Los cambios en la dirección de Podemos empiezan a afectar a uno de los sectores más importantes del partido durante la etapa de Pablo Iglesias. Fuentes del partido morado revelan en conversación con Vozpópuli que Rafa Mayoral ha perdido el control de la red de agrupaciones territoriales a través de la salida de Alberto Rodríguez y Ana Marcello, que gestionaban las áreas de Organización y de Círculos. Mayoral formaba parte del grupo de afines a Irene Montero, pero según las fuentes moradas ha perdido la confianza de parte de la nueva cúpula.
En los últimos años, Mayoral tenía el control de los círculos del partido, además de ejercer de conexión con la sociedad civil y los colectivos con los que Podemos quería relacionarse. Ahora, tras el cambio impulsado por la ministra de Agenda 2030 y nueva secretaría general, todas las fuentes reconocen que Mayoral ve redimensionado su papel. El dirigente no ha salido de la ejecutiva, pero ha pasado a liderar el área de Horizonte republicano y profundización democrática. "Pasa de controlar los círculos en toda España a encargarse de la celebración del 14 de abril, es decir, la nada", resume una fuente de Podemos para describir los cambios internos.
Según varios miembros de Podemos, el alejamiento de Mayoral se refleja en la salida de Alberto Rodríguez, quien llegó al partido morado tras liderar las juventudes comunistas en Canarias, y de Ana Marcello, una de las dirigentes más cercana al político madrileño. También pierde relevancia otro miembro de la cúpula de Iglesias vinculada a Mayoral. Se trata de Esther Sanz, que trabajaba en el área de Feminismo. "A los de Rafa les han apartado, ya es de tercera fila", zanjan algunos.
El 'flotador' Kinema
Mayoral sigue teniendo una plaza en la dirección, pero con menos poderes. Sigue gozando de presencia gracias a la empresa Kinema, que gestiona los contratos del personal del partido. Kinema, de la que Mayoral fue fundador, está todavía bajo el control de la hermana de Ana Marcello, Elena Marcello, por lo que, al menos en el ámbito económico, su sector mantiene cierta presencia. Aunque en lo político se ha debilitado. También Rocío Val, que estuvo al mando de esta empresa, sigue, al menos de momento, en la gerencia de Podemos, si bien tiene que lidiar con la imputación por el caso Neurona, que se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para la formación.
En los nuevos equilibrios de la cúpula, como adelantó este diario, destaca el ascenso del círculo de confianza de Irene Montero. La número dos prefirió no sustituir a Iglesias en la secretaría general tras asumir que su nombre estaba demasiado asociado al ex líder morado. Cedió el control de la formación a Ione Belarra, su amiga desde la etapa universitaria. Y con ella, han ganado influencia Noelia Vera e Idoia Villanueva, además de Lilith Verstrynge, que sustituye a Rodríguez en la Organización.
Con respecto a Juanma Del Olmo, otro peso pesado de la etapa de Iglesias, las fuentes consultadas sostienen que el exjefe de gabinete del vicepresidente mantiene cierta importancia. No lidera la sección de Comunicación, pero Belarra le ha encargado capitanear el área de nueva creación de la Escuela de comunicación. Se trata de un cargo ad hoc, que le garantizar tener influencia en un sector estratégico como el de la consultoría a través de la organización de actos, eventos y contratos del partido. Es decir, que será el referente de un ámbito donde "se mueve mucho dinero", señalan fuentes de Podemos. Pablo Echenique, por su parte, ha logrado salvar su portavocía en el Congreso, aunque el peso orgánico del cargo es "casi nulo".
Monedero, "invitado permanente"
Capítulo aparte corresponde a Juan Carlos Monedero. El profesor y fundador de Podemos sigue controlando la Fundación 25-M, y tendrá acceso como "invitado permanente" a todas las reuniones del Consejo Ciudadano, si bien no forma parte de él. Eso le permitirá seguir con la actividad de lobbying y de "abrir puertas" en esa nueva era. "Sigue teniendo los mejores contactos en América Latina, y la Fundación le permite ampliarlos. Por eso sigue cerca de la directiva", admiten en Podemos.
La principal incógnita atañe, no obstante, a Pablo Iglesias. El exlíder morado lleva casi dos meses desaparecido. En las redes sociales no ha publicado nada, más allá de la foto del corte de la coleta. Pero en Podemos aseguran que sigue vinculado al partido. Tanto Irene Montero como Ione Belarra están en contacto permanente con él para "preguntar cosas", porque "si Pablo rompe del todo, esto se derrumba", sostienen algunos.
Y frente a los rumores que le ubican ya lejos de su residencia de Galapagar, las fuentes consultadas sostienen que "está en Madrid", aunque no excluyen que esté viajando en territorio nacional para preparar su segunda vida. Este diario adelantó que Iglesias estaba trabajando con el empresario catalán Jaume Roures en la puesta en marcha de un programa de televisión de contenido social y formato periodístico. El modelo que está estudiando es el de Salvados de Jordi Évole, con emisión periódica y los recursos de la productora de Roures.
Más allá de los nombres y de los equilibrios en la dirección, Irene Montero e Ione Belarra saben que Podemos se encuentra en una encrucijada. A nivel interno, se empiezan a escuchar voces que apuntan a una "refundación", aunque todo se encuentra en fase embrionaria. Así que las miradas se dirigen hacia Yolanda Díaz. Es ella la esperanza de Montero e Iglesias para garantizar la supervivencia del partido en caso de nuevas elecciones generales. Aunque su silencio en materia amenaza con convertirse en una reedición política de Esperando a Godot. En septiembre, adelantan algunos, "todo se moverá".
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