Del negocio fotovoltáico a la construcción de viviendas y la instalación de 500 kilómetros de tuberías en el desierto. Iñaki Urdangarin desplegó desde 2008, después de que la Casa Real le exigiese que cesase en sus sospechosas actividades empresariales en España con las administraciones públicas, una incesante actividad mediadora en el extranjero. Las declaraciones de varios testigos del caso Nóos revelan que el duque de Palma ofrecía a empresas españolas sus contactos por todo el mundo para la búsqueda de negocios por algo más de 40.000 euros al mes. Uno de los empresarios aseguró que lo contrató por su condición de "yerno del rey, alto empleado de Telefónica y miembro del Comité Olímpico". Entre las propuestas que le puso sobre la mesa, viajar a Tánger (Marruecos), donde la empresa Mixta África, de la que el propio Urdangarin era pequeño accionista, levantaba una ciudad para los empleados de una compañía automovilística.
El yerno del rey ofreció a un empresario participar en la construcción de viviendas en Marruecos junto a la empresa Mixta África, de la que el propio Urdangarin era accionista
El testigo que más detalles dio a la Policía de las actividades de lobby internacional de Urdangarin fue Enrique Calabuig, directivo de Inversiones Financieras Aguas de Valencia (Agval). En su declaración del pasado 7 de marzo, conocida esta semana tras levantarse el secreto del sumario en la pieza del caso Nóos donde estaba incluida, el empresario aseguró que conoció al yerno del rey "entre finales de 2007 y principios de 2008" en un comida en el que les presentó el también empresario Miguel Zorio, dueño de la consultora de imagen Lobby Comunicación, y uno de los artífices del éxito que Nóos había tenido con la Generalitat valenciana. En ese primer encuentro, el duque de Palma ya ofreció a Calabuig "sus servicios" para hacer "cualquier negocio que pudiera salir, siempre a nivel internacional, nunca en España", siguiendo las indicaciones ya recibidas por la Casa Real.
Tras aquella comida, el responsable de Agval volvió a encontrarse con Urdangarin en una segunda comida, a la que ya acudió el socio de este, Diego Torres. Un encuentro en el que el duque de Palma le habló "de las posibilidades de hacer algún negocio fuera de España relacionado con inmobiliarias, aguas, temas bancarios etc." y que, para ello, el esposo de la infanta Cristina se ofreció a "poner sus contactos para intentar captar negocio internacional". Al tercer encuentro, Urdangarín acudió ya con una propuesta concreta de colaboración que se plasmó poco después en el envío de un contrato por el que Calabuig se comprometía a pagar 125.000 euros al trimestre por los servicios. En ese contrato, sin embargo, no aparecía ni Urdangarín ni ninguna empresa a su nombre como prestataria de los servicios para Agval, sino la compañía Alternative General Services, representada por un tal Robert Cockx, un septuagenario belga calificado por otros testigos como "hombre de paja o testaferro".
Un complejo residencial junto a la planta de Renault
Tras la firma del acuerdo, una de las primeras propuestas que le hizo Urdangarín a Calabuig fue viajar a la ciudad marroquí de Tánger para abordar "temas inmobiliarios" relacionados con la empresa Mixta África, una compañía nacida en 2005 con el objeto de "cubrir el déficit de vivienda económica en el continente africano" y de cuyo accionariado formaba parte el propio Urdangarin y la infanta Cristina desde 2007 tras invertir 150.001 euros en la adquisición de un 0.09% de las participaciones. La empresa, con sede en Barcelona y que estuvo presidida entre diciembre de 2007 y marzo de 2010 por el ex ministro de Asuntos Exteriores Josep Piqué, tenía como principal accionista a uno de los hombres más ricos del mundo, el príncipe saudí Alwaleed bin Talal, al que una modelo española de 20 años acusa de haberla violado en Ibiza en 2008. El príncipe es sobrino del rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Abdelaziz, quien llama hermano al rey Juan Carlos I.
En el primer encuentro, el duque de Palma ya ofreció su servicios a un directivo. En el tercero, le propuso un contrato para asesorarle por 125.000 euros al trimestre
En concreto, los intereses de Mixta Africa en Tanger se concentran en una promoción de algo más de 500 viviendas, denominada Anass, que se sitúa muy cerca de un gran complejo industrial que se ha desarrollado en los alrededores de esta ciudad marroquí. En este complejo ha instalado Renault una espectacular planta, que hizo que la zona se revelara como una gran oportunidad para el sector inmobiliario y también de infraestructuras, dadas las necesidades de conectar la zona con la ciudad y también de dar acogida a los trabajadores destinados a trabajar en la planta del fabricante francés de automóviles. Calabuig aseguró ante la Policía que finalmente decidió no participar en ese negocio ni en otro que le ofreció Urdangarín en aquel momento: "Un tema de aguas en el puerto de Lisboa".
El directivo de Agval aseguró que llegó a verse con el duque de Palma "entre seis y diez veces", y otras cuatro con uno de los colaboradores de éste, el empresario José María Treviño, amigo personal de Urdangarin y de la infanta Cristina. En su declaración, Calabuig destacó que en estos encuentros le ofrecieron "negocios en países del Este", que rechazó, así como en Jordania y países árabes que no especificó. Treviño, que declaró dos días después ante la Policía, fue más concreto en este sentido y habló de Libia. En Jordania, la propuesta que el yerno del rey puso en la mesa al empresario de Valencia fue participar en "un trasvase entre el Mar Rojo y el Mar Muerto", a lo que Calabuig dijo que su empresa "no tenía capacidad para afrontar una cosa así".
Elevado coste pese al nulo resultado
A partir de ese momento, la relación con Urdangarín se rompió "porque los proyectos que traía eran excesivos". La labor de lobby de Urdangarín para Agval duró finalmente medio año, pero las dos partes acordaron zanjar el contrato con el pago de tres trimestres pese a los nulos resultados de sus gestiones. En total, 375.000 euros, de los que el juez que instruye la causa sospecha que 143.000 euros acabaron en una cuenta en Suiza del banco BSI supuestamente ligada al yerno del rey. "Si no hubiera sido el yerno del rey, alto empleado de Telefónica, miembro del Comité Olímpico, con empresas internacionales, etc, este contrato no se había firmado", reconoció el propio Calabuig en su declaración, en la que hizo entrega a la Policía de toda la documentación que tenía de sus tratos con el marido de la infanta.
Urdangarín intentó que uno de los hombres más poderosos de Jordania facilitara un negocio de 7.000 millones de euros al empresario español que le contrató
También dio detalles de las mediaciones internacionales del duque de Palma el empresario José María Treviño, amigo de Urdangarín "desde hace 15 ó 20 años", según destacó en su declaración. Éste aseguró que participó en varias de las comidas celebradas entre Urdangarín y el directivo de Agval, y que se implicó directamente en la búsqueda de clientes para la compañía valenciana ya que creía que "podía ser de interés" para su negocio de paneles solares. Treviño, que reconoció que recibió una parte importante del dinero abonado por la empresa valenciana, afirmó que viajó en busca de oportunidades de negocio para el cliente de Urdangarín a "Portugal, Jordania, Marruecos y Libia". Algunas fuentes apuntan que también se desplazó con idéntico fin a Cánada.
El amigo de Urdangarín incluso detalló que en su visita de mayo de 2008 a Ammán, la capital jordana,estuvo acompañado por el propio marido de la infanta Cristina, que fue quién le presentó a un empresario árabe llamado Mansour Tabbaa y al que en su declaración ante el juez el yerno del rey se refirió con un ambiguo "un tal" como si no supiera muy bien quién era. Tabbaa es, en realidad, uno de los hombres más poderosos del pequeño país de Oriente próximo, y no sólo por su condición de empresario e intermediario de la alta sociedad jordana. De hecho, se trata del cuñado del prínxipe Faisal, hijo del rey Hussein y hermano del actual monarca, Abadalá II.
Tabbaa, que visita con frecuencia España, fue quién puso sobre la mesa la participación de Agval en varios proyectos, entre ellos la construcción de dos pequeñas depuradoras y el denominado Proyecto Nacional de Desarrollo del Mar Rojo, que incluía la construcción de cerca de 500 kilómetros de tuberías desde este piélago al mar Muerto y, de allí, a la capital jordana. Este último proyecto, cuya inversión era de 7.000 millones de euros, fue el que le pareció "excesivo" a Calabuig quien poco después decidió prescindir de los servicios de Urdangarín y su lobby.
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