El Gobierno de Mariano Rajoy está desplegando sus antenas en los principales foros empresariales, donde aguza el oído para conocer qué importancia real se le concede a la pulsión soberanista en Cataluña. La cosecha más reciente proviene de los empresarios vascos, que opinan que lo de Artur Mas se resuelve con dinero, sin llegar a negociar un modelo similar al del Concierto económico que opera en el País Vasco. Lo de Cataluña lo definen como “un problema de chequera” que podría resolverse si el PP, después de las elecciones del 25 de noviembre, hace un guiño al futuro gobierno autonómico, previsiblemente de CiU, en forma de nuevas transferencias de inversión.
El empresariado vasco opina que la pulsión soberanista en Cataluña pasará a un segundo plano después del 25-N si Rajoy tira de chequera
La recomendación que desde la patronal Confebask se le ha trasladado al próximo lendakari, Íñigo Urkullu, es que no de un solo paso al frente que pueda interpretarse como una simulación de la deriva catalana. El esquema es muy simple: el País Vasco disfruta de un modelo de financiación privilegiado, que nace del Concierto, y sería una irresponsabilidad ponerlo en peligro haciendo el juego a Cataluña.
Los empresarios vascos observan también con esperanza la foto que reflejan los resultados de las elecciones celebradas el pasado domingo, 21. Consideran que la izquierda abertzale ha tocado techo y que se han visto frustradas las expectativas de Bildu de empatar a votos y escaños con el PNV, incluso en la provincia de Guipúzcoa, el principal feudo de la antigua Batasuna.
Hay nostalgia de la 'etapa Ardanza': el PNV se prepara para una aproximación paulatina a los socialistas vascos
La mayoría de los empresarios vascos, aseguran las mismas fuentes, lo que quieren es estabilidad y para ello ven al PNV bastante permeable a iniciar un proceso de acercamiento a los socialistas que no llegará a buen puerto hasta las elecciones locales de 2015, cuando se proceda a un nuevo reparto político de las tres diputaciones forales. La de Vizcaya está en manos del PNV, la de Guipúzcoa de Bildu y la de Álava del PP. Hasta entonces, los empresarios esperan ver alianzas cruzadas teniendo en cuenta que a cada una de ellas les toca ahora aprobar sus presupuestos.
Entre los empresarios vascos y en algunos sectores del PNV y del PSE hay nostalgia de la etapa Ardanza, ya que desde 1986 a 1998 presidió gobiernos de coalición con el PSOE altamente eficaces en la gestión económica y, en alguna medida, en la lucha antiterrorista. Este lunes, Urkullu comienza la ronda de contactos con los cuatro grupos que pueden afianzar la ‘geometría variable’ con la que pretende operar hasta 2015.