Un informe de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria (AESF), órgano independiente que supervisa todo el sistema nacional, alertaba en 2020 de las "dudas planteadas en el sector" en relación a los gálibos de los trenes; o lo que es lo mismo, a las medidas establecidas para que los medios ferroviarios puedan discurrir con garantías por la red española, que cuenta con particularidades en algunas regiones de España. Ese es el caso de Asturias y Cantabria, que sufrirán el retraso en la entrega de los nuevos trenes licitados por Renfe, debido a un diseño que no encaja con los túneles de ambas comunidades autónomas.
La AESF remitió una nota técnica en junio de 2020 en la que hablaba de las dudas que había en el sector ferroviario en relación con el cálculo del gálibo de implantación de obstáculos, al comparar la metodología de dos normativas existentes sobre las medidas de seguridad en España: el reglamento nº 1299/2014 de la Comisión Europea y la Instrucción Ferroviaria de Gálibos, desarrollada por el Ministerio de Fomento -actual Transportes- en 2015.
Cabe recordar que el origen del problema de los trenes de Asturias y Cantabria estaría en una incorrecta interpretación de esta última normativa. Fuentes del sector ferroviario consultadas por Vozpópuli afirman que Renfe habría enviado a la empresa adjudicataria, Construcción y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), un documento de Adif titulado Declaración sobre la Red, donde se recoge una serie de aspectos técnicos de las líneas ferroviarias en España. Este documento, al abordar el tema de los gálibos, remite a la Instrucción Ferroviaria de Gálibos, de Fomento.
Las mismas fuentes indican que este documento recoge instrucciones precisas para los gálibos, pero sólo para las obras nuevas o de acondicionamiento, sin recoger las particularidades de la red ferroviaria en diferentes puntos de España; entre ellos, Asturias y Cantabria, cuya red discurre entre túneles y puentes que exigen medidas particulares de seguridad.
El informe que revela ahora este diario, publicado por la AESF en junio de 2020, admite las "dudas" que genera en el sector ferroviario la existencia de dos fórmulas para calcular los gálibos de los trenes. "La presente nota técnica tiene por objeto comparar ambas metodologías y evitar la realización de un doble cálculo", detalla el informe. Y añade: "El ámbito de aplicación de la presente nota técnica son las líneas ferroviarias de nueva construcción ó de acondicionamiento de las existentes, integradas en la red ferroviaria de interés general de anchos ibérico y estándar europeo".
Se trata de un documento ajeno al actual problema que se registra en Asturias y Cantabria, pero que pone de manifiesto los problemas que hay en el sector en relación con la aplicación de las medidas de seguridad en la red nacional. Fuentes consultadas por este diario aseveran que los trenes diseñados para estas regiones sí que entrarían en los túneles, pero no cumplirían con las medidas de establecidas, con el consecuente riesgo para la seguridad.
La crisis política
El episodio, no obstante, ha desencadenado una agria polémica en el ámbito político. Los presidentes asturiano y cántabro, Adrián Barbón y Miguel Ángel Revilla -en vísperas de las elecciones autonómicas del próximo mes de mayo-, pidieron ceses o dimisiones por el escándalo de los trenes. El Ministerio de Transportes, dirigido por Raquel Sánchez, satisfizo las reclamaciones de ambos y destituyó a dos cargos de Renfe y Adif, antes incluso de que se ponga en marcha la auditoría anunciada con el fin de detectar cuál fue el origen del error.
Como contó este diario, el episodio ha llegado incluso al Congreso de los Diputados. El Partido Popular (PP) reclama al Gobierno todas las actas y comunicaciones de Renfe relacionadas con el proyecto, así como cinco comparecencias en la Comisión de Transportes -incluida la de la ministra Raquel Sánchez-. La formación dirigida por Alberto Núñez Feijóo, además, ha registrado una batería de preguntas para obtener más información sobre el proceso de licitación.
¿Qué futuro le espera al proyecto? La decisión más probable pasa por aplicar el "método comparativo", que supone calcar un tren que ya esté en funcionamiento para desarrollar las nuevas unidades: no sólo en el tamaño de los vagones, sino también en otras cuestiones técnicas que afectan a su circulación por las vías, como el peso o la disposición de los elementos. Todo ello supondrá un retraso del proyecto, al menos, hasta 2026.
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