Un informe de la Guardia Civil alerta del riesgo de que terroristas yihadistas o individuos extremistas tengan acceso a las armas que actualmente se emplean en la guerra de Ucrania. También de que los combatientes de Estado Islámico o Al Qaeda aprovechen el "éxodo de refugiados" procedentes del conflicto para regresar a Europa desde Oriente Medio. Se trata del mismo documento que advertía de que los actores solitarios podían buscar "objetivos blandos" para perpetrar sus ataques en territorio español, en la misma línea de los acontecimientos vividos recientemente en Algeciras, donde fue asesinado el sacristán de una iglesia.
El informe, al que ha tenido acceso Vozpópuli, cuenta con el membrete de la Dirección General de la Guardia Civil y se difundió entre empresas y personal de la seguridad privada. En él se discurre por la amenaza del terrorismo presente en España, dando cuenta de la persistente amenaza de que individuos radicalizados lleven a cabo atentados en nombre de organizaciones terroristas.
El Instituto Armado asevera que a los terroristas y los actores solitarios les vale con armas blancas u otros elementos accesibles para conseguir sus objetivos. Sin embargo, también advierte del creciente riesgo que supone la guerra de Ucrania ante un posible descontrol de las armas empleadas en el conflicto. El "acceso que extremistas y potenciales extremistas" pudieran tener a armas ligeras y explosivos "procedentes del tráfico ilícito" de la guerra suponen "un riesgo global moderado" que "podría agravar la amenaza a largo plazo", incide el informe.
El previsible descontrol de las armas que se utilizan en la guerra es una amenaza que los servicios de información españoles contemplan desde que comenzase la invasión de Ucrania. Fuentes policiales consultadas por este diario advierten de que en cualquier conflicto del mundo hay un elevado riesgo de que las armas de fuego terminen en paradero desconocido, lo que propicia la actividad de organizaciones o individuos dedicados al tráfico ilegal.
El ejemplo de los Balcanes
Como ejemplo citan lo sucedido en los Balcanes en los años noventa, cuando se decidió reclutar a población civil y armarla para entrar en combate. No sólo se emplearon las armas de fuego más modernas, sino que también se recuperaron arsenales procedentes de la Segunda Guerra Mundial, algunos de ellos ya destinados a museos de Historia. Así, se puso en marcha una gran cantidad de armas sin ningún tipo de control o seguimiento.
La principal amenaza -apuntan las mismas fuentes- se centra en esta clase de armas. La frágil estabilidad económica del país, especialmente en situación de posguerra, puede empujar a los ciudadanos a vender las armas con las que se defendieron durante el conflicto a un bajo precio, alimentando el mercado negro e ilegal.
Eso mismo fue lo que sucedió a partir de la guerra de Bosnia. Aún hoy, los agentes dedicados a la lucha contra el tráfico de armas, se encuentran a menudo con armas procedentes de aquel conflicto; muchas de ellas aún siguen en plenas condiciones operativas, si es que no requieren un mínimo trabajo de reacondicionamiento para ponerlas de nuevo en circulación.
Ya se han registrado casos en los que terroristas yihadistas han empleado armas de conflictos pasados para llevar a cabo sus ataques. Uno de los casos más conocidos es el que tuvo lugar en la localidad francesa de Trébes, en 24 de marzo de 2018. Un terrorista, de nombre Redouane Lakdim, secuestró a un grupo de personas en un supermercado. En el transcurso de la negociación, mató a un gendarme, Arnaud Beltrame, que se prestó a intercambiarse por los rehenes: el individuo se sirvió de una pistola Ruby 7.65 fabricada en Éibar más de un siglo antes, en 1915, para la Primera Guerra Mundial.
Las rutas de inmigración
El informe de la Guardia Civil advierte, además, de que los combatientes terroristas podrían aprovechar las rutas de la inmigración para regresar desde Oriente Medio hasta Europa. Se trata de individuos especialmente peligrosos por sus conocimientos en el uso de armas, integrados en las filas del Estado Islámico o Al Qaeda en las guerras de Irak y Siria.
"Persiste el riesgo elevado de retorno de CTE's [combatientes terroristas extranjeros] y/o sus familiares (de cualquier nacionalidad), que podrían además aprovechar para sus fines los fenómenos de la inmigración irregular desde el Magreb o el éxodo de refugiados ucranianos en Europa", detalla la Guardia Civil en el documento remitido a las empresas de seguridad privada.
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