El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, y el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, almorzaron juntos el pasado martes para hablar sobre el nuevo modelo de financiación autonómica, cuestión que tiene a González en pie de guerra. El sucesor de Esperanza Agurirre no ha dudado en ponerse al frente de la rebelión de los barones populares, temerosos de que el Gobierno intente frenar la deriva soberanista de Artur Mas dando a Cataluña un trato preferente justo cuando hay que entrar en una negociación a cara de perro.
González se ha quejado de que su financiación per cápita ha sido claramente inferior a la de Cataluña de modo que Madrid ha dejado de recibir mil millones de euros para este año -argumento con el que sostuvo el euro por receta, ahora recurrido ante el Tribunal Constitucional- mientras que la anunciada flexibilización del déficit viene a beneficiar a las regiones incumplidoras, especialmente a la presidida por Artur Mas. El presidente regional viene denunciando el maltrato a la Comunidad de Madrid y su deseo de que el nuevo modelo ponga fin a este estado de cosas.
No es el único de los barones populares que alerta ante la posibilidad de que Cataluña se vea de nuevo beneficiada. De hecho, Madrid y Valencia no descartan un frente común. Bien es cierto que la comunidad que preside Alberto Fabra dista mucho de presentar unas cuentas siquiera parecidas a las de Madrid en cuanto a deuda y cumplimiento del déficit, pero desde Valencia se arguye también haber recibido menos financiación per cápita que Cataluña en estos años, lo que les ha impedido cumplir los criterios de déficit. Además, tanto en un caso como en otro, no se les ha reconocido el crecimiento poblacional, hasta el punto de que hay 400.000 vecinos madrileños "fantasma" y hasta un millón de ellos en Valencia fuera de las estadísticas oficiales.
También anda muy quejoso el presidente del Ejecutivo murciano, Ramón Luis Valcárcel, el único que tomó ayer la palabra en la Junta Directiva Nacional del PP tras la intervención de Mariano Rajoy. Valcárcel, que se quejó de que ahora "me llaman hijo de la gran puta porque solo tengo 122 euros" en la cuenta corriente, dijo ser partidario del control del déficit aunque él se haya quedado muy lejos de su cumplimiento con un 3 por ciento. "Pero todos tenemos que llevar el mismo equipaje", en alusión a un sistema que consideran desigual. Murcia, agregó, está financieramente por debajo de la media del resto de las Comunidades Autónomas. "La cartera que nos birló Zapatero supone 255 millones de euros menos. Si se hubiese financiado bien -agregó- Murcia hubiera cumplido el déficit".
Rajoy advierte que también escuchará a los presidentes autonómicos que no son del PP "aunque algunos no parezcan entenderlo"
No dejan de ser advertencias a Moncloa para que no acepte bajo ningún concepto un modelo que prime a Cataluña. Rajoy es consciente de los temores de sus barones, hasta el punto de que en su intervención de ayer reclamó la "máxima colaboración y apoyo" a los suyos porque "lo que le pase a uno, repercute a todos. Hay tiempo para hablar y para llegar a acuerdos". Eso sí, tras apelar a la inteligencia, al equilibrio, a la sensatez, al sentido común y afirmar que "colaboraremos con todas los gobiernos autonómicos porque todos estamos en el mismo barco", informó que escuchará no sólo a los de su partido "sino también a los demás aunque algunos no parezcan entenderlo".
El PP tiene previsto celebrar una cumbre autonómica este mes bajo la presidencia de Rajoy para intentar acercar posiciones y cerrar filas, según informó ayer La Vanguardia. La iniciativa ha partido del vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas, que ya tuvo que mediar entre Hacienda y los ayuntamientos para desbloquear la reforma local.
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