"Las declaraciones de hoy [por ayer sábado] han servido para poco, muy poco. No han aportado nada nuevo a la causa y lo único que ha quedado claro es que hasta el propio Iñaki Urdangarín se sabe perdido y su único objetivo ya es dejar al margen de todo a [su esposa] la infanta Cristina y a la Casa Real". Así resumía ayer a este diario uno de los abogados personados en la causa, la jornada vivida en Los Juzgados de Palma de Mallorca durante la segunda comparecencia como imputado ante el magistrado José Castro del duque de Palma y la primera del secretario de su esposa, Carlos García Revenga. "Si algo me ha llamado la atención ha sido la actitud del duque de Palma hacia nosotros. Despectivo en sus respuestas", recalcaba.
Lo primero que hizo Urdangarín delante del juez fue leer un texto que desvinculaba a la Casa Real de sus actividades y que parecía claramente inducido por Zarzuela
De hecho, bien distinta ha sido la imagen que ayer dió el yerno del rey respecto a la que ofreció hace justo un año en el mismo lugar, cuando acudió por primera vez a prestar declaración por sus actividades al frente del Instituto Nóos. Entonces, llegó a Mallorca acompañado de la infanta y, cuando acudió a la sede de los juzgados, departió durante unos minutos con los periodistas que esperaban en la puerta. Este sábado, sin embargo, llegó a la isla sólo, se limitó a pronunciar un lacónico "buenos días" cuando pasó ante los informadores y presentaba un aspecto físico sensiblemente desmejorado respecto a su comparecencia anterior. "Cuando respondía a nuestras preguntas también se le notaba distinto", recordaba ayer a este diario otro letrado que ha asistido a las dos declaraciones y que definió su actitud durante el interrogatorio como de "borde".
El contenido de la declaración también ha cambiado, aunque ayer, como hace un año, sus respuestas hayan estado cuajadas de frases cortas, evasivas y 'olvidos'. "En febrero de 2012 aún intentaba defenderse, pero en esta ocasión, aunque ha seguido negándolo todo, parece claro que su principal objetivo ya no es evitar en banquillo. Se sabe abocado a él", añadía este mismo abogado poco después de terminar la comparecencia. De hecho, el primer gesto que hizo ayer fue leer una "declaración inicial" con la que intentó marcar una línea roja al desvincular por primera vez a la Casa Real, y con ello a la propia infanta Cristina, de las actividades del Instituto Nóos. Un texto, de hecho, inducido por el propio Palacio de la Zarzuela, según adelantó ayer este diario.
Negación tras negación
Eso sí, los oscuros negocios de este ONG que llevaron a la Casa Real a exigirle en 2006 que abandonara sus actividades en ella, se convirtieron en el comunicado en simples "reproches poíticos" sin ningún reconocimieto de culpa. Y es que el duque de Palma insistió ayer en negarlo todo y en volver a recalcar que todo lo que hizo al frente del Instituto Nóos fue legal. Así, por ejemplo, negó que hubiera celebrado en el Palacio de la Zarzuela un encuentro con el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Bárbera, en unión de su entonces socio Diego Torres para abordar la organización de uno de los actos que más dinero les reportó, el Valencia Summit. El fiscal ya ha anunciado que pedirá a Zarzuela los libros de registro de visita para saber si el duque miente. Urdangarín también negó tener testaferros ni cuentas en Suiza o en cualquier otro paraíso fiscal para evadir los beneficios obtenidos con sus actividades. Y ello pese a que el testimonio de su más estrecha colaboradora, Julita Cuquerella, desveló hace meses que supuestamente tenía un depósito en el país helvético.
La estrategia de la defensa de Urdangarín de no responder a las preguntas sobre los 'emails' se desmoronó cuando el duque decidió contestar las cuestiones del fiscal sobre ellos
También negó haber cobrado del Ayuntamiento de Madrid 120.000 euros, por intentar influir en los miembros del COI para que votaran en favor de la frustrada candiatura de Madrid 2016, Aquello lo hizo, vino a decir, por patriotismo y sin embolsarse ni un euro del dinero que en concepto de donación le remitió el consistorio entonces presidido por Alberto Ruiz Gallardón. Negó que el secretario de las infantas, y también imputado, García Revenga, tuviera un papel más allá que protocolario en su ONG. Negó estar al tanto de la redacción de un argumentario redactado por uno de sus más estrechos colaboradores para 'camuflar' su condición de promotor y responsable en la FDCIS, la fundación que sustituyó al Instituto Nóos cuando la Casa Real le exigió que abandonara sus actividades.
Y, sobre todo, negó conocer los correos electrónicos difundidos en las últimas semanas por Torres. Sin embargo, en este punto la estrategia con la que acudía al juzgado de no responder a preguntas sobre los polémicos documentos -el letrado anunció que los impugnará al considerarlos "ilícitos" y "manipulados"- se vino abajo cuando el fiscal Pedro Horrach le interrogó sobre varios aspectos de los mismos y él terminó respondiendo. Respecto a alguno de ellos, se refugió en el socorrido olvido, como aquellos que supuestamente cruzó con la princesa Corinna zu Sayn-Wittegenstein, amiga de su suegro. Urdangarín se limitó a asegurar que no recordaba que cuestiones trataba con ella ni por qué le facilitó su número de cuenta en uno de ellos.
El protagonismo de los emails
De hecho, los documentos aportados por su exsocio a la causa, sobre todos los últimos 197 emails y documentos que entregó en el juzgado cuando acudió a declarar la pasada semana, centraron gran parte de las aproximadamente cinco horas que Urdangarín estuvo declarando este sábado. Y ello a pesar de que, sobre el papel, el motivo de su citación era para que diera su versión sobre las novedades surgidas durante la investigación desde que declarase hace un año. Entre ellas, la supuesta comisión de tres delitos fiscales cometidos por él mismo o el Instituto Nóos entre los años 2007 y 2008 --que también negó y que adjudicó a los contables de la trama, en concreto a los cuñados de su exsocio--, así como los recientes datos conocidos sobre su intervención en la candidatura olímpica de Madrid 16, que ha provocado la imputación hace pocas semanas de tres personas ligadas al consistorio de la capital.
El secretario de la infanta empujó ayer un poco más al duque al banquillo al contradecir la versión de éste y reconocer que el yerno del rey tomaba decisiones en Nóos
La importancia que van tomando en la causa los polémicos correo electrónicos, que hasta ahora no han sido esgrimidos por el juez en sus autos, quedó de nuevo demostrada en la segunda comparecencia del día, la del secretario de las infantas, Carlos Gacía Revenga. Señalado por estos documentos como la persona a la que Urdangarín consultaba prácticamente todas decisiones que éste tomaba al frente de sus ONG, el primer empleado de la Casa Real implicado en la trama utilizó la misma estrategia que el yerno del rey: nergarlo todo y anunciar que iba a impugnar los emails que le acusan. En su intento por desmarcarse de cualquier implicación en la toma de decisiones en el Instituto Nóos, en cuya Junta directiva aparecía como tesorero "testimonial", García Revenga insistió que si dio consejos al duque de Palma fue como un favor entre amigos ante la escasa experiencia de éste y que el rey no supo nunca que ni la infanta ni él mismo estaban en los órganos de la ONG. Como prueba de sus palabras, entregó al juez copia de sus propios correos eletrónicos.
El empleado de Casa Real incluso negó que la firma que aparecía al pie de una de las actas de la junta fuera suya cuando ayer le enseñaron una copia. Tantos "balones fuera" quiso echar el secretario, en expresión de uno de los abogados presente durante su interrogatorio, que terminó empujando un poco más a su amigo Urdangarín hacia el banquillo en dos ocasiones, Primero, al reconocer a una pregunta que el Instituto Nóos lo dirigían conjuntamente Torres y el duque de Palma, en contra de la versión que este último aún mantenía ayer de que era su exsocio el que tomaba las decisiones. La segunda, cuando habló de la ONG como una "la primera aventura empresarial". Ya ni el secretario de la infanta hablaba de ella como una organización sin ánimo de lucro.
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