La relación de Artur Mas con Iñigo Urkullu es cordial y la comunicación entre ambos es fluida. Antes del 9N, cuando las tensiones entre el Palacio de la Generalitat y La Moncloa estaban en su punto álgido, el lendakari se ofreció para mediar en el conflicto con el fin de enderezarlo y evitar un choque institucional tan serio como el que ha acabado produciéndose. Fuentes de CiU informan de que Mas rechazó el ofrecimiento, ya que veía nulas posibilidades de que prosperara dada la cerrazón de Mariano Rajoy, y también las grandes diferencias que separan la experiencia vasca de la catalana. “Sabemos que hubiera sido inútil”, aseguran en CiU.
Mas ha rechazado la oferta de Urkullu por desconfianza y porque ve grandes diferencias entre la experiencia vasca y catalana
En el fondo, informan fuentes nacionalistas de ambas familias, hay un poso nada desdeñable de desconfianza mutua. En el Congreso de los Diputados cada formación trabaja a su aire y al lendakari y a la dirección del PNV les ha incomodado desde el principio el rumbo que tomaron en 2012 las reivindicaciones de CiU, ante el temor de que acaben influyendo negativamente en el Concierto económico vasco, el gran logro obtenido por esta comunidad autónoma en la Constitución de 1978. Por estas razones, el PNV ha seguido con frialdad y una gran distancia la evolución de las aspiraciones soberanistas en Cataluña y la respuesta que se les ha dado desde La Moncloa, dentro de un proceso que dista bastante del que pilotó Juan José Ibarretxe en el País Vasco hasta el naufragio de su plan en el Parlamento a principios de 2005.
En las filas del nacionalismo catalán se explica el rechazo de Mas a este ofrecimiento de mediación por la falta de confianza de fondo que el presidente de la Generalitat tiene en el lendakari, al que ve obsesionado porque no se vea perjudicado el régimen fiscal vasco, por encima de todo, más que por la pulsión soberanista en Cataluña.
Diferencias entre la experiencia vasca y la catalana
“Nosotros teníamos el cáncer de ETA, que deslegitimaba todo nuestro proceso, y Cataluña no arrastra ese problema. También carecíamos de un respaldo popular tan mayoritario como el que se ha conseguido en Cataluña a favor del derecho a decidir. Por estas razones, entre otras, nuestro proyecto quedó enterrado en el Congreso, mientras que el de Mas sigue adelante, aunque nadie sepa todavía dónde llegará”, explica un dirigente del PNV.
La oferta de Urkullu a Mas se asienta en una cierta sintonía del lendakari con el presidente del Gobierno. Urkullu habla a menudo con Rajoy. Su último encuentro conocido con él data de mediados de septiembre, poco antes de la celebración del referéndum escocés. Fue durante un almuerzo celebrado en La Moncloa que duró más de tres horas y en el que ambos repasaron la agonía de ETA, el traspaso de competencias pendientes al País Vasco y también la actualidad en Cataluña. Urkullu le dejó claro a Rajoy que en su agenda no figuraba la activación de la reivindicación independentista y que, en todo caso, ésta se atendría al modelo escocés. “Nosotros condicionamos cualquier referéndum a un acuerdo previo con el Gobierno. No hay otro camino y eso lo conoce perfectamente Rajoy”, aseguran en el PNV.
El lendakari ha tranquilizado a Rajoy: el PNV no activará ningún referéndum sin previo acuerdo con el Gobierno, siguiendo el ejemplo escocés
Al final, pues, no se ha producido mediación alguna y desde el nacionalismo vasco se ha respondido a la consulta del 9N en Cataluña estableciendo una especie de cordón sanitario y apelando al arbitraje que, en su caso, pudieran desempeñar las instituciones europeas. “No hay que menospreciar la consulta del 9N, creemos que ha sido muy importante porque ha provocado un torrente que va a ser muy complicado de encauzar desde la política. El gran error que ha cometido Rajoy es facilitar que Artur Mas pueda llegar a ser encausado, pues puede ser el punto de no retorno”, se concluye desde el PNV.
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