España

La inmigración masiva: el factor que hizo errar al INE en dos millones su estimación de población para 2023

El Instituto Nacional de Estadística publicó en 2016 proyecciones de población hasta 2066, en las que apuntaba que este año vivirían en España unos 46.250.000 millones de personas, cuando la realidad es que hemos rebasado los 48.000.000. ¿Por qué?

La inmigración está siendo, por méritos propios, uno de los aspectos claves en el devenir social de España en este 2023. La masiva llegada de personas de otros países a nuestra nación, bien de manera ilegal o a través de la obtención de la nacionalidad española, está dando un vuelco a la demografía patria. Este 2023 está rompiendo los hitos de inmigración en todos los sentidos.

Esta misma semana, contábamos en Vozpópuli que España tiene un millón de habitantes más que hace dos años y el 92% son extranjeros. Según el Instituto Nacional de Estadística, la población extranjera en España ha crecido un 17% desde 2021 y un 40% desde 2018, lo que se traduce en que, de los 48.345.223 millones de personas registradas por el INE en 2023, 6.400.000 millones son extranjeros.

Claro que estos datos no nos pillan por sorpresa, pues llevamos años con la natalidad en caída libre y la demografía sin rumbo fijo. Comparando el crecimiento extranjero con el de habitantes con nacionalidad española, la subida en 2021 y 2018 fue del 0,1 y un 0,2%, respectivamente en dichos periodos.

La inmigración, factor X para el INE

Estas cifras tiran por tierra las predicciones que el propio INE publicó en 2016. Aquel año, el 20 de octubre, se publicaron las proyecciones de población de 2016 a 2066. El Instituto Nacional de Estadística advirtió que, de mantenerse las tendencias demográficas vigentes en ese momento, la población de España tendría un leve despunte en 2016 para comenzar un descenso ininterrumpido hasta el propio 2066, último año de la horquilla estudiada en la proyección.

La publicación apuntaba que, a lo largo de los siguientes 15 años, España perdería 552.245 habitantes, un 1,2% de la población registrada en aquel 2016. Transcurrido ese periodo, en el año 2031, según el INE, habría en España 45,9 millones de personas. Continuando con la caída, llegaríamos a 2066 con 41,1 millones, una pérdida del 11,6% de población.

Desde el INE se esgrimen dos razones fundamentales para este derrumbe paulatino. El primero, el progresivo aumento de las defunciones; el segundo, y más importante, la disminución de nacimientos, especialmente a partir de 2040, lo que ahonda en la ya establecida crisis de natalidad que atraviesa España.

Estos dos factores llevarían a la población española a un saldo negativo en todos los años de la proyección. Un saldo que no se vería compensado, en palabras del INE, ni con el saldo migratorio, que claramente apuntaba a ser positivo.

Analizando los datos, la estimación del INE situaba que ahora mismo, en pleno 2023, España tendría unos 46.250.000 habitantes. La realidad es que somos 48.345.223, lo que coloca el error de cálculo en más de 2 millones de personas. Un fallo grave, en términos estadísticos, para una proyección poblacional de este calibre.

¿Qué factor no ha tenido en cuenta el INE para acercarse lo máximo posible a los 48 millones de hoy en día? Claramente, y sin ambages, la masiva inmigración que sufre España desde hace muchísimos años, especialmente los llegados de Marruecos, Colombia, Bolivia y Ecuador. La población extranjera ha sido la única capaz de agitar el avispero demográfico de un país que caminaba con paso firme a un envejecimiento sin remedio.

En 2022, 181.581 personas obtuvieron la nacionalidad española, aumentando en un 26,1% las cifras de 2021. Además, supuso el año con más incremento desde 2014, cuando 205.880 personas lo lograron. De los 181.581 registrados, 55.463 eran marroquíes de origen. Esto significó un 30,5% del total.

El aumento de población en España no deja de ser un rara avis en el resto de países europeos. En el año 2000, Italia contaba con 56,94 millones de personas; Polonia, 38,26 millones; España, 40 millones. 23 años después, Italia tiene 58,78 millones; Polonia, 37,69 millones; España, 48,45 millones. España ha tenido un crecimiento del 20% frente al 4% italiano y al decrecimiento polaco.

La forma que tiene España de paliar la baja natalidad y el estancamiento poblacional es asumiendo cantidades ingentes de inmigración. Esos 6.400.000 logran que nuestro país no acelere el proceso de envejecimiento sistemático que vive, azuzado por una crisis salvaje de natalidad que solo va a ir a más. Hace quince años, en 2008, nacían 519.779 bebés en España.

En 2022, 329.892. En 14 años, de haber seguido las cifras de natalidad de entonces, habríamos tenido más de 7,2 millones de nacimientos. La realidad difiere mucho de esa ensoñación, pues solo llegaron en ese período (2008-2022) poco más de 6,3 millones.

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