Es muy común en Cataluña y Valencia -sobre todo en las manifestaciones independentistas- ver simbología 'españolista' boca abajo, retratos del Rey Felipe VI o del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy; y como ha podido verse a lo largo del día del hoy en la sede de ERC del socialista catalán, Salvador Illa.
El símbolo no es baladí y tampoco es un error de los manifestantes. Es un signo originario de Xàtiva, pero no exclusivo, más bien de todo el País Valenciano, es una forma de rechazo a una figura 'rival'. La región valenciana, durante la Guerra de Sucesión, dio su apoyo al candidato al trono de España de la casa de los Habsburgo y fue tras la batalla de Almansa del 25 de abril de 1707, cuando las tropas fieles al Archiduque Carlos fueron derrotadas por los soldados borbones de Felipe V. A partir de este momento se origina también el dicho de: 'Quan el mal ve d'Almansa, a tots alcança' (Cuando el mal viene de Almansa, a todos alcanza).
Con la victoria borbónica en Valencia sus ciudadanos perdieron los Fueros valencianos y en forma de represalia los soldados vencedores incendiaron Xàtiva, el castigo hacia la ciudad fue tal que fue rebautizada a la Colonia Nueva de San Felipe. Este es el momento en el que dio comienzo la aversión de Xàtiva hacia el que fuera el primer monarca de la casa Borbón en España.
Después de los castigos llevados a cabo por el ejército de Felipe V la ciudad pasó de tener aproximadamente 12.000 habitantes a apenas 400 tardando muchas décadas en recuperar el nivel demográfico. Xàtiva no volvió a ser la misma hasta 1812, cuando las Cortes de Cádiz devolvieron a la urbe su nombre original. En 1957 la ciudad señaló al culpable de los agravios cometidos contra ella cuando, según cuentas las crónicas del momento, el director del Museu de l'Almodí colocó boca abajo el cuadro de Felipe V, un obra pintada por el artista local Josep Amorós en 1719 bajo petición del gobierno local. El regidor confió a sus sucesores y miembros del gobierno que permaneciera la imagen del rey incendiario hasta que sucesor del mismo pidiese perdón tres veces a la ciudad frente al cuadro.
Este episodio da origen a la tradición de mostrar al 'enemigo' o al adversario por parte de los manifestantes en las regiones catalanas y valencianas, símbolo que hasta hoy se mantiene y ha podido observarse en la sede de Esquerra Republicana de Catalunya cuando independentistas han pegado pegatinas por toda la fachada con la frase: "Illa no. Independencia" con la imagen del candidato socialista boca abajo.
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