamó recuperar aquel plan visionado en 2009 por el penúltimo ministro de Fomento, José Blanco, de llevar la Alta Velocidad al aeropuerto internacional de Barajas. Botella, es verdad, añadió que ahora, época cargada de nubarrones, “es el momento de ahorrar” y que el AVE mejor abordarlo “cuando sea necesario”. Con todo, la regidora revivió una de tantas promesas gubernamentales que planean aún sobre las cabezas de dirigentes territoriales con pretensión de recortar en sus administraciones pero dispuestos a su vez a sacar el platillo ante el Estado, véase Monago en Extremadura o Feijoó en Galicia. Se dijo que la alta velocidad vertebraría España en un futuro próximo y algunos, a estas alturas, así lo creen. Cueste lo que cueste.
Fuera de la política, hay quien comparte estas ideas. O va más allá, como se ha puesto de relieve esta semana durante un foro turístico celebrado en Madrid. Organizado por la Fundación Conexus, el encuentro, basado en las relaciones entre Madrid y Comunidad Valenciana, ha sido todo un canto a la alta velocidad coreado por varias patronales del sector, todo ello en nombre de la captación de mercados. Sin aportar demasiado empirismo a las cifras, aerolíneas y agencias de viaje aseguran que es rentable seguir apostando por un tren cuyo kilómetro de vía cuesta 20 millones de euros. La última perla: llevar el AVE al puerto de Valencia para impulsar el sector de cruceros.
Lo dijo, por ejemplo, Emiliano González, director de MSC Cruceros, quien calificó la conexión de Madrid con el puerto valenciano de “teóricamente idílica” por culpa de “las tarifas de AVE, la complejidad logística y la limitación temporal de las escalas”. ¿Solución? “Que el AVE llegue al puerto de Valencia”.
Otros insistieron en el aeropuerto. El vicepresidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes, Vicente Blasco, reclamó “la conectividad tren-avión lo antes posible, y que el AVE llegue a Barajas”. Finalmente, fue la aerolínea Iberia la que puso la guinda. Su director de Asuntos Corporativos, Manuel López-Colmenarejo, retomó las opiniones anteriores. "Hay que tener en cuenta que cerca de 24 millones de personas viven a menos de dos horas y media en AVE de Madrid y esta conexión con el aeropuerto incrementaría el flujo de viajeros", indicó. Según López-Colmenarejo, la alta velocidad incrementaría el hub hacia otros destinos nacionales e internacionales.
Presentes en el foro, el director general de Turismo valenciano, Sebastián Fernández, y el consejero de Economía madrileño, Percival Manglano, celebraron la asociación empresarial entre ambas comunidades. Pero no tocaron el tema del AVE, quizá porque ninguno de los planes anteriores ronda por sus cabezas.
De hecho, aún no está terminado el túnel que permitirá conectar por AVE las estaciones de Chamartín y de Atocha, las más importantes de Madrid. Una obra que ya va por los 300 millones de euros. Caso aparte es la comunicación actual que hay con el aeropuerto de Barajas. Tanto Atocha como Chamartín tienen un Cercanías que va a la Terminal 4. Y luego está el metro, que va de Nuevos Ministerios a todas las terminales, invirtiendo un tiempo cercano a 15 minutos. Y el autobús, claro.
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