El núcleo duro de Podemos consuma su venganza contra el Partido Comunista de España (PCE). Tras la destitución del líder de los comunistas españoles, Enrique Santiago, del cargo de secretario de Estado de Agenda 2030 y su sustitución por la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, se esconde una historia de inquina y desconfianza total entre los morados, Izquierda Unida y el propio PCE. Una ruptura total forjada a fuego tras el fiasco andaluz del 19-J, según varias fuentes relevantes del espacio de Unidas Podemos.
Con el desembarco de Verstrynge en el Ministerio de Derechos Sociales, los morados fusionan la formación con la acción gubernamental. Pero también hacen algo más: eliminar del engranaje del poder una pieza de la que no se fían. Como ya hicieron con la ex jefa de gabinete de Irene Montero, destacada dirigente de Izquierda Unida en Andalucía, Amanda Meyer. Este golpe, que deja tocada a Yolanda Díaz por perder a uno de sus fieles en Moncloa, no es menos duro pese a "estar cantado".
En verdad, el entorno de la vicepresidenta segunda sabía que la purga de Podemos iba a seguir con el líder del PCE, quien fue reelegido al frente del PCE en un congreso el pasado fin de semana. En la cúpula morada tenían claro que le cortarían la cabeza el mismo día que se produjo la ruptura en Andalucía, donde Podemos se sintió traicionado por la entente entre Izquierda Unida y Más País, que cerraron el acuerdo de coalición al Sur de Despeñaperros y por "error" dejaron fuera a Podemos de la alianza.
Ningún decoro con el PCE
Fuentes moradas señalan que se ha esperado "por decoro" al congreso del PCE para apretar la guillotina, aunque otras, cercanas a la 'dama roja' Yolanda Díaz, aseguran que se ha esperado precisamente para dificultarle la renovación: "Si llega a presentarse ante los suyos ya fuera del Ministerio, se hubiera presentado como un mártir. No hay que leer que se ha esperado por respeto, más bien lo contrario".
Lo cierto es que Podemos ha aprovechado el viaje de Yolanda Díaz a Estados Unidos para ejecutar su movimiento. Mientras, la protagonista de Sumar echó balones fuera: "El resto de cuestiones que tienen que ver con el politiqueo me interesan poco. Lo único que le deseo a [Enrique] Santiago es la mejor de las suertes. A la ministra [Ione] Belarra la mejor de las suertes. Y no me van a ver jamás en cuestiones ajenas a mis tareas como vicepresidenta. En el politiqueo no me van a encontrar jamás", zanjó.
El gran problema de Díaz sigue siendo, en el inicio de su proceso de escucha, acoplar a los morados a su proyecto. Pero el núcleo duro de Podemos, que sigue orquestado por Pablo Iglesias, se lo está poniendo difícil. El propio exlíder morado es esforzó en una entrevista en La Marea en dejar claro que su partido y Yolanda Díaz no son para nada lo mismo. Es más, entiende que Díaz debe estar agradecida a Podemos por poder contar con su apoyo.
Es evidente que Yolanda [Díaz] no es de PodemosPablo Iglesias
"Es evidente que Sumar y Podemos son cosas diferentes, con estilos y liderazgos diferentes, y que Yolanda Díaz está construyendo otra cosa, con toda la legitimidad para hacerlo. Y creo que Podemos está siendo muy generoso al plantear que quiere ir a las elecciones con Sumar, estar juntos, porque no representan exactamente lo mismo, pero creo que todo el mundo tiene claro que tienen que estar unidos. Es evidente que Yolanda no es de Podemos, pero pensamos que tiene que ser nuestra candidata también, y yo estoy de acuerdo con ese planteamiento", espetó Iglesias no sin cierto retintín.
Precisamente Iglesias se desahogó una noche en la Cadena Ser tras el fiasco del frente amplio andaluz, que nació sin el partido que fundó. Toda una afrenta. La izquierda a la izquierda del PSOE en Andalucía se sumió entonces en una guerra en la que Iglesias tomó partido con sendos dardos a Izquierda Unida y a su sucesora a los mandos de Unidas Podemos, Yolanda Díaz. El eterno referente morado marcó línea y dijo en público todo lo que la dirección de Ione Belarra no puede replicar por motivos obvios.
Antes de que se cerrara la coalición andaluza, Podemos e Izquierda Unida se dividieron sobre los objetivos y el proceso a seguir de cara a conformar el primer frente amplio. Por un lado, el Partido Comunista, muy fuerte en Andalucía, e IU entendían que había que ofrecer un futuro alternativo a la "resistencia" morada. Pero Podemos se enrocó. Los morados se sintieron traicionados por IU y Más País por apostar por Inmaculada Nieto como candidata y por otra marca que desterrara el nombre de Unidas Podemos. "De ahí viene una ruptura emocional", explican fuentes de peso en Unidas Podemos. Y la primera víctima de esa ruptura es Amanda Meyer, muy significada en el proceso que alumbró el pacto de la izquierda que terminó dejando fuera formalmente de la coalición a Podemos. La segunda es Santiago, del PCE.
Verstrynge, futuro morado
Ya no hay confianza y, por tanto, hay remodelación del equipo de Belarra, como lo hubo del de Montero. Las fuentes consultadas explican que se trata de una consecuencia lógica, porque en Podemos sintieron que IU les humilló por acercarse a Más País cuyo número dos, Pedro de Palacio, lideró las negociaciones al Sur de Despeñaperros con el objetivo de dejarlos fuera de acción.
Cabe recordar que la secretaria de Organización de Podemos y futura secretaria de Estado es un valor al alza dentro de los morados. Aunque algunos sectores del partido la cuestionaron por el devenir de la negociación en Andalucía. Y es que los morados apuraron tanto imponiendo a su candidato, Juan Antonio Delgado, que terminaron estrellando el coche. Pero en la sede morada de Francisco Villaespesa tienen en alta estima a Verstrynge, de 30 años, a quien se ve como una política con futuro y capacidad de liderazgo.
Si Verstrynge continúa al frente de la Organización de Podemos, que recale en Moncloa es todo un premio. "Entiendo que quieren darle más rango. Al estar en el Gobierno gana visibilidad y legitimidad. En Podemos, a la gente de organización no se le hace caso si no sale por la tele", explica una fuente que conoce muy bien cómo funciona el partido. Y zanja: "No hay cultura de organización".
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