M.C.G.G. madre de tres hijos y abuela de una niña de tres años fue detenida el pasado 12 de agosto acusada de haber provocado, al menos, 15 incendios. En otras ocasiones los vecinos preguntados por los medios manifiestan su estupor por la detención y repiten el consabido "no me lo esperaba", pero esta vez no ha sido así, los vecinos de C. sí se lo esperaban.
Según recoge el diario El País "en el pueblo nadie la quería". De hecho, la detenida "tenía prohibido el paso" al supermercado por los "hurtos constantes", es su responsable el que reconoce que ningún vecino tenía estima por ella. C. es vecina de Pumar, un pequeño núcleo urbano del ayuntamiento de Cerdeda (La Coruña) y sus continuos conflíctos eran conocidos por todos. Un político del Concejo sostiene que antes habría dicho que "era buena persona; pero lleva años desequilibrada, y por ahí tiraría un buen abogado para defenderla ahora...".
El político asegura que sus hijas le dijeron que ella "estaba yendo a un psiquiatra a A Coruña pero no sé... Ella hacía cosas muy raras... Hurtaba para regalar. Lo hizo hace poco con una empanada en la panadería y lo hacía con las flores del cementerio. Cogía los centros de los difuntos y luego se los llevaba a otros vecinos".
La supuesta pirómana suplantó a una prima política en el banco y extrajo 6.000 euros
La localidad, que cuenta con muy pocos vecinos y todos emparentados, era un lugar tranquilo y sin conflictos hasta que C. comenzó hace siete años un amargo enfrentamiento con unos primos de su marido. Una pugna que según estos parientes comenzó "sin motivo alguno". El País recoge cómo después de varios destrozos en su propiedad terminaron instalando cámaras de vigilancia en la fachada. Según ellos, "todos" sus coches acabaron con "rayazos y pedradas", dos ventanas de la casa amanecieron rotas y en el pajar alguien arrojó "una corona de muertos, un muñeco de feria con forma de demonio y restos de lápidas del panteón familiar, que apareció roto".
La prima política de la presunta pirómana le atribuye a ésta todos los hechos y asegura que cuando se casó con su primo "hace unos 37 años, trajo los problemas adonde siempre hubo paz". Su familia se refiere a la detenida como A Banqueira "porque una vez fue al banco haciéndose pasar por mí, se llevó de la cuenta que tengo con mi marido 6.000 euros en cuatro visitas". Este asunto no ha llegado a los tribunales, como sí han llegado otros, "vino un jefe que tiene la entidad en Galicia para arreglar estas cosas y nos devolvieron el dinero sin tener que llegar al juez”.
Según el Seprona "son minoría los que prenden fuego por trastornos psíquicos" y sostienen que "lo habitual es que detrás haya algún tipo de conflicto", sus primos políticos argumentan que C. "no está mal de la cabeza" y que "todas sus hazañas se deben a su maldad": "Es que esta mujer hizo muchas aquí... Vivimos aterrados con la idea de que va a volver y pasamos noches sin dormir por su culpa". "Esta mujer fue una peste, un agobio para nosotros", insisten.
El alcalde sostiene que siempre se preocupó por los suyos, iba al Ayuntamiento a pedir trabajo para sus hijos
Sin embargo, el alcalde José García Liñares sí abre una lanza a favor de la detenida, "¿una persona en sus cabales plantaría fuego cerca de su casa? Todos los incendios que le atribuyen fueron allá en O Pumar y junto al piso que ella tiene también aquí en Cerceda". "Parece mentira... unos días antes la vi bailando toda contenta con su nietecita, en la celebración gastronómica que tenemos el último fin de semana de julio. Si es cierto lo que dicen los investigadores, entonces ya había estado quemando el monte".
García Liñares también dibuja a una C. diferente: "Siempre se preocupó por los suyos como cualquier madre. Hace unos años venía mucho por el Ayuntamiento a pedir trabajo para sus hijos. Ahora prácticamente todos en casa tienen empleo". El regidor también recuerda que "cuando empezó a arder el monte, la gente enseguida sospechó de ella, pero hay que ver lo inocente que fue... ¿Cómo se le ocurre salir a prender fuego a la mañana siguiente de presentársele en casa la Guardia Civil? Cuesta entender estas cosas. Su marido llegó a comentar por ahí que en Cerceda podíamos estar tranquilos, que había policía camuflada en coches viejos y que estaban a punto de coger al pirómano".
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